Barón Rojo, la llamada del ''jivi'
Por segunda vez consecutiva en pocos días, el Pabellón de Deportes del Real Madrid se llenó de jóvenes al reclamo ceremonial del rock duro. Primero fueron Judas Priest, unos veteranos ingleses; y el viernes y el sábado, otros veteranos, pero en este caso españoles, Barón Rojo, concitaron el entusiasmo de casi 5.000 personas que cantaron, saltaron, gritaron y contribuyeron a la grabación de su próximo doble álbum.El rock duro es un fenómeno de indudable atractivo en nuestro país, el suficiente como para reunir multitudes cuando pocos espectáculos de otros estilos las reúnen. Un fenómeno musical que a partir de una rudimentaria evolución del rock and roll por el camino de la acumulación de simplicidad y volumen intenta transmitir un mensaje de evidente buena voluntad, pero cargado de ambigüedad y una cierta inocencia.
Barón Rojo
Concierto de rock. Pabellón de Deportes del Real Madrid. Madrid, 10 y 11 de febrero.
Dentro de todo ello, Barón Rojo ocupan un lugar destacado, tanto por su veteranía como por su buen hacer profesional, que se destaca en temas sólidamente construidos que suenan como un bloque compacto de sonido -aunque a veces sorprendan algunos solos guitarrísticos de los hermanos Castro, uno y otro los hacen cuya mayor virtud es la espectacular fuerza de pegada, el impacto inmediato sobre un público predispuesto a ello, y cuyo handicap más evidente es la dificultad para seguir unos textos interesantes, ligeramente divertidos en su agresiva seriedad.
La incomunicación, la opresión asfixiante de la ciudad, la naturaleza, la guerra, la dominación son temas que corren por las canciones de Barón Rojo. Temas que llaman a la liberación desde una estructura musical sumamente opresiva en sí misma, cerrada, sin perspectivas de salida. La comunicación con el público se establece desde el alto volumen, los ritmos insistentes y machacones, la imagen de fuerza, la llamada a una hermandad que se plantea como una alternativa de vida.
Barón Rojo son eficaces, su música destaca por encima de otros grupos de rock duro españoles y tiene poco que envidiar a los extranjeros. El concierto fue espectacular, bien medido y realizado, aunque con algunos desafines iniciales y una buena dosis de monotonía que el público no sólo no rechazó sino que recibió de manera entusiasta.
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