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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una primera oferta

Es obligado referirse a la amplia trayectoria como intérprete de José Sacristán para admirar su nueva propuesta como guionista y realizador. Si en su primer trabajo de actor ha sufrido de una falta de definición que sólo en los últimos años ha parecido decantarse hacia un cine inteligente (donde también cabe, sin embargo, alguna reciente colaboración con el cine más embustero), en Soldados de plomo, su primer trabajo como director, Sacristán sabe muy bien hacia dónde va y no se ha complicado con pretensiones abusivas, definiciones personales, referencias cómplices o un estilo que exija mayor madurez.Su película es sobria, precisa, humilde, despuntando antes en la dirección de actores, que es materia dominada por Sacristán, que en la creación de climas. Quizá porque la historia que narra, o el guión en el que se desliza, carecen de la base necesaria para permitirle un juego narrativo que seduzca o emocione: Sacristán ha elegido la aventura del personaje que él mismo interpreta, que no es más que la de quien se empeña en encontrar la razón de su origen, de coordinar la dispersión de sus recuerdos de infancia, de vengarse incluso de quienes le han ocultado el porqué de su desazón, de su exilio, probablemente como intento de generalizar sobre la ausencia de historia de tantos de nosotros, pero sin que su proyecto tenga por ello una generalización válida.

Soldados de plomo

Guión y dirección: José Sacristán, sobre un relato de Eduardo Mendoza. Fotografía: Ruiz Anchía. Intérpretes: José Sacristán, Fernando Fernán-Gómez, Amparo Rivelles, Assumpta Serna, Silvia Munt, Fernando Vivanco. Comedia. Española, 1983. Local de estreno: Paz.

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El actor se convierte en director

Soldados de plomo se concreta en los términos de una película psicológica o de suspense, privada, cerrada, en la que esporádicamente brilla la actuación de ese actor excepcional que es Fernando Fernán-Gómez junto a la seguridad del resto de los componentes del reparto: todos son sensibles a sus personajes y los enriquecen con matices propios, encontrándose entre ellos con seguridad, con afecto, aunque los personajes se odien a veces entre sí.

El supuesto contenido de la historia

No quiere ello decir que todas sus reacciones queden explicadas en la película ni que ésta sirva en profundidad al supuesto contenido de la historia. Sacristán, en tanto director, no domina la imagen. Y así, por ejemplo, la casa protagonista, por la que tanto se arriesga el hermano bastardo que la heredó frente a la voluntad del legítimo que quiere comprarla para revenderla, aparece en la pantalla sin fuerza, desprovista de carácter, como simple ilustración.El director de cine José Sacristán ha disfrutado de ideas felices, pero desconexas, no nacidas de un motor creativo uniforme.

Sin duda, la ausencia de planos suficientes para detallar cada aspecto de la historia ha pesado en el montaje definitivo y, por tanto, el obligado respeto a la interpretación de cada rodaje en el conjunto del filme: el propio Sacristán, por ejemplo, rompe las características verbales de su tipo en función del actor o actriz que se le enfrenta.

La película fue estrenada en la semana de cine español celebrada en Buenos Aires el mes pasado. En Argentina, el del actor y director José Sacristán es un nombre mítico, vitoreado por sus trabajos en otras películas: Soldados de plomo, que no responde a las características políticas que los argentinos deseaban encontrar en el cine español, interesó menos que otros filmes.

En el reciente festival internacional de cine de San Sebastián, Soldados de plomo tuvo, en cambio, un éxito más claro, con buena repercusión en la Prensa; obtuvo incluso un premio a la mejor fotografía que le otorgó el jurado de Nuevos Realizadores.

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