El Reino Unido traslada a un depósito militar los residuos que iba a arrojar en la fosa atlántica

Los residuos radiactivos que iban a ser arrojados a la fosa atlántica, a 700 kilómetros de la costa gallega, fueron trasladados, en la noche del martes, a un depósito militar en Bicester, en el condado de Oxford. El boicoteo impuesto por los sindicatos del transporte, el de los ferroviarios, el de oficiales de la Marina Mercante, la Aviación Civil y la Unión Nacional de Marineros, que dieron instrucciones a sus afiliados para que no participasen en la carga y transporte de los bidones, ha impedido que fuesen arrojados al mar por el buque Atlantic Fisher.

Estos desperdicios nucleares permanecerán en Bicester hasta que se encuentre un lugar alternativo para ser eliminados, pero si no se encuentra tal alternativa antes de septiembre de este año, los bidones volverán al Instituto de Investigaciones en Energía Atómica, de Harwell, en el condado de Oxford.El Reino Unido, que es el país que mayor cantidad de toneladas de residuos radiactivos arroja al mar, votó en febrero pasado, en la Convención sobre Vertidos Radiactivos celebrada en Londres, en contra de la resolución española de aplazar por dos años los vertidos, hasta que se estudien sus efectos.

Optimismo entre los ecologistas

La noticia del casi seguro aplazamiento del vertido de residuos nucleares procedentes de Gran Bretaña que el carguero Atlantic Fisher debería haber efectuado el pasado lunes, fue acogida con prudente optimismo por las organizaciones ecologistas gallegas que ayer, precisamente, preparaban la realización de un festivo recibimiento, en Santiago, a los ocupantes del autobús ecológico que protagonizaron acciones de protesta en Londres durante los últimos días. Informa nuestro corresponsal en Santiago de Compostela, Anxel Vence.Modesto Solla, secretario de la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (ADEGA), organización que sufragó los gastos del autobús y desempeñó un papel preponderante en la convocatoria de la jornada de lucha contra los vertidos que se desarrolló en Galicia el pasado día 8, calificó de "positivo" el probable aplazamiento de los vertidos radiactivos hasta septiembre. "Por fin parece que incluso los ingleses, los más favorables en principio a la continuación de los vertidos, responden a la presión internacional", aseguré Solla para quien el papel de los sindicatos británicos ha sido "fundamental". "Sin su ayuda", precisó, "es prácticamente seguro que no hubiera sido posible la interrupción, aunque temporal, de los vertidos".

El dirigente ecologista gallego insistió, sin embargo, en condicionar sus opiniones a la definitiva confirmación de una decisión contraria a los vertidos por parte del Gobierno británico. "Si esta decisión se produjese, solo Bélgica y Suiza seguirían manteniendo este tipo de prácticas. La presión internacional permitiría en este caso el cese definitivo del lanzamiento de residuos nucleares al mar en este mismo año o, en el peor de los casos, durante el próximo".

A su vez los senadores gallegos del Grupo Parlamentario Popular han dirigido al embajador británico en España, Richard Parsons, un escrito en el que exponen su "rotunda oposición a la posible realización de los vertidos radioactivos, ya que ello resultaría gravemente perturbador para la paz y la concordia que debemos fomentar entre los distintos pueblos del mundo".