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El funeral por Enrique Casas, una gran manifestación contra ETA

Los terroristas intentan confundir sobre la autoría del asesinato de Enrique Casas

El intento de los terroristas de sembrar el confusionismo con sus diversas llamadas, atribuyéndose unas veces el asesinato de senador socialista Enrique Casas y desmintiendo después su participación en el mismo, contrasta con las acusaciones de prácticamente todos los partidos políticos vascos a ETA Militar de ser el grupo inspirador del atentado contra el dirigente socialista guipuzcoano, que ha conmocionado las vísperas electorales en Euskadi. La coalición radical Herri Batasuna hablaba ayer de "guerra sucia" al referirse al atentado.

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En un abierto clima de crispación, las fuerzas políticas concurrentes a las elecciones hicieron llamamientos a, la población para que acuda masivamente a votar mañana, domingo, como respuesta a los terroristas. Felipe González, que viajó ayer a San Sebastián para rendir homenaje al senador asesinado, pidió a los vascos que defiendan su libertad, "que no se olviden nunca que la libertad se pierde cuando se empieza a tener", y para ello solicitó una concurrencia masiva a las urnas "para decir no a la violencia y al terrorismo".Eran miles de militantes y simpatizantes del PSOE, UGT y partidos y sindicatos de la izquierda vasca los que habían visitado hasta el mediodía de ayer la capilla ardiente de Enrique Casas, instalada en la Casa del Pueblo de San Sebastián. A primera hora de la mañana, las escaleras y pasillos de la misma que conducen hasta el féretro eran un reguero de rosas rojas aplastadas y marchitas. La noche en vela se evidenciaba en el rostro y los ojos enrojecidos de los compañeros del senador asesinado.

Felipe González había llegado al aeropuerto de Fuenterrabía pasadas las 11.30 horas, acompañado de miembros de la ejecutiva federal del PSOE. En medio de fuertes medidas de seguridad, se dirigió directamente hasta la Casa del Pueblo de San Sebastián. Pese al frío y la lluvia, varios miles de personas se habían congregado en el exterior de la misma para recibirle. El momento fue emocionante. Blandiendo los puños en alto, los asistentes prorrumpieron en gritos de "Felipe, Felipe, Felipe", "Justicia" y "Socialistas, respuesta al terrorismo", al tiempo que arrojaban cientos de rosas al presidente. Tras visitar unos minutos la capilla ardiente y saludar a los familiares de Enrique Casas, el presidente hizo una declaración a los informadores.

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Felipe González, el Gobierno vasco y numerosos dirigentes políticos rindieron homenaje al senador socialista asesinado

Viene de la página primera

Hacia las 12.30 horas era sacado de la Casa del Pueblo el féretro con los restos del senador asesinado, que fue recibido con una lluvia de rosas, aplausos y gritos unánimes de "Viva el socialisino" "ETA, asesina" y "ETA, traidores, matáis trabajadores", que se mezclaron con otros aislados, llenos de rabia, como "Muerte a los asesinos" o "Este país se levanta con trabajo y no matando". En medio de una enorme tensión y de nervios entre los policías nacionales y los escoltas para rescatar de entre la muchedumbre a los dirigentes y meterlos en los coches, se constituyó la comitiva.

Tras un coche fúnebre con las coronas de flores, se situaron los militantes del PSOE y UGT que portaban a hombros el ataúd con los restos de Casas, envuelto con la bandera española, la ikurriña y las de UGT y el PSOE. A continuación marchaban dos coches con los familiares y los vehículos que ocupaban Felipe González, Alfonso Guerra y los demás dirigentes del partido.

Detrás se constituyó lo que puede considerarse una de las más importantes manifestaciones conocidas en San Sebastián en los últimos años, si se tiene en cuenta que eran miles las personas que componían la comitiva y las situadas a lo largo de todo el trayecto, en las aderas de las calles de Mikel Imaz, avenida de Zurriola y Boulevar, en las que se había montado un importante dispositivo policial.

Manchas de rojo en los carteles de HB

Los silencios imponentes ante el paso del féretro se rompían metros después con aplausos. Todos los carteles electorales de Herri Batasuna colocados en las paredes de los edificios situados a lo largo del trayecto aparecian con enormes manchas de pintura roja-sangre, hechas por militantes socialistas armados de palos. Se habían descolgado las pancártas de la coalición abertzale y en las vallas publicitarias de la campaña electoral aparecían pintadas de "racistas", "incendiarios" y "asesinos".

La presencia del féretro en el interior del templo, que estaba abarrotado de público, fue recibida con aplausos. En los alrededores de la basílica, en el campanario de la misma y en los tejados de los edificios colindantes pudieron verse tiradores de elite de la policía.

El acto religioso fue concelabrado por siete sacerdotes. El párroco de la basílica manifestó en su homilía que todas las palabras y las protestas, están dichas y hechas, pero todavía no se ha inventado la palabra para calificar el asesinato de Casas. "Hay demasiada sangre de Caín entre nosotros", afirmó.

La salida del templo, organizada desde el altar por jerarquías e instituciones, impidió que Garaikoetxea y otras autoridades pudie ran acercarse a Felipe González. Fraga, no obstante, apartó a los servicios de orden para dar el pé same a Felipe González. Fuera de la basílica, con los ánimos cada vez más caldeados, miles de manifestantes que no habían podido entrar en el mismo recibieron la salida del ataúd con gritos de "Enrique, hermano, no te olvidamos" "ETA, fascistas, matáis socialistas" y "Queremos la paz, luchamos por la paz".

Felipe González y los dirigentes del PSOE se situaron en la comitiva fúnebre detrás del ataúd y, fuertemente protegidos, recorrieron a pie el trayecto hasta la Diputación de Guipúzcoa, donde iba a insta larse la capilla ardiente de Casas hasta la hora del entierro. Detrás, mezcladas entre los manifestantes, se situaron las representaciones del Gobierno autónomo vasco y del PNV, de Coalición Popular, de Euskadiko Ezkerra y PCE. En la puerta de la diputación provincial, el presidente del Gobierno fue recibido con fuertes aplausos y gritos de "Felipe, Felipe, Felipe".

Abucheos a Garaikoetxea

Otro signo bien distinto tuvo el recibimiento de Carlos Garaikoetxea y los miembros del Gobierno vasco,que llegaron al palacio a través do los soportales laterales. Cuando Garaikoetxea se disponía a alcanzar la puerta arreciaron los gritos de "ETA, asesina", mezclados con algunos abucheos y silbidos. La Ertzaina, que había rendido honores al ataúd, salió de la diputación para rescatar a la comitiva del lendakari del tapón que se había formado en la puerta.

Garaikoetxea llegó al salón don de estaba instalada la capilla ardiente cuando lo abandonaba Felipe González. El saludo entre ambos podría calificarse como protocolario y frío. Duró unos segundos, en los que apenas se dirigieron algunas palabras. Minutos después, González y Guerra abandonaron el palacio provincial, mientras Garaikoetxea pasaba al salón, donde una escuadra de ertzainas velaba el ataúd de Casas, para saludar con un abrazo a Ramón Rubial y a los familiares del senador asesinado. A las cinco de la tarde se realizó el entierro de Casas. Compañeros del senador asesinado, entre ellos Txiki Benegas, llevaron a hombros el ataúd hasta el panteón familiar.

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