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La URSS no modificará su postura en el debate sobre euromisiles ni renunciara a contabilizar los cohetes británicos y franceses

El Kremlin no está dispuesto a flexibilizar sus posiciones en el debate sobre armas nucleares de alcance medio en Europa, como "compensación política" por el sangriento incidente del jumbo surcoreano, ni tampoco pretende dejar de contabilizar los arsenales franceses y británicos, tema éste que, en definitiva, es el que parece bloquear las conversaciones que Washington y Moscú vienen manteniendo en Ginebra desde hace casi dos años.

FÉLIX BAYÓN, Moscú

B., Moscú

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Por segunda vez en una semana, el viceministro soviético de Asuntos Exteriores, Gueorgui Kornienko, se enfrentaba ayer a los periodistas occidentales. En esta ocasión para recordarles cuál es la posición soviética en el tema del desarme y mostrar que ésta no ha cambiado ni un solo milímetro después de lo que él insistió en llamar "provocación norteamericana", que acabó con las vidas de las 269 personas que viajaban en el avión comercial sureoreano que fue derribado por cazas de la URSS después de violar dos veces, a principio de mes, el espacio aéreo de este país.El viceministro soviético desmintió también las declaraciones realizadas en Madrid por el jefe de la diplomacia germano-occidental, Hans-Dietrich Genscher, quien, después de entrevistarse con su colega Andrei Gromiko la pasada semana, afirmó que el Kremlin estaba preparándose a hacer nuevas concesiones en el debate sobre armas nucleares en Europa.

Genscher llegó a explicar que estas concesiones podrían consistir en dejar de contabilizar los arsenales británico y francés, que los Gobiernos de París y Londres -así como los del resto de la OTAN- consideran armas estratégicas -por apuntar directamente contra la URSS, en respuesta a las armas soviéticas que apuntan a Francia y Reino Unido-, en lugar de armas tácticas, destinadas a su uso dentro de una acción conjunta de la OTAN, que es como la URSS las contempla.

Gueorgui Kornienko subrayó que las declaraciones realizadas al respecto por Genscher obedecían más a sus propios deseos que a la realidad, y dijo terminantemente que Moscú ya pronunció su última palabra por boca de su líder, Yuri Andropov, en la entrevista que éste concedió a Pravda el 27 de agosto pasado: los soviéticos estarían dispuestos a destruir todos sus cohetes nucleares de alcance medio, hasta totalizar el mismo número de cabezas nucleares que poseen Francia y Reino Unido, a cambio de que la OTAN desestime su proyecto de comenzar a desplegar en Europa, a finales de este año, 108 cohetes Pershing 2 y 464 Cruise. Ahora, sentenció, es Washington quien tiene la palabra.

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Ya al final de su encuentro con los periodistas, Kornienko puso el broche final a su intervención concluyendo que se equivocan en Occidente aquellos que opinan que Moscú cederá en este debate sobre armas nucleares en Europa "cuando sólo falten cinco minutos", con el fin de impedir, a última hora, la instalación de los euromisiles.

No habrá indemnizaciones

El viceministro soviético confirmó también que Moscú no está dispuesto a indemnizar de ningún modo a los damnificados por la destrucción del jumbo surcoreano, asunto éste que, según él, fue una simple provocación con la que Washington trataba de complicar las negociaciones de Ginebra.

Junto a Kornienko, en el estrado, se encontraba también el vicejefe del Estado Mayor soviético, mariscal Serguei Ajromeyev, quien hizo algunas precisiones militares y reconoció por vez primera que la URSS tiene cierta ventaja sobre la OTAN en el número de cohetes y bombarderos de alcance medio, que cifró en 938 por parte de la URSS y en 857 del lado occidental. Este balance, a juicio de observadores europeos, sigue distante de la realidad.

El mariscal aclaró también que la destrucción de los cohetes propuesta por Andropov en Pravda del 27 de agosto incluiría también la destrucción de los silos y otras instalaciones que sirvieran para hacerlos funcionar, reclamando de la OTAN la misma contrapartida en el caso de que, al llegarse a un acuerdo, se hubieran iniciado ya los preparativos para el despliegue de los euromisiles. El segundo hombre del Estado Mayor soviético reafirmó que desde marzo de 1982 -cuando Moscú decretó su moratoria unilateral'- la URSS no ha colocado ningún nuevo cohete. Igualmente dijo que en las conversaciones de Ginebra no se utiliza ya la línea de los montes Urales como límite de ámbito de las negociaciones, sino una línea imaginaria a partir de la cual no existe arma nuclear soviética de alcance medio capaz de llegar a la parte occidental del viejo continente.

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