Problemas bilaterales, déficit comercial y Centroamérica, en el temario de las entrevistas Reagan-Felipe González
Los preparativos para la visita oficial a Estados Unidos del presidente del Gobierno español, Felipe González, del 20 al 23 de junio, quedaron ultimadas tras la estancia en Washington y Nueva York del secretario del presidente, Julio Feo. Relaciones bilaterales, referéndum sobre la OTAN, deterioro del comercio español hacia EE UU y marginación, al menos en la escena pública, de las diferencias entre Madrid y Washington sobre la situación en Centroamérica, marcarán los aspectos más significativos de la estancia de Felipe González en EE UU, donde se entrevistará con el presidente norteamericano, Ronald Reagan.
En el ambiente de la preparación del viaje, destaca la tensión existente entre la Embajada de España en Washington y la empresa norteamericana de relaciones públicas, contratada por el Gobierno español para cuidar la imagen del presidente González durante su gira de tres días por Washington y Nueva York. "El viaje está organizado por la Embajada y la Presidencia del Gobierno", dijo Julio Feo a EL PAIS, "aunque se haya contratado una empresa de relaciones públicas para ciertos aspectos de logística". Julio Feo consideró que "son totalmente absurdas" las cifras barajadas, que oscilan entre 60 y 90 millones de pesetas, como coste de la operación relaciones públicas. "Prefiero", dijo, "no dar cifras, pero no pasan de los 12.000 dólares" (alrededor de 1.700.000 pesetas).El contexto de las entrevistas González-Reagan llegará en el mejor momento de las relaciones bilaterales entre los dos países. Un contexto que los analistas políticos que siguen la situación española en el Departamento de Estado casi no podían ni soñar cuando el Partido Socialista Obrero Español ganó las elecciones el pasado 28 de octubre.
Washington ha conseguido que el Gobierno socialista español, confirmando el pragmatismo esperado por la Administración Reagan, renovara, sin problemas, el convenio bilateral de defensa entre España y Estados Unidos, que garantiza la presencia de las bases militares norteamericanas en España. Madrid ha zanjado la compra a EE UU de los 72 aviones F-18A, que irán acompañadas de otras compras de material militar estadounidense, en la línea de refuerzo de la OTAN.
El Gobierno socialista, para gran satisfacción de Washington, tampoco parece apuntar hacia un referéndum sobre la pertenencia de España en la OTAN. Más bien todo lo contrario, González, coherente en la línea de un país que ya es miembro de la Alianza Atlántica, ratificó el apoyo a la instalación de misiles de alcance medio en Europa occidental, en caso de que fracasen las negociaciones de Ginebra entre soviéticos y norteamericanos.
Excelentes relaciones bilaterales
Cuando Felipe González se entreviste con el presidente Reagan, el martes 21 de junio, no habrá grandes nubarrones en las relaciones bilaterales. Tampoco cuando converse con el vicepresidente George Bush y con el secretario de Estado George Shultz. En el único capítulo de relaciones exteriores que podrían surgir diferencias es en torno a la situación centroamericana. "Quizá salga el tema en las conversaciones, pero la visita es esencialmente para tratar de temas bilaterales", explicó ayer Julio Feo.Las opiniones de González sobre la situación en El Salvador y Nicaragua, expuestas durante su reciente gira por Latinoamérica, fueron objeto de cierta atención por parte de los medios de comunicación norteamericanos. Tanta que, para evitar recrear la polémica en el mismo foro de la capital estadounidense, parece ser que se ha suprimido del programa de la visita la conferencia de prensa inicialmente prevista.
Felipe González sólo hablará en el discurso de la Casa Blanca, el almuerzo en el Press Club, o en foros reducidos de periodistas norteamericanos seleccionados por la empresa de relaciones públicas contratada al efecto. Para la Prensa española, el presidente del Gobierno concederá conferencias de prensa durante el viaje en avión desde Madrid, o al regreso. En. principio, la Prensa española, quizá porque la lista de comensales la llevan los norteamericanos, también será marginada de las dos cenas previstas en la Embajada de España. Sólo habrá televisión y fotógrafos para exponer la imagen.
El presidente González viajará acompañado de los ministros de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, y de de Economía y Hacienda, Miguel Boyer. Ambos ministros mantendrán entrevistas con sus homólogos norteamericanos para esbozar asuntos de interés común, en particular en el capítulo de relaciones comerciales, cada vez más deterioradas para la venta de productos españoles en EE UU, debido, en parte, al proteccionismo, pero también a la falta de interés del consumidor estadounidense por los productos españoles.
Un apretado programa
Felipe González llegará a Washington en la tarde del día 20. Una pequeña recepción en la Embajada de España, sólo para diplomáticos, periodistas y una selección de, personalidades españolas, marcará la primera jornada del presidente en EE UU. El martes 21, González iniciará sus conversaciones con Reagan, Bush y Shultz, con almuerzo en la Casa Blanca. Reuniones con los comités de Relaciones Exteriores del Senado y la Cámara, entrevista con el Spanish Caucus (que agrupa a los congresistas estadounidenses de origen hispano), contactos con periodistas americanos, y una cena de gala en la Embajada de España (sin representación de periodistas españoles) concluirá la segunda jornada de González en Washington.La visita a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) y un almuerzo-conferencia en el National Press Club marcarán el término de la estancia de González en la capital federal de EE UU.
La segunda parte de la estancia se desarrollará en Nueva York, una de las ciudades del mundo que más fascinan al presidente del Gobierno español, con cena con el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar y otras personalidades. Una reunión con empresarios y banqueros americanos, seguida de un almuerzo y conferencia en el foro de la Cámara de Comercio Hispano-Norteamericana serán los últimos acontecimientos, antes de un cierre de tono populista, para la colonia española residente en Nueva York, que se reunirá para ver al presidente en la polémica Casa de España.
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