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Decenas de miles de moscovitas se manifestaron a favor de la paz

Unas cuantas decenas de miles de soviéticos participaron ayer en Moscú en las manifestaciones pacifistas convocadas por diversas organizaciones oficiales. Los manifestantes acudieron, en su mayoría, a bordo de autobuses fletados por sus empresas y sindicatos. Como suele ser costumbre en las dos conmemoraciones principales del año -el aniversario de la revolución y el Primero de Mayo-, la convocatoria se hizo en los centros de trabajo y organizaciones, y no abiertamente a través de los medios de comunicación.En todas las manifestaciones reinaba un orden casi militar, y ni tan siquiera el paso de una de ellas frente al edificio de la Embajada de Estados Unidos en Moscú caldeó el ánimo de los participantes más de lo previsto. En media docena de lugares de Moscú se cerro la jornada con la celebración de mítines. Las pancartas estaban todas primorosamente rotuladas, y algunas de ellas escritas en inglés.

Las consignas atacaban a la política de la Casa Blanca y a la próxima instalación de los misiles atómicos en Europa, y defendían a la vez las iniciativas de desarme presentadas por el Kremlin.

La presencia de la policía y del Ejército era muy fuerte en los lugares cercanos a los puntos en donde tuvieron lugar las concentraciones. Hileras de soldados acordonaban incluso los accesos a algunas estaciones de metro.

A juicio de observadores occidentales en Moscú, este ordenado apoyo popular a las posiciones del Kremlin en materia de desarme formaría parte de las iniciativas propagandísticas de Moscú dirigidas a su propio pueblo, que tendrá que apretarse el cinturón aún más, fatalmente, si la carrera armamentista recibe un nuevo,impulso con la instalación de los euromisiles estadounidenses.

Para algunos observadores no es casualidad que la convocatoria de las manifestaciones de ayer se hiciera el mismo miércoles, cuando se daba a conocer también el duro comunicado en el que el jefe del Estado soviético, Yuri Andropov, rechazaba las iniciativas de desarme presentadas por Reagan ante la Asamblea General de Naciones Unidas.

La Prensa soviética ha venido endureciendo últimamente su tono, subrayando el peligro de guerra nuclear e insistiendo en las amenazas que se ciernen desde el exterior contra la URSS.

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