Reagan 'comprende' la decisión del Gobierno español de hacer un referéndum sobre la OTAN
ENVIADO ESPECIALEl presidente del Gobierno, Felipe González, llegó ayer a Nueva York para cubrir la última parte de su visita oficial, de cuatro días de duración, a EE UU. A falta de los contactos que hoy tendrá con representantes muy cualificados de la economía norteamericana, se puede afirmar que Felipe González ha logrado su principal objetivo: ganar la confianza de la Administración Reagan en la España democrática, gobernada por los socialistas desde hace siete meses. Una prueba de ello es el visto bueno dado por Reagan a la celebración del referéndum sobre la OTAN.
La Administración norteamericana siempre se había mostrado recelosa hacia, la consulta que los socialistas se han compromellido a efectuar sobre el grado de integración de España en la OTAN, temerosos de que el resultado pudiera ser contrario a la permanencia de nuestro país en la Alianza. Se desconoce qué garantías ha dado el presidente del Gobierno a sus interlocutores norte americ anos para conseguir vencer los recelos existentes.
Hasta el momento, Washington siempre ha considerado insuficiente el grado de cooperación deflensiva derivado de los acuerdos de amistad, defensa y cooperación,por lo que ha pedido con insistencia el ingreso pleno de España en la OTAN. Una de las claves de este entendimiento hispario-nortearnericano en cuanto al referéndum puede estar en las declaraciones que en la madrugada de] miércoles efectuó Felipe González a la Prensa española, de las que se desprende que el Gobierno puede considerar útil para las necesidades deferisivas nacionales cierto grado de integración en la OTAN, y que así se lo proponga al pueblo español en la consulta.
El presidente del Gobierno afirmé que del estudio que se está efectuando sobre las necesidades ofensivas españolas podrían resultar determinadas coincidencias con las necesidades defensivas de países de la Alianza. "Evidentemente", declaró, "el grado de coincidencia es mucho mayor en países como Alemania Occidental, donde puede que el 95% de sus necesidades defensivas se correspondan con las de la Alianza, y eso explica su grado de integración. Nosotros nunca llegaremos a esa coincidencia, y por ello nuestro grado de integración puede ser menor".
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Felipe González ha obtenido la confianza de la Administración norteamericana en la nueva dirección política española
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Al referirse a los distintos grados posibles de integración en la Alianza Atlántica, posiblemente Felipe González está apuntando, y acaso así se lo haya comunicado a Reagan, que la solución del problema es el mantenimiento de la situación actual. Preguntado, al respecto, un miembro de la delegación española manifestó: "Puede ser". Esta comprensión de Reagan hacia el referéndum parece estar estrechamente relacionada con el anuncio efectuado el martes por el presidente González sobre la celebración de la consulta dentro de año y medio o dos años. Según el presidente del Gobierno, es muy probable que el despliegue militar acorde con las necesidades defensivas españolas obligue al desplazamiento de alguna de las bases norteamericanas en España, pero no quiso precisar cuál de ellas.
Felipe González llega, pues, a Nueva York a dialogar con los hombres de Wall Street, el centro mundial de las finanzas, habiendo logrado cubrir con éxito los objetivos políticos de su visita: ganar la confianza de la Administración norteamericana y, como consecuencia, obtener un margen de autonomía que le permita a su Gobierno salir airoso del compromiso contraído con el pueblo español sobre la OTAN.
El proyecto político del Gobierno socialista es lograr "una década de construcción democrática" y otra de "reconstrucción y modernización económica", según palabras de Felipe González a la revista Newsweek. Sin la confianza de Washington no es posible ni lo uno ni lo otro. De ahí la alta significación de las palabras de Reagan en el Rose Garden de la Casa Blanca, al término de la entrevista del martes, al manifestar ante los medios de información norteamericanos el apoyo a Felipe González en es tos términos: "Apreciamos el alto grado de responsabilidad del presidente González al guiar a su país en estos momentos críticos de su historia".
La obsesión centroamericana
No parece que el presidente del Gobierno haya logrado modificar los puntos de vista de Reagan sobre la situación centroamericana, aunque Felipe González cree haber apreciado en el presidente de Estados Unidos la aceptación de la prioridad del diálogo y la negociación sobre cualquier otra alternativa. Sin embargo, encuentra muy preocupante que las autoridades de Washington estén convencidas de que la situación de Nicaragua puede ser ya irreversible en estos momentos.
Si bien en este tema su voz ha sido oída, pero no tenida en cuenta en la Casa Blanca, Felipe González ha conseguido, a través de los medios de comunicación, proyectar a la sociedad americana una imagen de interlocutor cualificado para la búsqueda de una solución al problema de Centroamérica, que preocupa obsesivamente en este país (el martes fallecieron dos periodistas norteamericanos en Honduras). Sólo la visita del Papa a Polonia ha desplazado el interés de los medios de información norteamericanos por el conflicto del sur. Tanto en los contactos con los medios informativos como en sus entrevistas con dirigentes políticos y sociales, el interés por conocer los puntos de vista de Felipe González sobre Centroamérica predomina sobre cualquier otro asunto. Nadie se interesa aquí por cuestiones interiores españolas, ni siquiera por el fenómeno golpista. Sólo la OTAN y Centroaméricá captan la atención.
Una muestra de su influencia en los asuntos latinoamericanos y de la población hispana en Norteamérica la tuvo el presidente del Gobierno en su encuentro en la mañana de ayer con miembros del Kaukus Hispánico, grupo de congresistas de origen hispano, de creciente influencia en la vida norteamericana.
Los miembros de este grupo,que preside el congresista por Nueva York Robert García, no sólo expresaron su acuerdo con las propuestas de Felipe González sobre Latirioamérica -apoyo decidido a la solución defendida por los países del grupo de Contadora- sino que le invitaron a que asumiera el liderazgo de la recupe ración de la identidad hispana en Norteamérica.
Felipe González rechazó esa in vitación de liderazgo "por el pro fundo respeto que tengo a la nación norteamericana", dijo, "pero tendríamos que hacer algo para que en este país se comprendiera mejor la realidad del sur del continente".
El presidente del Gobierno invitó a todos a trabajar en la tarea de conseguir que para el año 1992, quinto centenario del Descubrimiento, todos los hispanoparlantes pudieran celebrar el acontecimiento en paz y libertad.
Robert García, presidente del Kaukus, declaró en nombre del grupo que Felipe González debía asumir ese liderazgo de la corriunidad hispánica, "lo que no debe mol star a nadie, y si molesta, que moleste", afirmó. "El Gobierno de Norteamérica debe saber que hay una comunidad hispánica que necesita libertad y justicia, y Felipe González es un líder joven y dinámico, con capacidad para hacerse oír", añadió.
En esa línea de actuación, Felipe González giró una visita a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) antes de asistir a un almuerzo en el National Press Club, donde, en su primer discurso formal ante una. audiencia abierta, expuso de forma sistematizada todos los temas que han estado permanentemente presentes en sus conversaciones y en sus declaraciones a la Prensa,.
Así, el presidente del Gobierno español habló de la necesidad de mayor cooperación en materia económica por parte americana; del compromiso de España en la defensa de Occidente, con el derecho a decidir soberanamente sobre la modalidad de integrarse en esa defensa; de la vocación europea de miestro país y necesidad de que se impulse la integración en la CEE; de la necesidad de poner fin al colonialismo británico y, finalmente, de la decisión española de impulsar la paz, la democracia y el desarrollo en Latinoamérica tarea en la que es imprescindible contar con una participación decidida de Estados Unidos, cuyo liderazgo en la zona nadie pone en duda.
Posteriormente, Felipe González se entrevistó con medios de los Comités de Exteriores de la Cámara de Representantes y del Senado, antes de viajar a Nueva York, donde fue obsequiado con una cena por el secretario general de las Naciones Unidas, Pérez de Cuéllar.
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