Cautela de Marín ante las expectativas despertadas por la Presidencia de la CEE

"Me niego a echar las campanas al vuelo. Las negociaciones de adhesión conocerán momentos dificiles y duros", señaló ayer el secretario de Estado para las Relaciones con Europa, Manuel Marín, al término de la primera -bajo presidencia francesa de la Comunidad- sesión de negociación a nivel de suplentes. Para Marín, "efectivamente se ha operado un cambio de voluntad política de concluir las negociaciones en un plazo razonable... pero todo no está resuelto, y hay que escapar al movimiento pendular entre un optimismo desmesurado y un pesimismo exarcebado".

Marín explicó el cambio de París por "el papel de Francia en la CEE y los propios problemas internos del Gobierno francés además del acondicionamiento de nuestras relaciones con Francia en el que poca gente ha creído... estamos asistiendo a una primera fase de una posibilidad". En este contexto, resulta crucial la visita a Madrid, del 29 al 31 de enero, de Roland Dumas, ministro de Asuntos Europeos y pocos días después la reunión conjunta en Francia de diversos ministros franceses y españoles.Las dificultades están a la vuelta. de la esquina. Quedan ilustradas por lo que ocurre con el difícil capítulo de la pesca. Estos días llueven las recriminaciones en Bruselas. Diversos servicios de la Comisión Europea están enfrentados entre sí. La Presidencia francesa ha mostrado su preocupación por el retraso a la Comisión Europea. Pero los de dos apuntan también acusadores contra España por el retraso en la presentación de unas impor tantes estadísticas. Fuentes de la Comisión Europea sospechan además que Francia quiere cerrar el capítulo de pesca bajo su Presidencia y dar la imagen de que se ha hecho algo para la ampliación sin haber resuelto el espinoso tema de la agricultura.

La Comunidad presentó ayer un documento sobre cuestiones sociales. Los diez ofrecen a los trabajadores españoles que ya estén en la CEE en el momento de la firma del tratado de adhesión garantías que su situación no se verá deteriorada si se introducen medidas restrictivas respecto a nacionales de países terceros. En el interregno sin embargo, queda la incógnita.

La CEE por otra parte, salvo la "agraviante" reserva luxemburguesa, ofrece un período de transición de siete años para la libre circulación de trabajadores, cuando España quería un período nulo. Sin embargo, estos son los siete años que se ofrecieron a Grecia y Marín piensa que el cambiar esto "es una tarea prácticamente imposible de superar, por lo que mentalmente hay que prepararse a aceptarlo, aunque se decidirá en los últimos 10 minutos de la negociación".