El fiscal pide 45 siglos de prisión para los cinco 'cerebros' del asalto al Banco Central
El lunes, a las 10.30 horas, ante la sala segunda de lo penal de la Audiencia Nacional comparecerán 12 personas acusadas del asalto a Banco Central de Barcelona, perpetrado el 23 de mayo de 1981. El ministerio fiscal califica los hechos como constitutivos de un delito de robo, otro de tenencia de armas y 263 de detención ilegal y solicita para cada uno de los cinco principales acusados -José Juan Martínez Gómez, Tomás Paz Trenado Miguel Millán Gros, Rafael Edo Bertolín y Alberto Ots Jiménez - 45 siglos de cárcel. Para los otros cinco asaltantes -Cristóbal y Jorge Valenzuela, Juan Manuel Quesada Jibaja, Mariano Bolívar Tira do y Francisco Martínez Domínguez- el fiscal pide 39 siglos de prisión. Por último para María Julia Cabrera, acusada de complicidad, se le reclaman siete años de prisión, mientras que para María del Carmen Dedeu Solé, por encubrimiento, se le piden dos años de privación de libertad.Los magistrados de la Audiencia Nacional Diego Martínez Valbuena, José Luis Infante y José Luis Bermúdez de la Fuente, que presidirán las sesiones durante los dos días que durará el juicio oral, tendrán una doble misión: la de sentenciar a los 12 procesados y la de explicar al país, a través de la sentencia, y en los resultandos de hechos probados, la verdadera génesis, el trasfondo y naturaleza del asalto al Banco Central.
A partir de mañana, esta vez en la sala de la Audiencia Nacional, se reanudará el debate suscitado en su día en el Parlamento sobre la intencionalidad política de los asaltantes. Las teorías de determinados estamentos del país, del propio abogado querellante que califica los hechos como constitutivos de un delito de sedición -se enfrentarán a las hipótesis del fiscal y de los abogados defensores José María Cánovas y Javier Nart que aseguran que los acusados son unos delincuentes habituales y que lo único que hicieron fue esgrimir unas excusas políticas para ganar tiempo y alcanzar la huida.
El juicio del asalto al Banco Central de Barcelona girará en torno a esta polémica. Consecuentemente el abogado querellante que defiende la tesis de los objetivos desestabilizadores de los acusados, reclamó en su día el testimonio del ex presidente del Gobierno, Calvo Sotelo, de los ministros Alberto Oliart, Juan José Rosón, del director general de la Guardia Civil, del director general de la Seguridad del Estado, del capitán general de Cataluña y del delegado del Gobierno en Cataluña. El letrado querellante, en un intento de averiguar la verdad histórica y de no dejar ningún cabo suelto, ha reclamado también que testifiquen ante la sala cuantos mitómanos, iluminados e histéricos aparecieron involucrados con el asalto al Banco Central de Barcelona. No olvidó por consiguiente el acusador particular reclamar la presencia del arquitecto Joaquín Valiente Pulido, quien el 20 de julio de 1981, dirigió un escrito a la autoridad asegurando que en el asalto al Banco estaban implicados el ex delegado de Obras Públicas en Cataluña y el arquitecto del edificio asaltado. Ha citado también a los líderes de la extrema derecha histórica de Cataluña, Roberto Ferruz Camacho, Jorge Mota Aras, Alberto Royuela Fernández y Luis Antonio García Rodríguez.
El 'Legionario Rojo'
Se ha olvidado, sin embargo, el abogado representante del Banco Central de citar a Pedro Rojo Cama, el Legionario Rojo, que en las primeras horas del asalto al Banco Central se arrogó un cierto protagonismo, haciendo de intermediario entre los asaltantes y el gobernador civil. El Legionario Rojo llegaría incluso a conectar con importantes cargos del Ministerio del Interior y discutir con ellos hipotéticas soluciones. La pirueta increíble de el Legionario Rojo finalizaría horas más tarde, gracias a la lucidez de algún funcionario que procedió a su localización y se lo llevó a la Jefatura Superior de Policía, donde perplejo preguntaba una y otra vez: "¿Por qué me han detenido?". Inexplicablemente el abogado acusador también se ha olvidado de citar a ese general del Ejército que desde Radio Grariada, y a la luz del incidente, revelaría al país la existencia de una centuria amarilla, dispuesta a llevar al país a donde fuera preciso.
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