La política influyó en los premios del Festival de Cine de Moscú

La concesión de los premios del Festival Internacional de Cine de Moscú ha revestido este año un carácter marcadamente político. Si los premios de oro han ido a parar a Amok, de Soukheil Ben Barka -perteneciente a una cinematografía, la marroquí, tercermundista y necesitada de apoyo-, a Alsino y el cóndor, del chileno Miguel Littin, presentada por Nicaragua, y la producción soviética Vassa, de Gleb Panfilov, puede decirse que el jurado, a la hora de otorgar el resto de los galardones ha tenido también en cuenta, casi prioritariamente, el contenido revolucionario de los filmes.Los premios de plata han recaído en El equilibrio, de Bulgaria; Doctor Fausto, del aleman occidental Franz Zaits; Yo sé que tú sabes lo que yo sé, del italiano Alberto Sordi, y el filme checo Pastan los caballos sobre el asfalto. Los galardones a las mejores interpretaciones han ido a parar a la australiana Judy Davis, por El invierno de nuestras esperanzas, y a la norteamericana Jessica Lange, por Frances; en cuanto a interpretación masculina han sido el polaco Wirgiliusz Gryn, por Pastoral heroica, y el japonés Yoshi Kato, por La patria, los galardonados.

A destacar que el premio de la crítica internacional -quizás el más independiente del certamenha recaído en el filme español Demonios en el jardín, de Manuel Gutiérrez Aragón, junto con el ruso Sin testigo, de Nikita Mikhailkov.