_
_
_
_
Entrevista:RELIGIÓN

El nuevo obispo de Vic, Josep Maria Guix, considera la ley de Educación como un golpe bajo para los padres

La despedida que el pasado domingo tributaron todos los sacerdotes del Obispado de Vic al dimitido titular de la sede episcopal, doctor Ramón Masnou Boixeda, inició el proceso de transferencia de poderes en una diócesis que tiene una historia de catorce siglos. La toma de posesión el próximo domingo de monseñor Josep Maria Guix, hasta ahora obispo auxiliar de Barcelona, culminará el cambio. Monseñor Guix explica su visión de los problemas actuales de la Iglesia catalana y española desde la casa de espiritualidad de El Brull, donde está descansando estos días.

A las cinco y media de la tarde del próximo domingo, el alcalde de Vic, Ramón Muntañà, dará la bienvenida al nuevo obispo, en nombre de la ciudad, en la mismas puertas de la catedral, a la que entrará inmediatamente monseñor Guix para tomar posesión oficial de la sede episcopal. Al acto protocolario seguirá una celebración litúrgica presidida por monseñor Guix y concelebrada por todos los obispos y abades de la provincia eclesiástica de La Tarraconense, por la curia diocesana y por aquellos sacerdotes de la diócesis que asistan al acto.Josep Maria Guix sucederá en esta ceremonia a monseñor Ramón Masnou, nacido el 3 de septiembre de 1907 en Santa Eugenia de Berga, pueblecito cercano a Vic, que ha estado al frente del Obispado desde hace 31 años. En los primeros de su ministerio, Masnou fue de los primeros y pocos que en Cataluña hacían sentir su voz reclamando el uso del catalán en la enseñanza religiosa y en las celebraciones litúrgicas.

Monseñor Guix ha expuesto a EL PAIS su criterio sobre algunos temas de interés general y otros relacionados con la nueva misión que le ha sido encargada.

Pregunta. ¿Cómo definiría la situación actual de la iglesia catalana?

Respuesta. Me resulta imposible sintentizar en pocas palabras lo que usted me pregunta. Sin embargo, me parece que la iglesia de Cataluña en líneas generales vive actualmente una vida que, aunque muy problemática, no es muy distinta de la del resto de España y varias diócesis extranjeras.

P. Usted ha sido hasta ahora obispo auxiliar de Barcelona, eso quiere decir que compartía con el cardenal Junbany la sede episcopal. ¿Qué va a cambiar en su nueva dignidad?

R. Desde el punto de vista funcional, la diferencia entre ser obispo de una sede o ser obispo auxiliar radica en el grado de responsabilidad. El obispo auxiliar no tiene la última responsabilidad de la diócesis y tiene que ajustar su forma de proceder a las líneas y criterios generales del obispo residencial al que auxilie.

P. La Conferencia Episcopal Española ya se ha pronunciado respecto a la ley orgánica de Educación (LODE). ¿Qué opina usted de esta ley? ¿Comparte el criterio de que tiene aspectos negativos para el sistema educativo?

R. Lo que yo pienso de la LODE es lo mismo que ha manifestado la Conferencia Episcopal Española y lo mismo que ha hecho público el Episcopado de Cataluña en el comunicado conjunto que se dio a la prensa después de nuestra última reunión celebrada precisamente aquí, en El Brull, el pasado mes de julio. Estoy convencido de que la LODE es un golpe bajo a los padres y a la enseñanza no estatal

P. Últimamente se ha hablado de un ligero aumento de las vocaciones sacerdotales. ¿Puede hablarse de un retorno de grandes cursos y grandes promociones de sacerdortes?

R. Es cierto que ha ascendido ligeramente el número de vocaciones al sacerdocio. Incluso algunas -muy pocas- diócesis españolas tienen el número suficiente de seminaristas para cubrir sus necesidades pastorales a corto y a medio plazo. Pero estamos muy lejos de los grandes cursos y grandes promociones. Dudo que los hombres de mi edad volvamos a ver este fenómeno en las diócesis de Cataluña.

P. En su currículo consta una dedicación y un interés especial en cuestiones de orden social. ¿En qué actuaciones va a reflejarse esta preocupación suya?

R. Mi dedicación al campo social ha sido más en el plano teórico que en el práctico; quiero decir qué me he dedicado más a la docencia a la investigación y a la publicación de artículos que no a dirigir movimientos o a llevar a cabo iniciatinas prácticas en el campo social. Es posible y lógico qué esta formación y dedicación aflore de vez en cuando en mis escritos, homilías, conferencias, etcétera.

P. La diócesis de Vic se ha caracterizado tradicionalmente por una fuerte catalanidad. Catalanidad que en algunos momentos ha sido muy significativa, y notoriamente progresista. ¿Cuál es su posición al respecto?

R. Quiero servir a Cataluña sirviendo a la Iglesia. Me gustaría hacerlo con la misma generosidad y acierto con que lo han hecho varios de mis antecesores. Pero, al mismo tiempo, mi deseo es mantener los horizontes abiertos al resto de España, a Europa, al mundo entero. Mis largos años de estancia fuera. de Cataluña y mis viajes a otros países y continentes me empujan al diálogo, a la comprensión, a la negociación paciente para alcanzar objetivos. En principio, soy enemigo de las crispaciones, de los ataques, de la lucha cuerpo a cuerpo...

P. La Iglesia de Vic tiene una notable actividad cultural, cuya incidencia es importante. Sin embargo, algunos sectores la consideran poco abierta a las corrientes más innovadoras de nuestro tiempo. ¿Va a introducir usted algún cambio?

R. El cambio es bueno cuando implica una mejora. Ni la antigüedad ni la novedad son criterios suficientes para juzgar la bondad o maldad de una cosa. Antes de proceder a innovaciones me es preciso conocer mejor la realidad de la diócesis. Evidentemente, en su momento -y espero que será pronto- habrá cambios en los órganos del gobierno diocesano. Los mismos afectados me han pedido que les releve del cargo que ostentan con una honestidad y un sentido eclesial emocionantes y dignos del mejor aplauso.

P. ¿Es usted partidario de una colaboración estrecha con las autoridades y las instituciones civiles, incluso compartiendo algunos órganos de decisión, o aboga por el contrario por una separación de funciones en todos los niveles?

R. En este punto el Concilio Vaticano II ha trazado la pauta a seguir. La comunidad política y la iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diversos títulos, están. al servicio de la vocación personal y social del hombre. Este servicio lo realizarán con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas, habida cuenta del lugar y tiempo.

P. En cuestiones menos espirituales, como la catalanidad, la identidad nacional y, en general, en todo aquello relacionado con Cataluña, ¿cuáles son las relaciones de los miembros de la Conferencia Episcopal Española con los representantes catalanes?

R. Las relaciones entre los miembros de la Conferencia Episcopal Española y los obispos catalanes son excelentes. Lo mismo hay que decir, a nivel institucional, entre la Conferencia Episcopal Española y lo que llamamos Conferencia Episcopal de Cataluña, la cual forma y se siente parte integrante de aquella. Esto no impide que, en ciertas ocasiones o en determinados temas, surja la tensión y la dialéctica entre los puntos de vista e intereses de los obispos de La Tarraconense y. los de algunos organismos y comisiones episcopales de la española.

P. En el momento de tomar posesión de la sede episcopal de Vic, ¿cómo definiría usted esa comunidad: en sus dos vertientes, la de los creyentes y la de la sociedad en general que la compone?

R. Es una comunidad muy interesante. En el aspecto eclesial la diócesis de Vic tiene solera. Su larga historia (es diócesis desde principios del siglo VI), los numerosos actos de. los que ha sido cuna, los grandes obispos que han ocupado su sede, las figuras -especialmente eclesiásticas- que en el campo cultural han dado a conocer el nombre de Vic en todo el mundo... Desde otra perspectiva, las comarcas, ciudades y pueblos forman un todo bastante armónico y equilibrado. El total de kilómetros cuadrados y el número de habitantes, la proporción campo-ciudad, así como agricultura-industria, el comercio, el índice de inmigración, el nivel cultural, la renta percapita, etcétera, son muy aceptables. Evidentemetne, también tiene aspectos negativos como su contextura alargada, que mantiene alejados a los arciprestasgos de Igualada y Calaf de la capital de la diócesis.

P. ¿Cómo va a ser su vida en Vic? ¿Es cierto que prefiere no residir en el palacio?

R. Así es. Viviré en un piso o apartamento que hay en el seminario y compartiré, de manera habitual el almuerzo y la cena con los sacerdotes que residen en aquel centro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_