La Dirección de Salud Pública, contra la destrucción de dos toneladas de aceite de colza

El Gobierno Civil de Guadalajara ha hecho público un informe de la Dirección General de Salud Pública en el que se afirma que no se puede proceder a la destrucción del aceite de colza almacenado en Guadalajara, Villaverde y Marchena "porque se desconocen aún el o los elementos responsables de la patogeneidad que pudiera contener el aceite sospechoso". Este anuncio sale al paso de una moción recientemente aprobada por el Ayuntamiento de Guadalajara en la que se solicitaba la retirada urgente del aceite tóxico, dado que en los depósitos de Campsa de esta ciudad se encuentran almacenados aproximadamente 2.700.000 litros.

En la moción se interrogaba a la delegación territorial de Sanidad sobre la producción de los gases que se podrían desprender de la descomposición del aceite aún sin incinerar. El Ministerio de Sanidad, por su parte, asegura que no es posible destruir el aceite almacenado porque las garantías y cautelas sanitarias que se precisan son "extremadamente restrictivas y caras, ya que es de composición desconocida y se necesita la total identificación de los componentes en los gases y cenizas".En segundo lugar se afirma que si en un futuro próximo llega a ser posible conocer algo más del o los elementos tóxicos, el tratamiento sería más fácil, al ir dirigido a un compuesto concreto y de propiedades conocidas, y tanto más seguro cuanto más conocimiento se tuviera de la naturaleza de dichos elementos. El informe recoge también la posibilidad de que "según las características del aceite, no fuera necesaria su destrucción y sí su utilización controlada con otros fines, presumiblemente industriales".

Un complicado proceso

La Dirección General de Salud Pública califica de "muy laborioso" el posible proceso de destrucción operado con plenas garantías sanitarias, puesto que previamente será necesaria la realización de las pruebas analítícas para la valoración toxicológica de los gases desprendidos en la combustión de los aceites sospechosos.Se asegura, por otro lado, que las partidas aptas para la incineración deberán satisfacer dos condiciones básicas: la primera de ellas que mediante análisis se logre identificar todos los subproductos de la combustión, y la segunda, que, valorados toxicológicamente, representen un grado de riesgo aceptable para su difusión en la atmósfera en fase gaseosa o su depósito en forma de cenizas en un espacio sanitariamente controlado. Esta dirección general admite que no hay garantía de que todas las partidas vayan a cumplir estos requisitos.

En el informe se expone con detalle el protocolo que se considera necesario para efectuar la valoración toxicológica, que habrá de comenzar por la toma de muestras y la realización de combustiones experimentales.

El volumen mínimo de cada muestra de tipo de aceite para estos ensayos se estima en 50 litros, y la serie de determinaciones necesarias para obtener el valor estadístico más probable en cada ensayo será como mínimo de tres. Las muestras se someterán a análisis físico-químicos que valorarán la adecuación del aceite para arder en base a su peso específico, viscosidad, poder calorífico, etcétera.

Finalmente, se afirma que es necesario conocer previamente la instalación elegida para llevar a cabo el proceso de destrucción del aceite, a fin de ajustar las condiciones de los ensayos lo más aproximadamente posible y definir cuestiones de detalle.