Saldo irregular en el comienzo, del Festival de La Unión
Ya está el 23º Festival Nacional del Cante de las Minas lanzado. Las dos primeras jornadas arrojan un saldo irregular. La primera estuvo dedicada más bien a la inauguración, con el pregón del alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, tras unas palabras previas del alcalde de La Unión, Andrés Martínez Cánovas. En el aspecto artístico hay que subrayar la actuación de la rondalla de Nuestra Señora de los Dolores, una muestra de trovo con la partici pación de Conejo II y El Palmesano y una muestra de cante a cargo de Pencho Cros, cantaor repetidamente premiado en este festival.La gran noche flamenca, que se celebró el lunes, reunió a 10 antiguos ganadores de la Lámpara Minera, máximo trofeo que otorga este festival desde el otorgado al primer triunfador, Antonio Piñana, hasta algunos de los más recientes. Aunque el público aplaudió generosamente a todos, es lógico que el nivel de cante fuera muy diverso.
Piñana es Piñana, se ha hecho un sitio en los cantos mineros y de Levante y ahí permanece, aunque actualmente, ya con muchos años y un precario estado de salud, raramente actúa en público. Fue recibido con una cerrada ovación e hizo tres de sus cantes habituales: el cante de los Pajaritos, el de Pedro El Morato y mineras, que a mí me sonaron casi idénticos. Yo destacaría también el rajo gitano de Encarnación Fernández, aunque no redondeara una gran noche. Hizo soleá por bulerías, las cantiñas de Rosa la del Colorao y unas levanticas llenas de grandeza, seguramente la mejor versión de estilo autóctono que oímos en la noche. Manolo Romero tiene una voz agradable, muy musical, pero me parece que abusa de sus facultades cantándolo todo a puro grito, sin rebuscar los tonos cálidos, defecto en el que cayeron buen número de los actuantes, olvidándose quizá de aquello que dijera Caracol de que el flamenco no es para sordos. Salió al final Enrique Orozco, 73 años y una pequeña voz laína, y barrió con todos, porque hizo los cantes bien hechos, construyéndolos por derecho y diciéndolos como se deben decir.
Los demás actuantes fueron Antonio de Canillas, El Peti, Miguel Caparrós, El Camionero, El Macareno, Barquerito de Fuengirola. Las guitarras de acompañamiento, que tocaban Antonio Piñana hijo, Antonio Fernández y Rosendo Fernández, irregulares. En fin, yo diría, por lo oído en esta noche de antiguos triunfadores, que algunas de esas lámparas mineras se quedaron sin luz.
Babelia
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