El aprendizaje de la lucha
El proyecto del campo de tiro de Cabañeros (Ciudad Real) ha despertado una conciencia unitaria en la deprimida comarca de Los Montes
Cabañeros es, en extensión, el segundo latifundio de Europa. El Ejército ha anunciado la adquisición de 17.000 de sus 24.000 hectáreas, para instalar allí un polígono de tiro, el más grande de todos los europeos, que en un futuro próximo sería utilizado por fuerzas de la OTAN. Esta es la historia de la movilización de la comarca contra el proyecto.
Cabañeros es un horno. El termómetro alcanza los 38 grados y los campesinos que están ocupando la finca se refugian bajo la agobiante y escasa sombra de los árboles. Se trata de una toma simbólica, porque la ocupación verdadera ya, se ha acabado: los ecologistas madrileños que la iniciaron han tenido que regresar a su vida y a sus trabajos, y los vecinos de los pueblos cercanos han de atender sus tierras. Por eso ahora sólo se sube a Cabañeros los fines de semana. La finca pertenece a los Aznar y tiene alrededor de 24.000 hectáreas de extensión: es, en tamaño, el segundo latifundio de Europa. Está enclavado en la deprimida y despoblada comarca de Los Montes, a unos 50 kilómetros de Ciudad Real capital.-Esto son Las Hurdes de Ciudad Real.
Una decena de pueblos rodean la finca y entre todos apenas reúnen 15.000 personas. Son campesinos minifundistas: un pedacito de tierra, una vaca, cuatro cabras. Gente pacífica sin costumbre de lucha, gente quieta que jamás ha protestado.
-Esta es una zona históricamente marginada -dice un representante del Comité de Defensa de El Torno, pueblo limítrofe- Y esta marginación ha creado cierto fatalismo entre los habitantes, una especie de incredulidad en las propias fuerzas, en las posibilidades de lucha. En cierto modo se tiende a aceptar cualquier desastre, lo dan por hecho. Pero yo soy de los convencidos de que esto no está hecho hasta que los facas no estén aquí dando bombazos.
Porque el Ejército piensa adquirir 17.000 hectáreas de la finca para convertirlas en el mayor polígono de tiro de Europa. El pasado mes de marzo se anunció pública mente el desmantelamiento del campo de tiro de Las Bardenas Reales (Navarra) y la construcción de Cabañeros. Y entonces para sorpresa de todos, y quizá incluso de los mismos afectados, la dormida comarca de Los Montes se puso en pie de guerra. "Las primeras en movilizarse fueron las mujeres", cuenta Urbano, el joven cura de Alcoba, que es el pueblo más concienciado del problema por ser también el más cercano al emplazamiento del futuro polígono: "Recuerdo cómo vinieron un día todas a pedirme rotuladores para escribir pancartas de protesta".
Reserva de fauna y flora irremplazable
Pero los verdaderos inicios de la lucha se remontan al mes de febrero de 1982, cuando el senador socialista Rogelio Borrás, entonces oposición, formuló una interpelación parlamentaria ante los rumores del proyecto de Cabañeros.
"Por su extensión y su inalterable equilibrio ecológico", decía la interpelación, "la finca de Cabañeros merece especial atención por parte del Gobierno, en orden a su conservación y su futuro". Y luego enumeraba las riquezas del latifundio: jabalíes, corzos, linces, jinetas, gatos monteses, meloncillos. Y avutardas, sisones, águilas reales e imperiales, búhos reales, buitres negros, cigüeñas blancas y negras. Y millones de alcornoques, encinas, fresnos. En fin, una reserva de flora y fauna irremplazable.
El senador Borrás, embargado de justa indignación, terminaba resaltando el fatal deterioro, que un campo de tiro produciría en un entorno semejante, y pedía al Gobierno que explicase "qué es lo que va a hacer y si va a permitir que una reserva natural de las características señaladas se pierda".
-Uy, y no sólo eso -añaden los campesinos- También vino por entonces a la zona y nos explicó que lo del campo de tiro era una aberración y nos dijo que teníamos que defender la finca con uñas y dientes. Y ahora, ya ves, el Borrás se ha metido bajo tierra y los del PSOE se han olvidado de todo lo que nos dijeron.
Pero los vecinos de Los Montes no padecen de esta peculiarísima desmemoria. Las arengas de Borrás desataron un proceso irreversible. Y aquí están, ocupando la finca, resistiéndose, congestionados de sudor en este mediodía bochornoso, cargados con botellones de agua calentorra y rodeados de niños lloriqueantes y de moscas.
-Nos quieren quitar lo poco que tenemos, no hay derecho -protesta Francisca- Y que conste que nosotros no estamos defendiendo esto para nosotros, no, que no es por interés. Que den los campos a los parados, que hay muchos.
-Porque dicen que estas tierras no producen -interviene Valentín-, pero es mentira. Lo que pasa es que esta finca está muy abandonada, pero tiene partes muy buenas. De las 17.000 hectáreas que va a comprar el Ejército, 10.000 son cultivables. Con eso podrían vivir 400 o 500 familias.
¿Cómo explicar lo que es Cabañeros? Unos llanos inmensos cercados por montes de vegetación mediterránea. Junto a los montes, decenas de ciervos se pasean confiadamente entre los alcornoques. En la llanura hay bandadas de alcaudones, las pequeñas águilas culebreras se dedican a la caza y las encinas se hinchan con los nidos de cigúeña.
-Es lo que yo digo. No se acuerdan nunca de nosotros, y cuando se acuerdan es para hacernos daño, maldita la falta que nos hace...
-Que pongan el campo de tiro en la Moncloa, o en el extranjero, en Rusia, en el Moscú ese...
-O en Cataluña. ¿No se llevan allí todas las industrias? Pues que se lleven también los campos de tiro.
Aquí estan todos, los viejos y los jóvenes. Como María, que tiene 11 años, estudia EGB y quiere ser peluquera, "aunque en mi pueblo, Santa Quiteria, la gente está trabajando todo el día y no tienen .tiempo de peinarse y además tampoco hay peluquería, así que no sé cómo lo voy a hacer". Ya son las tres de la tarde y el aire es irrespirable. En La Alcornoqueda, que es la zona de Cabañeros que sirve de centro de reunión, hay una barricada de bidones abollados interrumpiendo el camino. Hoy los campesinos han subido a la finca porque ha corrido el loco rumor de que va a venir el ministro de Defensa: "Es que nadie nos dice nada, nadie nos ha explicado nada; queremos que vengan a ver esto, que el Gobierno nos haga el favor de informamos". Cabañeros dista sólo 200 kilómetros de Madrid, pero desde aquí el mundo parece estar muy lejos, desde esta inmensidad, desde esta solana, desde este silencio.
-Pues dicen que ponen el tiro aquí porque somos una zona sociológicamente tranquila. Amos que... ¿Y qué quieren decir con eso?
-Pues que somos tontos, eso es lo que quieren decir.
-Se creen que no tenemos conocimiento. Y bastante desgraciados somos, que sólo tenemos agricultura y no tenemos cultura. Pero tontos del todo no somos. No vamos a quedarnos tan tranquilos.
-Ya verás, ya verás la manifestación del domingo, la que vamos a armar.
De pronto Adoración rompe a
El aprendizaje de la lucha
gritar y señala hacia los montes, hacia ese horizonte vegetal y tembloroso de calima:-¡Que ya viene, que ya viene, he visto un helicóptero, que ya viene el ministro!
Qué palpitaciones, qué esperanza, qué tumulto. Todos se lanzan a cerrar bien la barrera de bidones, puro símbolo de su lucha. Tuercen el cuello, contemplan durante unos segundos interminables el cielo vacío y deslumbrante. Silencio, y los grillos como locos desgañitándose en el sembrado.
-Ay, que a lo mejor era un águila... -se lamenta Adoración. Y el círculo se rompe.
-Estamos aterrorizaditos, demutaitos todos, porque, si nos ponen eso aquí, ¿qué vamos a hacer? Pues malvender los animales y marcharnos.
-Lo que hay que hacer -ex plota una viejita de mejillas color cobre- es prender fuego a los prados, y ya veréis como nos hacen caso.
-No, eso no -contesta Francisca- Nosotros somos pacíficos, son ellos los que nos traen la guerra.
-Mecachis en la mar -Insiste Adoración, que sigue contemplan do el cielo a la caza del ministro-. De verdad que yo había visto un helicóptero...
Una semana de lucha
No hace falta prender fuego a la finca, porque se quema por sí sola Ayer mismo, una chispa de un tractor abrasó medio campo, hasta que entre todos consiguieron controlar las llamas. "Las bombas van a incendiar todo Cabañeros, vamos, eso está tan claro como que me voy a morir, las llamas van a llegar hasta los mismos pueblos", dice Francisco. En Las Bárdenas, y desde 1968, han ardido 400.000 pinos.
-La verdad es que no sabemos lo que es un campo de tiro, porque nadie nos lo ha explicado. No lo sabemos, pero bueno no puede ser.
El Comité de Defensa de Cabañeros organizó una semana de lucha del 5 al 12 de junio, precisamente para intentar saber. Entre otros acudió el antiguo alcalde de Egea de los Caballeros, pueblo afectado por el campo de Las Bárdenas.
-Nos contó que las vacas daban menos leche, que las gallinas ponían menos huevos, que los niños iban llorando a la escuela, por el ruido, y que había días en que el estruendo era tan grande que tenían que suspender las clases.
Las Bárdenas arroja un saldo de 17 aviones estrellados, 16 pilotos muertos, cientos de bombas perdidas fuera del perímetro de tiro.
-Por lo que se ve, una vez se pasaron no sé cuántos días buscando una bomba perdida y la encontró un campesino entre sus lechugas. Un peligro, porque dicen que tiran bombas inertes, pero al parecer también hacen un tanto por cierito de maniobras con bombas de verdad.
Estamos en casa del cura Urbano, en Alcoba. El interior está prácticamente a oscuras, como el de todas las casas de la zona, cerradas a cal y, canto para espantar el sol.
-Cuando empiecen a dar bom bazos, las ovejas van a llegar co rriendo hasta Cádiz. El otro día pasaron unos aviones en vuelo rasante y todos los rebaños salieron pitando por los montes, estuvieron buscando ovejas toda la tarde, así es que imagínate.
-Sí, es que ahora vienen algu nos aviones militares -añade un vecino- Yo creo que están ins peccionando los posibles pasillo aéreos. Y claro, ahora, cuando lle ga un avión, todos salimos a la ca lle señalándolo y gritando: "Un avión, un avión, un avión...". Pero ya veréis cuando vengan las escuadrillas a bombardear, la gente saldrá gritando "un cabrón, un cabrón, un cabrón... ".
-Nosotros comprendemos que los militares tienen que entrenarse. Pero que no escojan una zona tan rica como ésta. Debe de haber lugares en donde el daño sea menor.
-Y además es que esta zona está siendo militarizada. Han puesto un helipuerto de las FAMET en Almagro, con 400 hombres. Y en los Montes de Mora se está excavando una montaña para algo que no se sabe bien qué es, pero que parece un bunker atómico, unos silos, no sé. Y entre Manzanares y Bolaños hay una base secreta.
-La primera manifestación la hicimos el 15 de abril, en Ciudad Real, y fuimos 5.000 personas, que son muchas personas para la zona: éramos más que en la manifestación contra el golpe del 23-F.
Para la inmensa mayoría, aquella del 15 de abril fue la primera manifestación de su vida: "Íbamos con miedo, sí, íbamos con miedo porque sólo habíamos visto manifestaciones en la tele y, bueno, veíamos que pegaban y esas cosas".
-La gente pensaba que las manifestaciones eran como las de la época de Franco -dice uno del Comité- Nosotros queríamos poner a los niños en cabeza, llevando las pancartas, pero las madres se negaban, querían llevarlos pegaditos a ellas, porque temían que pasara algo.
Pero no pasó nada. Ni malo ni bueno, porque el gobernador civil no les recibió. Esa, dicen, parece ser la táctica: dejarles hacer, ignorarles, esperar a que el pequeño puñado de novatos se aburra. Nadie les impide el paso a la finca nadie les molesta.
-Están esperando a que las co sas se calmen y entonces, zas, zapatazo.
"Nosotros vinimos a tornar la finca con la intención de armar bronca", dice José Antonio, madrileño y ecologista, "para que el problema. tuviera eco y se conociera. Pero nadie hizo nada, eso es lo malo". El sargento de la Guardia Civil de la zona, que es joven y andaluz, intenta resolver sabiamente la papeleta que le ha caído entre las manos. Cuando la toma de la finca estaba en su momento más álgido, el sargento solía pasarse por allí:
-¿Tenéis pensado hacer algo hoy? -preguntaba amablerriente a los ocupantes.
-No, hoy no vamos a hacer nada.
-Ah, bueno, es que tengo muchas cosas que hacer, y asi me marcho y, aprovecho el tierripo.
José Antonio y su compañero Antonio han estado acampando en Cabañeros durante casi un mes, junto con otros ecologistas. Ahora se vuelven a Madrid, porque hay que trabajar: "De vez en cuando, cojo un taxi durante un par de semanas, para sacar pela", dice Antonio, que estudió Veterinaria. Ahora, antes de marcharse, están anillando cigüeñas: trepan a las encinas e identifican a los amedrentados polluelos con pulseras de latón del Icona. Para llegar a los nidos hay que atravesar los campos de avena en sazón, que llega hasta el pecho y pincha y corta como un cuchillo.
Peligro para los buitres
-Dicen los militares que el campo de tiro no alterará gravemente el equilibrio ecológico de la zona, pe:ro eso es imposible -dice Antonio- Mira el caso del buitre, por ejemplo. Cabañeros tiene 40 nidos de buitre negro, que está en extinción. Es la segunda reserva de Europa de esta especie, la primera está en Cáceres. Pues bien, el buitre alcanza los 3.000 metros de altura y es un peligro para la aviación. En Las Bárdenas se estrellaron dos aparatos por atrapar aves en vuelo, precisamente. De modo que aquí tendrán que exterminar a los buitres. Lo normal es que para ello se utilicen reses envenenadas con estricnina. Y con ello no sólo se cargarán la reserva de buitres de aquí, sino que además dañarán también otras reservas, como la de Cáceres, porque el buitre recorre largas distancias y aquí vienen a alimentarse ejemplares de otras zonas.
En los años setenta, en toda Europa había tan sólo 50 parejas de águilas imperiales: 10 de ellas en Doñana, las 40 restantes en Cabañeros. La Dirección General del Medio Ambiente acaba de sacar un informe sobre la finca, en el que se confirma que el polígono de tiro dañaría gravemente el equilibrio ecológico de la zona: es un estudio oficial que pone en evidente contradicción al propio Gobierno. "Además ya lo han dicho muy claro", añade Antonio, "el campo puede servir de contraprestación a los miembros de la OTAN. Las maniobras de la OTAN en Europa son muy costosas, porque allí el territorio está densamente poblado, de modo que han de gastar muchos millones en indemnizaciones, porque con cada ejercicio de tierra destruyen carreteras, sembrados, puentes... Yo creo que van a utilizar Cabañeros también para maniobras de tierra. Esta enorme finca es ideal para eso. Y esto va a terminar pareciendo una miniguerra".
¿Y las contraprestaciones? Se habla de instalar colmenas ("qué colmenas ni qué niño muerto", dice un campesino, "a ver qué abejas se van a quedar aquí con el ruido de los bombazos"), de repoblación forestal, de creación de puestos de trabajo.
-¿De cuando la repoblación forestal proporciona puestos de trabajo? Aquí ya se han hecho repoblaciones, y la gente se contrata durante tres o cuatro meses y despues se acabó. Y, además, nosotros no queremos contraprestaciones. Porque esta comarca está declarada zona deprimida, y lo que nos tienen que dar nos lo tienen que dar por ley, es nuestro derecho, no nos lo ceden graciosamente a cambio del polígono.
Así es que continúan la lucha, sabiéndose pocos y solos: "Si conseguimos algo será gracias a los buitres negros. Porque buitres hay muy pocos y por lo visto son más importantes que las personas". Es una lucha comunal en la que, sorprendentemente, no hay líderes: "Eso lo hemos decidido expresamente, nada de líderes, cada uno hace lo que puede, y nos negamos a ser manipulados por ningún partido", dice Julián.
Hay una mezcla de miedo, sí, de miedo y desesperación, e indefensión y abandono, y también una emoción que antes no habían sentido: "Esto de luchar juntos, esto de estar juntos, es hermoso".
Están solos y son pocos, y a pesar de eso van a proseguir con su batalla. Si la pierden, si algún día el polígono entra en funcionamiento, quizá sea tarde para preguntarnos qué ha sido de esa llanura amarilla, de esas cígüeñas, de esos buitres.
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