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Entrevista:

Los hispanos, y no los 'gringos', deben ser quienes resuelvan sus problemas, afirma Robert García

Uno de los miembros del Congreso norteamericano más abiertamente en contra de la política de la Administración Reagan sobre Centroamérica es el demócrata Robert García, representante por el conflictivo South Bronx neoyorquino y jefe del Congressional Hispanic Caucus, que en Washington representa los intereses de los 25 millones de ciudadanos hispanos que viven en Norteamérica. García es partidario de que sean los hispanos, y no los gringos, quienes resuelvan los problemas de los hispanos. De ahí su opinión de que Felipe González puede y debe jugar un importante papel en la solución de la crisis centroamericana. Durante el viaje del presidente del Gobierno español a Washington el pasado mes de junio, García y él se entrevistaron en un par de ocasiones.

La presente conversación se desarrolló en el South Bronx, un barrio conocido por su alto índice de desempleo y crimen y por sus pésimas condiciones de habitabilidad Es allí donde García, un hombre alto, extrovertido y enérgico, de unos 50 años, tiene su despacho y donde transcurre su jornada cuando no está en Washington."Éste no es un distrito preocupado por la política exterior. Aquí la gente tiene ya bastante tratando de comer todos los días. Pero yo, al ser uno de los pocos miembros del Congreso de procedencia hispánica, me siento involucrado en todo lo relativo a la crisis de América Latina".

Robert García habla con franqueza y tiene un marcado acento neoyorquino. No parece severo en absoluto, pero es capaz de serlo, sobre todo al enjuiciar determinadas decisiones presidenciales, como la de enviar la fuerza naval a las costas centroamericanas, maniobra que califica de lamentable por considerar que cualquier amenaza de bloqueo, sea de la especie que fuere, puede resultar desastrosa. "A Reagan hay que reconocerle un mérito. Aunque no estoy de acuerdo en absoluto ni con sus ideas ni con su filosofía, admito que es un político listísimo. Pero la Administración Reagan no tiene la más ligera idea de cómo actuar en Latinoamérica. Es una mentalidad y una cultura que le resultan suma mente extrañas".

'Felipe González puede ser una figura clave'

Pregunta. ¿Cree usted, entonces, que el grupo de Contadora puede ser eficaz?Respuesta. Desde luego. Es la quintaesencia de lo que yo he venido aconsejando desde hace mucho tiempo: hispanos resolviendo problemas hispanos. En este país yo me he esforzado y lucho para que se integren más hispanos en el proceso político. No hay nada más que gringos buscando soluciones a cuestiones intrínsecamente latinas, y no estoy empleando la palabra gringo en un sentido peyorativo. Lo que ocurre es que al no haber un número suficiente de hispanos interesados por esto problemas, son los Smiths y Jones quienes actúan. Y, naturalmente operan con una escala de valores anglosajones que les suelen impedir un conocimiento matizado de la mentalidad que tratan. Por eso creo que Felipe González puede ser una figura clave. Personalmente me encanta, considero que es un tipo formidable y creo que sería un intermediario perfecto.

P. En su opinión, ¿tiene alguna validez la declaración de Ronald Reagan según la cual el actual Gobierno de Nicaragua no desea cimentar una sociedad abierta ni un sistema político pluralista?

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R. Puede ser cierto que estén bastante menos interesados en propiciar el proceso de democratización de lo que dicen a la Prensa internacional, pero yo creo que nosotros los hemos empujado hacía ese callejón sin salida. Después de la caída de Somoza, nuestra respuesta a los sandinistas debiera haber sido positiva y nuestro apoyo más decidido de lo que fue.

P. ¿Qué piensa usted de la designación de Henry Kissinger para presidir la comisión bipartidaria sobre Centroamérica?

R. Lo que Kissinger aporta a la Administración Reagan es el prestigio de una gran estrella, de una figura internacional. Pero su única experiencia con el mundo de habla hispana la adquirió en Chile. Lo que hizo allí fue criminal. Tendrá que vivir y desenvolverse con aquel recuerdo. Temo que Kissinger no es de ningún modo la persona adecuada para la misión, precisamente por, su actuación en Chile, actuación que tenemos muy presente aún, y cuyas consecuencias todavía padecemos. Desde luego no voy a decir que el asunto entero es una estafa; al contrario, les deseo éxito a él y a la comisión, pero a mí, en particular, lo que me gustaría sería que esos pueblos decidieran por sí mismos.

'La declaración de Daniel Ortega merece ser tomada en serio'

P. En el cuarto aniversario de la victoria sandinista, Daniel Ortega hizo una declaración en la que apoyaba las negociaciones para la paz en la región y proponía un Pacto de no agresión entre Nicaragua y Honduras, abogando además por la interrupción del flujo de armas extranjeras a El Salvador.R. No es que yo tenga una gran opinión de Ortega; más bien me parece un hombre astuto que sabe manipular a las masas, Pero su declaración merece ser tomada en serio. Es una de las primeras propuestas positivas que han surgido de Managua desde hace mucho tiempo. No hace falta estar completamente de acuerdo con Ortega para emprender una negociación. Y ¿cuál fue nuestra respuesta? Confirmar las maniobras navales y mantener una posición peligrosamente ambigua sobre la posibilidad de un bloqueo. Para mí está muy claro lo que esto significa: que quienes han sido nombrados como mediadores de nuestra política en Centroamérica no están abiertos al diálogo, que ya tienen sus propias consignas. Thomas Enders, próximo embajador en España, es un ejemplo de lo poco que se aprecia en las altas esferas la flexibilidad en los temas centroamericanos. En cuanto sugirió a la Administración la conveniencia de negociar con la guerrilla salvadoreña fue cesado.

P. A propósito de Enders, ¿cómo cree que se planteará su relación con el Gobierno socialista español?

R. Enders será un embajador muy profesional. Por otra parte, la palabra socialista tiene distintos significados según el país al que califica. Si yo viviera en España seguramente sería socialista. En realidad, el socialismo de Felipe González está más cerca del liberalismo de los Kennedy que de lo que aquí se entiende por socialismo, y que inevitablemente remite al cuerpo teórico que subyace a los sistemas comunistas.

Robert García es partidario de la integración de España en la OTAN, organización de la que asegura que es "mucho más que un arsenal de bombas y proyectiles. Yo mismo pertenezco a un subcomité de la OTAN encargado de los derechos humanos, y creo que la gran contribución de España podría estar en ese campo de la organización".

También se muestra a favor del reconocimiento de Israel por parte del Gobierno de Felipe González. Según la información que hace poco facilitó la Prensa, en su última entrevista con el presidente de Gobierno español le hizo entrega de una carta en la que constaba dicha petición. García confirma esta noticia y añade: "Respaldo fuertemente a Israel, como la mayoría de los hispanos que vivimos aquí, especialmente aquellos de nosotros que procedemos de núcleos urbanos importantes. Nos resulta mucho más familiar el trato con el mundo judío que con el árabe".

Al mencionar los estrechos lazos que parecen unir a Israel y África del Sur, García los define como "una deuda de gratitud" por parte del Estado de Israel, que siempre había encontrado en Suráfrica un aliado, incluso en los tiempos difíciles de sus comienzos. No obstante, no oculto mi desacuerdo con la vergonzosa política de apartheid por la que se rige este Estado. Y, de todos modos, la política actual de Israel es una política de partido, y en muchos aspectos disiento de ella".

'Lo fundamental es la salvaguarda de los derechos humanos'

P. ¿A qué atribuye usted la proverbial falta de entendimiento que ha existido hasta ahora entre los americanos del Norte y los del Sur?R. Uno de nuestros errores ha sido el haber estado siempre mucho más preocupados por Europa occidental. Esto no nos debe extrañar. La nuestra ha sido históricamente una sociedad caucásica. Indios, mestizos y todos los pueblos que han vivido al sur de nuestras fronteras siempre han sido víctimas de una política que no consideraba los suyos como los problemas más apremiantes. He aquí una de las razones por las que nos enfrentamos hoy a tantas dificultades. Estamos pagando por nuestras equivocaciones. Kennedy empezó bien con su Alianza para el Progreso, y al principio de su mandato Reagan parecía mostrar un interés prometedor: su encuentro con el entonces presidente mexicano durante los primeros días de su Administración constituyó un buen presagio para la cooperación interamericana que no se cumplió. Para mí, lo fundamental es la salvaguarda de los derechos humanos y su defensa a ultranza. Soy culpable de no haberme tomado hasta ahora el tiempo necesario para visitar Centroamérica. Espero poder realizar un viaje dentro de poco. Creo que es imprescindible conocer de cerca y personalmente la realidad de estos países.

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