Aumentan, los visitantes durante el fin de semana
La afluencia de visitantes a las fiestas de San Fermín 1983 está siendo más numerosa que en años anteriores, si bien se espera que en las próximas horas, coincidiendo con el fin de semana, Pamplona doble ampliamente su población actual de 180.000 habitantes. A fin de participar activamente en los sanfermines, está prevista la llegada hoy, sábado, a la capital navarra de los ministros de Transportes y Comunicaciones, de Cultura y de la Presidencia, Enrique Barón, Javier Solana y Javier Moscoso, respectivamente. El alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, lo hará el próximo día 13.El buen ambiente, la alegría y el fuerte calor de los últimos días, constituyen -junto con la masiva afluencia de forasteros que quieren participar activamente en estas fiestas, buena parte de los cuales provienen de lugares tan dispares como Australia, Japón, Estados Unidos, La India, Canadá, Suecia, Gran Bretaña o Franciala nota predominante de estos Sanfermines-83, en los que Pamplona, como dice Miguel Javier
Urmeneta en su libro Crónica de los Sanfermines, sale como es, primitiva, un poco ácrata y alegre.
De la singularidad de estas fiestas se dio cuenta el embajador del Japón en España, quien al asistir al acto del disparo del cohete declaró que no conocía unas fiestas así en todo el mundo.
El riesgo
No obstante, no todo es anarquía festiva, ya que los tradicionales espectáculos sanfermineros, como por ejemplo el riau-riau (en el que, por cierto, la corporación municipal se retiró del mismo por primera vez en la historia) o la mismísima procesión de San Fermín, contaron con miles de personas que siguieron el desarrollo de estos actos que, por otra parte, tienen su punto central en el encierro, el plato fuerte de las fiestas.Encierro en el que, como recuerda un bando del alcalde, nadie está obligado a correr y en el que la intervención en él supone un riesgo que los participantes se imponen libremente. Una prueba evidente y cercana de este peligro significó el segundo encierro, con gran peligro durante todo su recorrido.
Al llegar el fin de semana aumentan los temores de qué puede ocurrir en el encierro del domingo, habida cuenta del masivo número de corredores que toman parte en el mismo, algunos de los cuales no se encuentran, precisamente y tras una noche sin dormir, saltando, bailando y bebiendo, en plenas condiciones para participar en él.
Pamplona recuerda todavía el domingo-negro de 1980 en el que murieron dos personas en el encierro.
Babelia
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