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Volver a la distensión

Es probable que cuando el presidente González declaró en dos ocasiones su comprensión y apoyo a la decisión de la OTAN de instalar los misiles defensivos Pershing 2 -que, aunque no pueden alcanzar los objetivos estratégicos de la URSS, sí impiden por completo una invasión convencional o un ataque nuclear localizado del Pacto de Varsovia- tuviera en mente el efecto primero que ya han producido desde el primer día de su instalación: desplazar el centro de gravedad del conflicto Este-Oeste de Europa a Estados Unidos.Porque con ser importante la inmediata retirada de la URSS de las conversaciones de Ginebra y la instalación de más SS-20 en Checoslovaquia y la RDA, es más significativo el cambio de estrategia militar soviética: desplegar misiles de crucero SSCX-4 en submarinos atómicos cerca de la costa oeste de Estados Unidos. Con ello, el conflicto USA-URSS se desplaza a su teatro de operaciones tradicional: el Pacífico. Esto aumenta evidentemente el riesgo de un conflicto global, pero también obliga a una mayor prudencia a Reagan y Andropov, porque las consecuencias recaerían directamente, y en primer lugar, sobre sus dos países. Para quienes desconfían sistemáticamente de los grandes, esto puede ser una noticia, si no buena, menos mala que la concentración de sus efectivos en Europa.

( ... ) El reequilibrio Este-Oeste puede considerarse un hecho y ya no hay motivos -desde el momento en que Andropov no ha reeditado la guerra de los cohetes, instalando misiles en Cuba- para no buscar, ahora sí, con esfuerzo sincero, unas negociaciones sobre limitación de armamentos nucleares.

Los halcones han cumplido su objetivo, pero no hay motivos para alegrarse de ello. De momento, el riesgo de conflicto atómico generalizado ha aumentado, y vamos a asistir a unos meses verdaderamente difíciles, tal vez como no se hayan conocido desde el inicio de la distensión.

26 de noviembre

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