_
_
_
_
Reportaje:Cuba hace balance de 25 años de revolución / y 3

Tierra de son y ron, aunque la vida esté muy difícil

Para R. G. no es causa de insomnio el tema de los detenidos políticos ("la revolución tiene que defenderse") ni el de la ausencia de libertades ("la construcción del socialismo exige sacrificios"). No tiene la menor duda de que la inmensa mayoría de los cubanos está básicamente de acuerdo con el régimen: "Los burgueses se fueron, aquí queda el pueblo campesino y obrero, que antes no tenía qué comer y ahora tiene casa, alimento, escuela y médicos".Los 250 presos históricos que, según Amnistía Internacional, cumplen prisión desde hace más de 15 años son simplemente."enemigos de la revolución". Los antisociales que son detenidos cada semana, en un goteo permanente, son para él malhechores y gentes que no respetan las leyes.

En lo político opina que el único problema serio es la amenaza de Estados Unidos. "Sin ella la revolución podría ser más benevolente con la disidencia". En lo económico acepta que hubo una época de desajustes debidos a la burocratización. "Pero desde que entramos al CAME se planifica mejor, se estudian los costos, se fomenta la productividad y se aplican las leyes de la economía". Su compadre Ramiro, responsable económico (gerente) de una empresa, dice que en los años sesenta el objetivo era producir a cualquier precio, aunque saliera más caro que importarlo de la URSS. "Eso ha cambiado".

Miembros ambos del partido, integrados en las milicias y en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), creen que la militancia política no está reñida con la pachanga. La semana pasada se echaron al cuerpo una ración importante de cerveza y ron para festejar, un día sí y otro también, la liberación de Matanzas, de Santa Clara, de su pueblo, de su mujer, el año nuevo y, finalmente, los 25 años de la revolución.

Sangre caliente

Muchas cosas cambiaron en Cuba con el socialismo, pero el amor a la juerga sigue intacto. Tierra de son y ron, de gentes de sangre caliente, los albergues (hoteles de citas) que rodean la ciudad de La Habana hicieron el año pasado una caja de 12 millones de pesos (unos 2.000 millones de pesetas), cumpliendo con creces los planes trazados.

El problema de la vivienda, real a pesar de que la mitad de las casas del país se hayan construido en los últimos cinco lustros, alimenta este negocio que, naturalmente, pertenece al Estado y que algunos funcionarios de perfil calvinista pensaron cerrar en tiempos ya lejanos. Aparte de los albergues, el inmenso parque Lenin es escenario cada fin de semana de la prodigalidad con que los cubanos practican el amor.

Algunos, críticos, opinan que la aburrida televisión oficial, la doctrinaria oferta de los cines y, en general, el tardío y escaso desarrollo de la industria del ocio han contribuido a alimentar una afición que, por lo demás, debe de estar registrada con especial fuerza en el código genético cubano.

La revolución exige mucho y casi a diario. El 90% de la población pertenece a los CDR, organización original cubana, copiada luego en Nicaragua, que nació el 28 de septiembre de 1960 con la misión harto cumplida de ser "ojos y oídos de la revolución". La pertenencia a los CDR no significa por fuerza entusiasmo revolucionario; es simplemente conveniente.

Los CDR, que en su estrato básico se constituyen a nivel de bloque de viviendas , son la verdadera policía del país. Han desarrollado funciones importantes en las campañas de vacunación masiva, que han extirpado azotes tales como la poliomielitis, la viruela, el paludismo y otras enfermedades infecciosas. También contribuyen a la limpieza de las calles y a la lucha contra la delincuencia común, pero su misión prioritaria sigue siendo la de vigilar qué hace cada vecino. Una vez por semana cada cederista, dotado de silbato y porra, ejerce de sereno. Las mujeres, en el primer tumo; los hombres, en el segundo. Los más adictos recorren la calle y vigilan las entradas y salidas.

El segundo escalón de obligaciones conduce al Ejército. El servicio militar obligatorio es de tres años, para pasar luego a una reserva que se entrena periódicamente. Por último están las milicias, creadas el 26 de octubre de 1959. En julio del pasado año se completó la formación de medio millón de milicianos, y en la actualidad se está entrenando el segundo medio millón. Esto ha llevado al ministro de las Fuerzas Armadas, Raúl Castro, a manifestar que Cuba podría poner en pie de guerra a 1,5 millones de combatientes si se produjera una invasión. Fidel Castro ha fijado en 5,5 millones de hombres el potencial combativo del país. Cada cubano mayor de 15 años conoce perfectamente su misión en caso de guerra. Para los que vivieron la revolución, estos sacrificios constituyen una contribución necesaria. Son las nuevas generaciones (un tercio de la población), que no conocieron la situación anterior, las que se quejan más por la permanente gimnasia ideológica que exige el sistema.

Un músico que hace rock cubano se lamenta de la falta de equipos y echa de menos los discos que escucha cada día en las emisoras norteamericanas. Un pintor joven tiene que reinventar las mezclas, como en el siglo XV. Un aprendiz de escritor, que ya ha leído todo el plomizo realismo socialista, encarga novelas a los amigos.

Los objetivos del comité central

Un escritor importante, nada sospechoso de desafecto, opina que el crítico habitual de televisión es el mejor propagandista de la cinematografía norteamericana. "En sus comentarios lanza furiosas críticas contra películas de Hollywood que luego resultan ser maravillosas, mientras que abre el grifo de los elogios para algunas de las producciones más pesadas que nos llegan de la URSS. Un quinta-columnista no lo haría mejor".

El diario Granma, de obligada lectura, aplicará sin vacilaciones durante el próximo año los objetivos fijados en el último pleno del Comité Central: perfeccionar el estilo leninista, fortalecer la lucha contra las reminiscencias burguesas, profundizar el estudio del marxismo-leninismo ante la perspectiva de que en 1984 van a agudizarse las campañas anticomunistas y anticubanas de Wahington, elevar la preparación política de la clase obrera y de todo el pueblo, aumentar la información sobre la construcción socialista en Cuba y orientar sobre la actitud que debe adoptarse en cada caso.

En este bosque de consignas, un amigo cubano, que ocupa la fila de los apáticos, ha optado por refugiarse en el mojito (bebida popular a base de ron) de La Bodeguita del Medio, alguna andanza por los albergues y una que otra visita al cabaré Tropicana. Su espectáculo, a mitad de camino entre una revista zarzuelera del mejor estilo y el esplendor de Las Vegas años cincuenta, todo regado con salsa afrocubana, es una bocanada de aire fresco, aunque algo pasado de moda, después de las colas, los apretones de los autobuses, las largas esperas para un taxi, la carne de cerdo a 1.500 pesetas el kilo y la cabeza de ajo a 200, la vigilia noctura de los CDR, las amenazas de guerra, el entrenamiento militar, el bloqueo y el fervor revolucionario siempre a punto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_