'Public relations made in Spain'
No es la primera vez que un Gobierno español contrata los servicios de una empresa de relaciones públicas, práctica habitual en la vida norteamericana, para reforzar el prestigio de una visita. Se hizo en la última estancia de los Reyes de España en Estados Unidos, en otoño de 1981. Es también, práctica habitual en otros Gobiernos cuando acuden a Washington.Por otra parte, la cantidad que la operación puede costar tiene poca importancia si los resultados se tradujeran, a largo plazo, en la creación de una imagen de España en un país tan importante v consumista como Estados Unidos. Pero difícilmente se logrará, con operaciones esporádicas, sensibilizar al norteamericano, político, ciudadano o consumidor de las cuestiones de España por el mero hecho de que un presidente, que llega ya con su propia y buena imagen, salga en los periódicos o en programas de televisión.
Será sólo una flor en primavera, mientras el Gobierno español, con o sin asesoramiento de empresas de relaciones públicas americanas, no decida una política a largo plazo hacia Estados Unidos.
Mientras tanto España continúe contando con una sede diplomática vetusta, con una embajada situada en uno de los peores barrios de Washington, y con unas instalaciones en la cancillería dignas de un país tercermundista, con un equipo diplomático un tanto dislocado y desilusionado, a pesar de excelentes profesionales, sin los medios necesarios para hacer, realmente, política diaria de relaciones públicas en comercio, cultura o política, mientras el Gobierno no se plantee la necesidad de organizar una proyección de España hacia Estados Unidos, la transmisión de imagen española hacia Norteamérica continuará sólo a nivel de public relations made in Spain, para una vez cada dos o tres años, cuando visitan Washington los Reyes o el presidente del Gobierno.
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