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Ambiente de incertidumbre en la URSS sobre el retorno del director de teatro Lyubimov

Vive en Occidente, aunque no ha pedido asilo político

Pilar Bonet

Un ambiente de incertidumbre reina en Moscú sobre el retorno a la Unión Soviética de Yuri Lyubimov, uno de los más famosos directores de teatro de la URSS, que está ahora en Occidente, aunque no ha solicitado asilo político. Pese al escepticismo de algunos medios culturales en la capital soviética, la vuelta de Lyubimov no se ha puesto aún en duda desde el punto de vista oficial, ya que el retrato del director -mirada inquisitiva, aire deportivo- cuelga en el vestíbulo del teatro experimental de La Taganka, uno de los más famosos de Moscú, cuyas entradas están entre las más codiciadas de la URSS.

Con el título de Director jefe, el nombre de Lyubimov, nacido en 1917 y miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1952, figura impreso al pie de los programas y en la fachada del teatro de La Taganka. Si Lyubimov vuelve, los testimonios de su presencia se mantendrán. Si el director decide quedarse en Occidente y pedir asilo político, la foto del vestíbulo será, muy probablemente, descolgada, su nombre desaparecerá de los programas y de la fachada, como si el ciudadano soviético Yuri Petrovich Lyubimov jamás hubiera existido. Así, por lo menos, lo auguran quienes han visto extenderse el silencio sobre otros artistas soviéticos, aireados primero por la propaganda oficial hasta que tuvieron la ocurrencia de abandonar el país. Éste es el caso del bailarín Rudolf Nureyev o del violinista Mtislav Rostropovich.Lyubimov, que viajó a Londres el pasado otoño y se encuentra actualmente en Italia, según fuentes moscovitas, ha criticado a las autoridades culturales de su país y se ha negado a regresar a Moscú hasta que existan condiciones favorables para su trabajo. El director, que en repetidas ocasiones se ha quejado de las dificultades encontradas en su actividad, declaró que sus tres últimos montajes teatrales habían sido prohibidos en la URSS.

La Taganka

En compañía de un grupo de estudiantes, Lyubimov, que ejercía corno profesor de arte dramático, fundó en 1964 el teatro de La Taganka y pasó a dirigir el local. La buena persona de Sezuan, de Brecht, fue la primera obra puesta en escena. Siguieron después representaciones de numerosos autores, desde clásicos rusos a escritores contemporáneos, cuya producción es de difícil acceso en la URSS. Por el escenario de la siempre atiborrada sala del teatro han pasado obras de Dostoievski, Maiakovski, Shakespeare y Pushkin, pasando por autores como Bulgakov y Trifonov, cuya visión crítica de la sociedad soviética, admitida hasta cierto punto, se suministra con cuentagotas al público, en ediciones restringidas incompletas de sus obras.Al margen del tira y afloja entre Lyubimov y las autoridades soviéticas, el teatro de La Taganka pone actualmente en escena la programación elaborada por el director ausente. Entre las obras en cartel este mes de febrero figuran El maestro y Margarita, de Mijail Bulgakov, y La casa del malecón, de Yuri Trifonov. La primera, una parodia de la estancia del diablo en el Moscú soviético, ha sido puesta en escena con gran fantasía, y, aparte de numerosos guiños actuales al espectador, la protagonista aparece desnuda en una escena, lo que no se considera habitual en el teatro soviético actual. La casa del malecón, a su vez, constituye una dura crítica de la época estalinista y del terror creado por las purgas de los años treinta. El montaje teatral de La Taganka presenta a los actores separados del público por una fachada de cristal que actúa a modo de jaula. La programación de febrero incluye también Crimen y castigo, de Dostoievski, obra por la cual Lyubimov ha recibido un premio en Londres.

Conseguir billetes para el teatro de La Taganka -frente al cual se concentra habitualmente un verdadero enjambre de aspirantes a espectadores dispuestos a pagar cualquier precio en la reventa- se considera un verdadero éxito en Moscú. La incertidumbre sobre el futuro de su director parece haber revalorizado todavía más la posibilidad de presenciar el espectáculo.

El caso Lyubimov puede, sin embargo, quedar definitivamente resuelto este mes de febrero, según afirman medios teatrales moscovitas, según los cuales Lyubimov prometió regresar antes del 20 de este mes. Otras fuentes próximas a La Taganka señalan que la ausencia del artista "se está prolongando demasiado", y subrayan la posibilidad de que, en breve plazo, se nombre otro director para la institución. El cambio total en la línea de programación de La Taganka o incluso su cierre son algunas de las hipótesis que se manejan actualmente en medios culturales soviéticos. En cualquier caso, dicen irónicamente algunos aficionados teatrales, conviene fijarse en la fotografía de Lyubimov que cuelga en el vestíbulo de La Taganka. Su presencia o ausencia dará, señalan, la medida de la situación.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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