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El Tribunal Supremo de California 'condena a vivir' a la joven paralítica Elizabeth Bouvia

Los seis jueces del Tribunal Supremo de California han votado unánimemente contra la petición presentada por Elizabeth Bouvia, la joven estadounidense víctima de parálisis cerebral espástica que pretende morir de inanición con la ayuda del personal del hospital de Riverside, donde ingresó hará ya tres meses. Bouvia pide que se revise una sentencia previa que autorizó al hospital a alimentarla forzosamente, si su estado de salud indicaba que así era necesario.

Poco después de esta primera sentencia, el juez autorizó expresamente a los médicos para que colocaran una sonda en el antebrazo de Elizabeth Bouvia, que desde aquel momento no se ha alimentado más que por este medio.La sentencia del Tribunal Supremo de California se limita a denegar la petición de Bouvia, sin añadir ningún comentario. Los abogados de la Unión Americana de Libertades Civiles, que han llevado el caso desde el primer momento, han manifestado que seguirán apelando para cambiar el veredicto.

"Es ridículo", comentó Carol Sobel, uno de los abogados, "porque el juez admite el derecho de Elizabeth Bouvia para terminar su vida, pero le niega la posibilidad de realizarlo. Seguiremos apelando hasta que lleguemos al Tribunal Supremo de la nación".

La dirección del hospital donde está la joven enferma indicó recientemente que, a pesar de que a estas alturas su impagada factura asciende ya a más de 65.000 dólares, el hospital no pensaba darle el alta.

Quejas en la Prensa del personal hospitalario

Varios miembros del personal hospitalario han hecho declaraciones a la Prensa local en las que critican la actitud de la enferma, acusándola de querer publicidad a toda costa y de ejercer actitudes tiránicas contra ellos. La verdad es que la simpatía con que al principio la opinión pública estadounidense acogió la petición de esta joven paralítica ha ido agriándose, a medida que más y más publicidad llovía sobre el caso.Recientemente, una mujer le ofreció a Elizabeth Bouvia su casa y sus cuidados para que pudiera morir tranquila. Sin embargo, ésta rehusó, indicando que no saldría del hospital más que muerta. La enferma ha sido trasladada de su habitación individual a una compartida, en un intento de los médicos para quitar dramatismo a su situación personal.

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