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Urge una reforma del sector lácteo español para evitar graves perjuicios con el ingreso en la CEE

Andreu Missé

El sector lácteo, uno de los que resultará más perjudicado por el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), podría superar su actual situación de desventaja frente a los países europeos si se adoptaran medidas urgentes para mejorar la calidad de la producción, se reformaran las estructuras y se estableciera una adecuada estrategia comercial, según un estudio elaborado por los economista Joan Elias y Joaquim Vergés. El trabajo, que ha sido recogido en un libro editado por la Caja de Pensiones, analiza la problemática de sector en España y particularmente en Cataluña, aportando abundantes datos sobre las dificultades del sector en la comunidad.

En los últimos años se ha registrado un progresivo deterioro de la Política Agrícola Comunitaria (PAC) debido al incesante crecimiento de los costes financieros que ocasionan los crecientes excedentes, que han alcanzado recientemente las 767.000 toneladas de mantequilla y casi un millón de toneladas de leche en polvo. El estudio señala que el sector lácteo es el que más desequilibra el presupuesto del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA), al consumir el 43% de sus recursos. Hay que tener en cuenta que el gasto del FEOGA representa el 80% del presupuesto de las comunidades. Es decir, los gastos del sector lácteo representan el 32,8% del presupuesto comunitario. Durante 1980, la cantidad destinada a financiar el sector lácteo se elevó a 4.930 millones de UCE (Unidades de Cuenta Europea), frente a los 1. 150 millones que se destinaron al sector en 1975.En concreto, el estudio indica que el coste de sostenimiento del mercado lechero representa un 22% del valor de la producción total.

En el caso de la mantequilla, el coste de sostenimiento supera el 28% y en la materia seca, el 63%. Siempre tomando como base de cálculo el precio indicativo de la leche y el de intervención de la mantequilla.

Aumento de la productividad

La principal razón del incesante crecimiento de este gasto hay que buscarla en el paralelo crecimiento de la producción, que ha originado un constante incremento de los excedentes lácteos al no registrarse un paralelo aumento del consumo dentro de la comunidad. Paradójicamente, el crecimiento de la producción lechera europea no es imputable al del número de reses sino a una progresión constante del rendimiento lechero por cabeza de ganado. La vaca europea produce actualmente, por término medio, 4.000 kilos de leche cada año, mientras que el año 1970 producía 3.400, el año 1960, 3.000 y 2.400 litros en 1950. En menos de 20 años, pues, las vacas europeas han doblado prácticamente la producción.

Este incremento del rendimiento se ha producido mejorando la selección del ganado y consiguiendo una mayor eficacia sobre las enfermedades, y sobre todo con la utilización masiva para el ganado de alimentos concentrados, a menudo importados de América, que permiten producir leche independientemente de las cantidades de forraje disponibles en un momento dado.

Tal como señala el estudio, "la operación es perfectamente rentable: un kilogramo de alimentos compuestos tiene un coste generalmente inferior que un litro de leche, mientras que permite producir al menos dos".

Pero además las perspectivas de futuro no dejan de inquietar a los responsables del PAC al observarse que el crecimiento de la productividad se mantiene en un ritmo sostenido. Así, un rendimiento de 5.000 kilogramos por vaca y año no parece nada utópico y podría ser la media de la comunidad en el plazo de siete u ocho años. En el caso de que esto se produjese se alcanzaría un excedente insoportable de 45 millones de toneladas de leche.

El sector lechero español se encuentra en un estadio de inferior desarrollo, como lo evidencia el nivel de rendimientos de 2.900 litros por vaca y año que se corresponden a la productividad media de la comunidad de finales de la década de los cincuenta. La producción se concentra en el norte de la Península, especialmente en toda la cornisa cantábrica, que proporciona el 50% de la producción española, que en 1979 se elevó a 5.661 millones de litros, lo que representa un 5,5% de la producción comunitaria.

La producción en Cataluña representa un 7,5%, del total español, aunque registra un mayor ritmo de crecimiento, que se aproxima al 3,5% anual. En base a estos datos se señala que los rendimientos medios en Cataluña son superiores a los del resto de España, alcanzando los 3.500 litros por vaca y año.

Otro factor diferenciador del sector lechero catalán respecto al total de España es el destino de la leche producida. Así, mientras en 1978 el 85%, de la producción catalana se entregaba a las centrales lecheras, en el resto de España el porcentaje equivalente era del 64%, aunque manifiesta una fuerte tendencia a incrementarse. La cifra catalana se aproxima mucho a la de la CEE, que es del 90%.

Encarecimiento de las importaciones

Sin embargo, la producción catalana cubre tan sólo el 48% del consumo de productos lácteos. Este hecho deja a Francia, cuyos excedentes representan el 32% de los excedentes comunitarios, en una inmejorable posición para penetrar en el mercado español por Cataluña. En efecto, los gastos de transporte que supondría la traída de leche fresca desde Aquitania o del Midi-Pyrinèes a Barcelona son inferiores a los que ocasiona el suministro de la capital catalana con la producción de Santander o Asturias, que se encuentran más alejadas que las citadas regiones francesas.

Es importante destacar el panorama futuro que apunta el estudio: "Mientras que para el consumo humano la producción española ha ido consiguiendo un importante grado de auto abastecimiento (93% en 1978; 90% entre 1970 y 1975), hasta el punto que actualmente se teme puedan producirse excedentes, por lo que respecta al consumo animal el nivel de autoabastecimiento tiene una clara tendencia a disminuir (49% en 1978; 60% entre 1970 y 1975)". Para corregir este déficit se importan grandes cantidades de leche descremada en polvo (desnaturalizada) del Mercado Común a precios muy bajos, ya que estas importaciones reciben las altas restituciones que otorga la Comunidad. En este sentido, los autores del trabajo subrayan que "cuando nos integremos en la CEE, el precio de estos productos aumentará, pues las subvenciones que otorga la comunidad al consumo animal de leche en polvo son inferiores a las restituciones citadas anteriormente".

Como medidas urgentes a adoptar para paliar los efectos negativos de la integración se señala la necesidad de adecuar la normativa legal española a la europea. Se trata de eliminar la continua contradicción que se produce entre la reglamentación española y lo que dice l´acquis comunitario. Como botón de muestra se cita el reglamento español de centrales lecheras de 1966, que no está de acuerdo con la normativa comunitaria por lo que respecta a la concesión del monopolio de venta de leche pasteurizada y parcialmente deshidratada a las centrales lecheras.

Otras sugerencias importantes son las referentes a la equiparación de las normas de calidad. En concreto, las referentes a la composición de la leche, con el objeto de eliminar las actuales diferencias, como las que señalan el contenido mínimo de grasa en la leche líquida, que en España es del 3,2%,frente al 3,5% de la CEE. Esta equiparación podría traducirse a corto plazo en un incremento de los precios, lo que agravaría las diferencias ya existentes. Los precios de los productos lácteos españoles se sitúan entre un 10% y un 20% por encima de los comunitarios. En este aspecto, la integración en la comunidad implicaría la práctica congelación de los precios españoles durante varios años.

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