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Polémica afirmación de Bush sobre la suma en Ginebra de los misiles británicos y franceses

Una cierta sorpresa y una nota de puntualización de la Casa Blanca han causado las manifestaciones del vicepresidente de EE UU, George Bush, quien se ha convertido en el primer alto dirigente norteamericano que admite la posibilidad de que los cohetes británicos y franceses puedan ser tenidos en cuenta para lograr un acuerdo de desarme con la URSS en Ginebra.Bush, según informa France Presse, afirmó ante un grupo de periodistas en Washington que "en un momento u otro, habrá que encontrar una respuesta (al problema) de los cohetes británicos y franceses, si se quiere conseguir el objetivo idealista de una reducción sustancial" de las armas nucleares. EE UU y sus aliados de la OTAN se han negado hasta ahora a la inclusión en las negociaciones de Ginebra de los 162 cohetes que constituyen las fuerzas de choque nacionales de Francia y el Reino Unido. La inclusión de este tema en el foro de Ginebra, abierto desde hace 18 meses, ha sido insistentemente pedido por la URSS.

Saliendo al pasó a las palabras de Bush, el Gobierno americano ha reafirmado su negativa a negociar con Moscú una reducción de las fuerzas nucleares de Francia y el Reino Unido en una nota del Departamento de Estado transmitida a los Gobiernos europeos. Según esta declaración, Bush se refería a las tomas de posición de los Gobiernos de Francia y el Reino Unido, que están dispuestos a incluir sus propias fuerzas en una etapa ulterior de las negociaciones soviético-americanas y una vez obtenida una "reducción significativa" de las fuerzas nucleares de las dos superpotencias.

La declaración americana reafirma que "la paridad entre EE UU y la URSS continuará siendo la única base aceptable de las negociaciones entre los dos países sobre las fuerzas nucleares", y que la posición de EE UU es la de no "fusionar" las negociaciones sobre las fuerzas estratégicas y sobre las armas de alcance medio (euromisiles). Observadores diplomáticos han creído advertir un cambio de posición en las palabras de Bush. En Londres, el Gobierno británico reaccionó a las palabras de Bush con una sorpresa irritada, según los observadores. La primera ministra, Margaret Thatcher, que está en Washington, afirmó que las fuerzas británicas y francesas no debían incluirse en las negociaciones.

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