2.600 editoriales de 90 países participaron en la Feria del Libro de Moscú
Un total de 2.600 firmas editoriales, procedentes 90 países, participaron en la cuarta Feria Internacional del Libro de Moscú que se clausuró la semana pasada. La participación española fue paupérrima debido a que el primer envío de libros para la exposición se quemó en los almacenes del transportista alemán que debía llevarlos a Moscú.
Como viene sucediendo cada dos años, desde 1977, durante una semana los moscovitas han ido formando grandes colas, por las tardes, frente a los dos pabellones que albergaban la exposición; mientras, por las mañanas, los representantes de las diversas industrias editoriales negociaban entre sí y, sobre todo, con los representantes de la industria editorial soviética.
La feria de Moscú es sólo lugar de exposición y no se permite la venta al público, lo que no repercute en el gran número de asistentes, que durante unas horas trata de tomar contacto con las publicaciones que se realizan en el exterior.
Para evitar hurtos -y como ha sido norma también en anteriores ferias del libro de Moscú-, la policía registraba a los asistentes a la salida del recinto, lo que no impedía que, de todos modos, desapareciera buen número de volúmenes.
Presencia española
El libro español ha estado también presente en esta feria, como lo estuvo ya en sus tres ediciones anteriores. Esta vez, sin embargo, la caseta española recogía una paupérrima exposición de libros, ya que, según sus responsables, los que fueron enviados en un primer momento se quemaron en el incendio producido en los almacenes del transportista alemán que estaba encargado de hacerlos llegar hasta Moscú.La paralización que la industria editorial sufre durante el mes de agosto impidió reponer los volúmenes destruidos y, así, la caseta española en la feria de Moscú presentaba esta vez un aspecto ciertamente desolador.
A pesar de ello -y en lo que respecta a la producción editorial española-, esta edición de la feria ha sido bastante activa. Por Moscú han pasado estos días, entre otros, el director general del Libro, Jaime Salinas; el director del Instituto Nacional del Libro Español, Rafael Martínez Alés; el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, Francisco Pérez González; el presidente del Gremio de Editores de Cataluña, Josep Lluís i Monreal, y la conocida agente literaria Carmen Balcells.
La importancia de la feria del libro de Moscú se debe, sobre todo, a que es en ella donde se negocia mayor parte de los contratos de traducciones y cesiones de derechos con la URSS. Este año, según informó ayer su presidente, Boris Pastujov, se firmaron unos 2.500 contratos.
Frente a la caseta española estaba situada esta vez la que es, en todas las ediciones, la caseta más visitada: la de los editores judíos de Nueva York, que cada tarde reunía en un pintoresco ambiente a grupos de judíos disidentes moscovitas.
Babelia
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