Los milicianos chiitas libaneses amenazan con nuevas acciones suicidas
El bombardeo aéreo francés del jueves contra cuarteles y oficinas de la milicia integrista libanesa Amal Islámica ha suscitado la unánime reprobación de la comunidad musulmana chiita de Líba,no, la más numerosa del país. Todas las organizaciones chiitas han condenado la incursión aérea, en la que perdieron la vida 39 milicianos libaneses e instructores iraníes, mientras otros 150 resultaron heridos. Abu Yahya, jefe militar de Amal (Esperanza), la poderosa pero moderada milicia rival de Amal Islámica, anunció que sus hombres llevarán a cabo su guerra santa, con acciones suicidas.En Francia, el bombardeo ha suscitado una reacción de apoyo general, con varios matices, entre las fuerzas políticas, con exclusión de los comunistas, que han expresado su desaprobación por el hecho. La URSS ha condenado el hecho, en un comentario de Tass fechado en Moscú, mientras el Reino Unido ha lamentado "la escalada de la violencia" en Líbano y el Vaticano ha emitido una velada condena en L'Osservatore Romano.
Amal Islámica, que capitanea Hussein Mussawi, maestro de escuela, de 44 años, ha sido considerada por las autoridades de EE UU, Israel y Francia como el brazo que ejecutó -con conductores suicidas de camiones llenos de explosivos- los atentados que destruyeron acuartelamiento s militares en Líbano de estos tres países.
El entierro, el jueves por la mañana, en Baalbek -localidad atacada por los aviones galos Super Étendard-, de 16 víctimas de la aviación isrelí, que bombardeó los alrededores de la ciudad 24 horas antes de que lo hiciesen los franceses, provocó una impresionante manifestación de duelo. Cientos de religiosos y milicianos coreaban lemas, pidiendo "muerte para América" y "muerte para Israel". , Ayer, durante el funeral por los muertos de la incursión de los 14 Super Étendard, se repitieron en Baalbek escenas similares.
La reacción chiita no se ha hecho esperar. En Beirut, un puesto del contingente francés fue atacado el mismo jueves por la noche, sin que hubiera víctimas, y el portavoz militar galo, teniente coronel Philippe de Longeaux, confirmó que sus 2.000 paracaidistas estaban en estado de máxima alerta.
