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Tribuna:Luto en el Kremlin
Tribuna
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Todas las complicaciones de la diabetes

Tal como se puede deducir, con el consiguiente gran margen de error, a través de noticias fragmentarias y confusas aparecidas en los medios de comunicación, se puede pensar que la historia natural de la probable enfermedad e inmediata causa de muerte de Andropov, un hombre de 69 años, ha sido la siguiente:En primer lugar, tenía una enfermedad de fondo, la diabetes mellitus. Se afirma que es antigua, lo que puede hacer suponer varios años de evolución, 10 o más. En este sentido, puede ser importante valorar el episodio de infarto agudo de miocardio ocurrido a mediados de la década de los cincuenta, cuando el paciente tenía unos 42 años, pues esta manifestación debería indicar la existencia de una cardiopatía isquémica más que probablemente arteriosclerótica. Y es sabido que un accidente de este tipo, a una edad relativamente joven y en un paciente como del que estamos hablando, debe hacernos suponer que el paciente era ya un diabético conocido, o que la diabetes estaba encubierta y se descubrió a través de esa complicación, tan frecuente en esta enfermedad, que es la maeroangiopatía arterioscierótica. Por supuesto, eso es más que probable si el paciente, además, era fumador, hipertenso, obeso, o, desde luego, si tenía una historia familiar de enfermedades metabólicas.

Hay que inclinarse a pensar que Andropov ya era diabético y que el infarto de miocardio indicaba una complicación vascular grave. Lo que es imposible decir es si para entonces estaba tratado o no con insulina o de otra manera. A partir de ahí, un hombre como él, sometido a fuerte estrés, es probable que tuviera dificultades para mantener un tratamiento como el de la diabetes, que exige gran disciplina, y posiblemente por ello desarrolló progresivamente otras complicaciones de la diabetes, como es la pérdida de visión (retinopatía diabética) y un fracaso renal progresivo. La nefritis a la que se alude en 1983 creo sin duda que era ya una nefropatía diabética en grado avanzado de insuficiencia.

El año pasado esta insuficiencia renal debía de ser severísima, lo que motivó la hospitalización, probablemente para plantear un tratamiento de diálisis y quizá también como preparatorio del trasplante renal que al parecer se ha hecho, muy al final y con carácter desesperado. Se debe indicar que si se ha hecho el trasplante es más por la importancia del personaje que por auténtica indicación médica, dada su edad y lo avanzado de la enfermedad. La muerte se pudo producir por complicaciones postrasplante en un paciente que ya estaba tremendamente dañado en la vista, en el corazón y en el riñón.

Otras noticias esporádicas de su enfermedad indicaban que perdía fuerza, o se apreciaban temblores o pérdida de masa muscular, lo cual puede significar que además tuviera una neuromiopatía generalizada; seguramente, en su mayor parte, como consecuencia de la diabetes, pero en los últimos años quizá se hubieran añadido otros factores complicativos, como la retención de productos tóxicos consecutiva a la insuficiencia renal. Por tanto, creo que es la historia de un paciente con diabetes mellitus que ha recorrido absolutamente todas las complicaciones de esta enfermedad, y cuya muerte final ha sido el fracaso cardiaco en el seno de una insuficiencia renal muy grave de etiología diabética.

Manuel Serrano Ríos es catedrático de Medicina Interna, jefe del servicio de Medicina Interna del Centro Ramón y Cajal, de la Seguridad Social, de Madrid, y presidente de la Sociedad Española de Diabetes.

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