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Las concesiones de EE UU sobre el acceso de China a tecnología militar avanzada contrarrestan el contencioso sobre Taiwan

La próxima visita del presidente Ronald Reagan a Pekín, precedida por la del primer ministro chino, Zhao Ziyang, a Washington en enero, y la perspectiva de la venta de armas norteamericanas a China en un futuro inmediato indican taxativamente la espectacular mejora de las relaciones chino-norteamericanas, a pesar del contencioso que ambos países mantienen sobre la cuestión de Taiwan.

El secretario norteamericano de defensa, Caspar Weinberger, anunció ayer en Pekín que el primer ministro chino, Zhao Zing, visitará Washington en enero y que tres meses después, abril, Reagan viajará a China. La Casa Blanca confirmó estos viajes oficiales, cuyas fechas exactas todavía no han sido fijadas. En medios diplomáticos de capital china se considera que este intercambio de visitas, amén de hacer evidente la extraordinaria mejora de la relaciones entre ambas potencias, significa que los chinos creen que Reagan se presentará a la reelección el próximo año y que tiene posibilidades de seguir en la Casa Blanca.El principal factor para estrechar las relaciones ha sido la decisión norteamericana de levantar el embargo sobre la venta a China de equipo de alta tecnología, con aplicación tanto en el campo civil como en el militar.

Weinberger dijo ayer que había alcanzado un acuerdo con los chinos sobre la posible venta de armas, y añadió que estas ventas "madurarán, creo que muy rápidamente, hasta ser verdaderas transferencias de sistemas, si esto es lo que quieren los chinos". Pekín ha manifestado frecuentemente que desea modernizar su anticuado Ejército de Liberación Popular, de 4,2 millones de hombres, aunque a base de su propio esfuerzo y con el mínimo recurso a la importación de armamento. El secretario norteamericano de Defensa manifestó que los chinos se habían dado por enterados de que Estados Unidos no desea que la posible transferencia de tecnología avanzada susceptible de ser empleada militarmente sea reexportada a terceros países. Weinberger se entrevistó ayer con Deng Xiaoping, el hombre que fiscaliza toda la política china y que, sin ninguna función concreta ni cargo relevante, da o quita especificidad a una visita con sólo su presencia. El hombre fuerte de Pekín hizo hincapié, en su encuentro con Weinberger, en el principal obstáculo a las relaciones chino-norteamericanas: la venta de armas a Taiwan.

La agencia de noticias Nueva China informaba en un despacho que Deng había manifestado que existen "cuestiones compartidas por China y Estados Unidos, aunque existen divergencias que necesitan ser aclaradas. Para desarrollar las relaciones bilaterales es importante incrementar los contactos y la comprensión mutua, pero es más importante sortear los obstáculos fundamentales y resolver las cuestiones sustanciales".

Weinberger manifestó a los periodistas que Washington está comprometido en la declaración de Shanghai de 1972, por la que reconoce a Taiwan como parte de China. Interrogado por un informador chino sobre la clase de seguridades que había ofrecido de que Estados Unidos respetaría el acuerdo, Weinberger manifestó: "Tiene la garantía del presidente de Estados Unidos". China considera la venta de armas norteamericanas a Taiwan como una violación del comunicado de Shanghai. El jefe del Pentágono, durante sus cuatro días de estancia en Pekín, también ha hablado con las autoridades chinas sobre el crecimiento del poderío militar soviético.

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