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Alarmante deterioro de un importante conjunto arqueológico en Lugo

Los frescos del conjunto arqueológico de Santa Eulalia de Bóveda -que, junto con la muralla romana, es uno de los monumentos de la provincia de Lugo de importancia mundial- se encuentran en un alarmante estado de deterioro, que ha llevado al alcalde, Vicente Quiroga, a ponerlo en conocimiento de la Xunta de Galicia al haber sufrido en los últimos meses daños que se consideran ya irreversibles. La situación se ha agravado de forma notable a raíz de haberse variado el curso de las aguas que confluyen en una piscina en fecha relativamente reciente, aunque la humedad y las filtraciones constituyeron desde siempre graves peligros para su conservación.,Santa Eulalia de Bóveda, situado a 14 kilómetros de Lugo, fue declarado monumento histórico-artístico en 1931, después de que fuese descubierto en 1914 y se iniciasen las excavaciones en 1926. Desde su descubrimiento constituyó un verdadero enigma en cuanto a su origen, funciones, significación y cronología, aunque, todos los especialistas han coincidido en destacar su importancia, asegurando el alemán occidental Helmut Schlunk que "es único en su género". Las distintas interpretaciones que se le han dado van desde un templo pagano con culto a los dioses hasta un edificio romano dedicado a las ninfas, pasando por un edificio romano que fue aprovechado para iglesia priscilianista, donde la secta se ocultaba para sus cultos en la época de persecución.

A raíz del descubrimiento de un conjunto arqueológico similar en Nicea (Turquía), su estructura y pinturas murales avalan la hipótesis de que podría tratarse de un hipogeo y no de un niceo. En este caso, los partidarios de esta teoría defienden también la de que es el enterramiento de Prisciliano.

El monumento de Santa Eulalia cobija uno de los más importantes conjuntos de pintura de toda la parte occidental del imperio romano. En lo que queda de bóveda y en los lados menores de las naves laterales se conservan pinturas sobre estuco en colores rojo, azul, verde y negro, que representan diversas aves, a veces bajo árboles, y escenas siempre marcadas por casetones romboidales formados por cañas, así como jarros de los que salen ramos y flores. Estas pinturas se conservaron a la perfección desde su descubrimiento hasta hace algunos meses. Ahora una de las figuras ha desaparecido ya prácticamente.

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