Ironía sobre el histrión
Si el actor Peter O'Toole no hubiera interpretado Mi año favorito, probablemente esta película no se hubiera convertido en un tan extraño como sugestivo homenaje al mundo de los actores y precisamente al que encarna en la vida real Peter O'Toole, es decir, al del histrión que no se conforma con satisfacer su vanidad inmediata, sino que a pesar del egocentrismo, guarda, cuida y muestra una sensibilidad que seduce.Bajo la crónica de un muchacho que debe protegerse de todos un poco, pero especialmente de sí mismo, dada su brutal afición a las borracheras, a la legendaria y recién contratada figura del cine mudo, la película presenta un panorama entrañable del último fragmento de vida y obra de ese viejo y famoso actor, que no duda en mostrar públicamente el pánico que le producen las nuevas técnicas del oficio y muy especialmente las de la televisión.
Mi año favorito
Director. Richard Benjamin. Guión: Norman Steinberg y Dennis Palumbo, sobre una idea de Dennis Palumbo. Intérpretes: Peter O'Toole, Jessica Harper, Joseph Bologna y Mark Linn-Baker. Comedia. Norteamericana, 1982. Locales de estreno: Amaya y Tívoli.
En su época, todo se trucaba, y aquel atractivo de galán que lucía en las pantallas no era contradictorio con su incapacidad real para saberse de memoria un texto o para empuñar un arma con manos hábiles. Ahora, derrotado por su miedo y el inevitable encuentro con el olvido, teme no corresponder a la mitología que le consagró.
Cuando O'Toole está en imagen interpretando histriónicamente, a un, como él, envejecido histrión, Mi año favorito alcanza sus mejores momentos aunque no le secunde con menos inteligencia el joven Linn-Baker, que posee una singular figura para el cine, un rostro nacido de la calle e incapacitado para la interpretación estelar según los caducos moldes de la industria clásica. Acompaña a O'Toole, completando su farsa, contrapunteando lo que pueda haber en la película de crónica, histórica.
Las exageraciones del actor están llenas de ironía; son una caricatura sincera de la que sabe distanciarse a tiempo para formar también parte de la sátira. Un juego, una broma, mitad verdad, mitad mentira, que entretiene y hasta afecta porque fuera del mundo de los actores también son posibles y frecuentes quienes hacen de su apariencia el objetivo de sus vidas.
Aunque irregular, Mi año favorito es un filme divertido, sobre todo en los últimos momentos, cuando las borracheras del protagonista son más aparatosas y el desenlace reserva una cariñosa despedida del mundo que ama y critica.
Babelia
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