_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Problema crucial del otoño

CUANDO EN las diversas capitales europeas se reanuda la vida política, el tema de los euromisiles vuelve a colocarse en el centro de las preocupaciones y de los debates. El próximo 6 de septiembre se reanudan en Ginebra las negociaciones sobre esa cuestión entre las delegaciones de EE UU y de la URSS. Pero los plazos son ya muy cortos. ¿Seguirá simplemente la confrontación de posiciones incompatibles e intocables? ¿O es posible un desbloqueo antes de que, a finales del año, se dispare una nueva espiral en la acumulación de armamentos nucleares en nuestro continente?Tal como están las cosas, la respuesta tiene que ser pesimista. Pero conviene repasar algunos hechos recientes que quizá, pueden introducir factores nuevos: están las declaraciones de Andropov al periódico Pravda del 27 de agosto en las que, por primera vez de forma pública y al más alto nivel, la URSS propone suprimir, y no simplemente retirar, un número determinado de misiles SS-20. Andropov especifica incluso en esas declaraciones que suprimir significa desmontar y destruir. Serían, pues, destruidos los SS-20 que superen al número de cohetes de que hoy disponen Inglaterra y Francia, es decir, 162. Si tenemos en cuenta que, según fuentes occidentales (los soviéticos no han dado información al respecto), la URSS dispone hoy de unos 250 SS-20 al oeste de los Urales, la destrucción afectaría a unos 90 misiles.

No parece lógico considerar esta propuesta como una más de las muchas maniobras, sobre todo propagandísticas, que la URSS ha realizado para evitar la instalación de los euromisiles prevista por la OTAN para diciembre del presente año. Algo nuevo se ha manifestado en la actitud soviética, cuyas posibles consecuencias hace falta medir; la destrucción de 90 SS-20, cada uno de ellos con tres cabezas nucleares, no sería pequeña cosa. Si de verdad, se llevase a cabo, con los controles y garantías necesarios, sería un paso en un sentido positivo, en el de la disminución de las armas nucleares existentes en Europa.

A la vez, Andropov insiste en una concepción del equilibrio nuclear en Europa que ha sido rechazada, reiteradamente, por los EE UU y por la OTAN en su conjunto: tal equilibrio se establecería entre los 162 misiles ingleses y franceses y los 162 SS-20 soviéticos que quedarían después de la destrucción propuesta. Las objeciones occidentales son de diversa índole: los misiles ingleses y franceses, están colocados, en su gran mayoría, en submarinos y no en tierra, y con una gran movilidad, como los SS-20. Está, sobre todo, el argumento de Francia, que no forma parte de la organización militar de la OTAN, y que no acepta que sus misiles, sometidos exclusivamente: al mando francés, puedan ser computados en una negociación en la que ella no participa. Reaparece de nuevo un error inicial, que ha creado ya serios obstáculos: una negociación sobre euromisiles exclusivamente soviético-norteamericana, de la que los europeos quedan ausentes.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Al acercairse el plazo fijado en la resolución de la OTAN de diciembre de 1979, salen a la luz contradicciones entre algunos de sus miembros; y es que, como acaba de escribir Willy Brandt en un artículo publicado en el Washington Post, la situación política en Europa es hoy muy distinta de lo que era entonces. Los gobiernos de la señora Thatcher y del canciller Kohl mantienen una actitud rígida y han rechazado las propuestas de Andropov. La actitud adoptada por el nuevo presidente del Gobierno italiano, Craxi, ha sido mucho más matizada; Italia es el tercer país, con Inglaterra y la RFA, en el que está previsto iniciar la colocación de los cruceros. Al lado de las fuerzas pacifistas que se disponen a organizar manifestaciones en diversos países contra la instalación de los euromisiles, otros sectores políticos, incluso gubernamentales, preconizan un aplazamiento que evite el automatismo de la aplicación de la decisión de la OTAN el próximo diciembre. El Gobierno griego ha propuesto a los miembros de la CEE un aplazamiento de seis meses. En el país más directamente afectado, la RFA, el cambio en la actitud de la opinión pública es muy sensible: un reciente sondeo indica que de cada cuatro alemanes, tres son hoy contrarios a la instalación de los euromisiles en su territorio. La socialdemocracia alemana se ha pronunciado por el aplazamiento; y si no se llega a una solución, participaría, junto con los sindicatos, en las manifestaciones pacifistas. Es, pues, probable que el tema del aplazamiento sea considerado muy en serio en las conversaciones diplomáticas anunciadas en las próximas semanas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_