Puede ser una escabechina
Los toros navarros pudieron hacer ayer una escabechina en el ruedo de Pamplona. El que abrió plaza le atravesó un muslo al banderillero Diego Medina, el tercero cogióPepe Luis Vargas como para convertirlo en dominó, y todos se pasaron la tarde pegando cornada al viento.
Zis, zas, un cuerno aquí, otro allá, esa era su gracia. Y mientras, el público, de merienda. Las cogidas fueron angustiosas. Diego Medina había perdido pie en la brega y cayó junto al estribo. El toro hizo por él y le metió el pitón con tal fuerza, que lo levantó muy por encima de la barrera. Contra las tablas pretendió levantarlo, pero el revuelo de los capotes salvó al torero. Pepe Luis Vargas había intentado dominar la bronquedad del tercero, que era auténticamente inlidiable, y a la hora de matar se le acumularon todos los problemas, pues la fiera se tapaba con aquella infernal cabezota cornalona, que movía con vaivenes de muerte. Rebotado salió Vargas del primer encuentro, y del tercero, volteado de manera impresionante.
Plaza de Pamplona
8 de julio. Segunda corrida de San Fermín.Toros de Julio Aguirre, aparatosos de presencia, peligrosos. Manili. Pinchazo, bajonazo atravesadisimo que asoma, y descabeflo (protestas). Estocada baja atravesada y descabello (palmais). Morenito de Maracay. Dos pinchazos y descabello (silencio). Pinchazo hondo y descabello (vuelta). Pepe Luis Vargas. Dos pinchazos y estocada corta, saliendo volteado (aplausos, que recoge la cuadrilla). Pinchazo y media baja (ovación y salida a los medios). Parte facultativo. El banderillero Diego Medina fue asistido de cornada en tercio mfenor del muslo izquierdo, que diseca paquete vascular y atraviesa tejido subcutáneo. Sufre también fractura de codo. Pronóstico grave.
Iba inconsciente cuando se lo llevaron a la enfermería, en medio de gran consternación. Afortuna damente, el toro no caló. Los médicos reanimaban a Vargas, que sudaba a chorros y sentía náuseas Pero quería salir otra vez. Le inyectaron un calmante. "Yo salgo", repetía con determinación. Cualquiera diría que en chiqueros le esperaba un bombón. Salió. Y pudo saberse que no le esperaba bombón, sino toro, el más grande, el más vasto, el más abominable especimen que haya pisado dehesa.
Toro orgullo de mamá la vaca que presumía por los cercados: "Menudo tengo yo criado a mi Marianín, que le doy lo que me pida: garbanzos, habas, paja, soja, hierba, cuanto haga falta;. y no como otras...". El tal Marianín, menudo pájaro, efectivamente era un galán, de mala ralea, y tiraba cornadas como todos, aunque con más tabernaria disposición que todos.
A Vargas pareció darle lo mismo, y ensayaba trincherazos a cambio de coladas; naturales entre derrotes; pases de pecho aceptando que los pitones le acariciaran la gargante. Un gañafón le descosió la taleguilla. La actuación de este torero, ayer en Pamplona, hay que calificarla de heroica. A ver cuando le condecoran, porque tiene valor, además torea, y no hay quien le quite el mérito de haber acabado con la carrera homicida de Marianín, el orgullo de la vaca.
Coladas peligrosas
Manili libró con valor las peligrosas coladas de su lote. Morenito de Maracay no perdió la cara al suyo y armó un alboroto al banderillear el quinto. Espectaculares y meritorios le salieron un gran par por los terrenos de dentro y otro al quiebro, en el mismísimo plantillo, dejando llegar al toro, que venía a galope desde tablas, con una fuerza tremenda.Cumplieron con el caballo los productos del navarro Julio Aguirre, lo cual no quiere decir que denotaran bravura. Gigantescos como eran, ninguno derribó. Largos corpachones de zaína capa, altos de agujas, desmedidos de cuerna, zancudos y badanudos, serios, complacían al aficionado torista que exige el toro grande.
Pero el ganado bravo, que es selección en pureza, requiere otro remate, finura, guapura incluso, y requiere sobre todo que se pueda torear. Lo de Aguirre ayer no se podía. Lo de Aguirre ayer pudo ocasionar una escabechina.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.