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Bélgica y Suiza suspenden indefinidamente el vértido de residuos en la fosa próxima a Galicia

Manuel Rivas

Bélgica y Suiza han decidido suspender indefinidamente el vertido de residuos radiactivos en la fosa atlántica, en los mares próximos a la costa gallega. Las operaciones de estos dos países para depositar en el océano varios miles de toneladas más de los llamados bidones de la muerte estaban previstas para primeros de septiembre.

La decisión belga y suiza ha sido adoptada después de debates en los respectivos parlamentos, según comunicación de la Dirección General de Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores español, que fue dada a conocer ayer en Galicia por el gobernador civil de La Coruña, Domingo Ferreiro, que, como miembro de la representación española en el Consejo de Europa, había elevado una proposición a este organismo para que se pusiera fin a los vertidos.Los grupos ecologistas gallegos acogieron la noticia con satisfacción, aunque con cautela "hasta que sean los propios Gobiernos los que se manifiesten oficialmente, porque ya se han dado antes falsas expectativas tendentes a la desmovilización". Con este recelo, la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega) informaba ayer tarde en conferencia, de prensa de que mantendrían las acciones previstas en el caso de que la noticia de la suspensión no se confirmara con los hechos.

Los últimos

Tras el cese de vertidos por Holanda, que busca un depósito en su propio territorio, y del Reino Unido, país donde fue definitiva la decidida oposición de los sindicatos para neutralizar los vertidos que se iban a efectuar el pasado mes de julio, únicamente Bélgica y Suiza mantenían su intención de utilizar la fosa atlántica a pesar del acuerdo mayoritario de la Conferencia Marítima Internacional celebrada en Londres, a principios de este año, llamando a una moratoria, mientras no se realizaran estudios científicos sobre los efectos de los residuos en el medio marino.

"La reacción popular en Galicia contra los vertidos no tiene parangón en la historia reivindicativa del ecologismo",, afirmaba recientemente Remy Parmentier, dirigente de la organización internacional Greenpeace, en gran medida pionera de este movimiento, que desde 1981, aunque los vertidos habían comenzado en la década de los cincuenta, ha sensibilizado a la opinión pública gallega, hasta el punto que todos los grupos políticos y sociales, sin excepción, se han alzado contra lo que se considera un atentado contra la vida marina. Los vertidos que se acumulan en las proximidades de la costa gallega rondan ya las 100.000 toneladas.

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