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España rechaza el sistema de etapas para las frutas y hortalizas, aunque está dispuesta a aceptar una integración lenta y gradual

Andrés Ortega

Aunque rechaza el sistema de las etapas (o fases) para la integración de la agricultura española en la CEE, los negociadores españoles están dispuestos a aceptar una "transición específica" con "tramos y pasos" diferenciados, es decir, como dijo el secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, Manuel Marín, "una lógica lenta" a la aproximación de las sensibilidades. España, con una "nueva fórmula" contestará en las próximas dos semanas a la declaración sobre el capítulo agrícola que ayer le entregó la CEE. Es una difícil labor de equilibrista entre consideraciones técnicas y políticas.

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La entrega de la declaración agrícola, a pesar de su dureza, es un hito fundamental en las negociaciones de adhesión

El presidente del Gobierno, Felipe González, declaró ayer en Madrid que la posición de España está "bastante alejada" del documento agrícola presentado por la CEE. El presidente manifestó que el documento agrícola no le ha sorprendido y que las negociaciones entre España y la Comunidad van a ser largas y duras. "No vamos a emplear la táctica de aceptar las cosas como las plantean los comunitarios y luego tratar de cambiarlas cuando estemos dentro de la CEU, dijo. Felipe González añadió que España plantea un "equilibrio interno", que debe afectar tanto a las frutas y hortalizas como al aceite de oliva, al vino, a la leche o a la carne. El equilibrio interno "deberá extenderse a la propuesta agrícola y a la propuesta industrial", añadió.En opinión del presidente del Gobierno, la negociación será "muy dura y la emprenderemos con firmeza para que no sea discriminatoria entre los distintos sectores y, por el contrario, sea equilibrada". Felipe González concluyó diciendo que la gradualidad en la integración no debe discriminar unos sectores de otros. "No puede darse un proceso lentísimo en unos casos y rapidísimo en otros".Críticas de Morán

El ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, declaró en Bruselas que "hemos rechazado muy firmemente el texto tal corno está", insistiendo en que son posiciones "recuperables en cuatro meses". Morán rechaza el contenido de la primera fase para la integración del sector hortofrutícola español, que recibiría un trato de país tercero.

En consecuencia, Morán pidió "una progresividad en las medidas de transición, un equilibrio entre sus diversos elementos y una reciprocidad en los esfuerzos a realizar". Pero España acepta la idea de que "algunos de sus sectores agrícolas no están en condiciones de aplicar la PAC (Política Agrícola Comunitaria). El trato de país tercero para las frutas y hortalizas deriva de dos puntos fundamentales: la CEE -léase los -países nórdicos, y no Francia en este caso- no quiere que durante- la primera etapa -de cuatro años- España tenga acceso a los fondos de intervención para la garantía de precios de la CEE, verdadero eje vertebral de la Comunidad.

España propondría un sistema de transición para este sector por "tramos y pasos" con un acceso muy bajo al principio a estos fondos durante unos primeros años (léase primera fase) y, luego, la progresividad sería más rápida en la segunda fase. España quiere vaciar de contenido el texto de la CEE rellenándolo de otro modo. Dentro del trato del país tercero quiere eliminar la mención de precios de referencia de entrada de las frutas y hortalizas españolas en la CEE para reemplazarlo por el de precios de oferta en España.

Y en este difícil equilibrio, los planes españoles contemplan un régimen comercial equilibrado -incluso manteniendo los con troles nacionales- entre España y la CEE. Busca el reconocimiento mutuo de las sensibilidades, reconocimiento no incluido en la declaración comunitaria. "España está dispuesta a aceptar medidas restrictivas sobre la penetración de sus productos en la CEE si recíprocamente se llega a un mecanismo similar para las exportaciones comunitarias a España", señaló Morán. Esto quiere decir que a cambio de no acelerar sus exportaciones hortofrutícolas hacia Ja CEE, España quiere mantener parte de su comercio de Estado y protección para sus sectores continentales poco competitivos (lácteo, cárnico, cerealero y arrocero).

Francia, por razones políticas, necesita una postura clara y visible. De ahí la insistencia en las etapas. La postura de réplica que prepara España, según las líneas esbozadas no es descabellada. Rechazar de plano todo el esquema comunitario llevaría a alargar la negociación.

Finalmente, quedan dos problemas pendientes: el vino y el aceite de oliva. La CEE a instancias francesas ha identificado el problema específico que plantea el control de la producción de vino en España. Y sólo en España. Con ello el tema -después de una larga discusión a solas y sin ayudantes de los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE- pasa a ser un tema de negociación con España y no de reforma del acervo interno de la CEE.

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