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Moscú se muestra constructivo ante las negociaciones START

Aunque las negociaciones norteamericano-soviéticas sobre la Reducción de Armas Estratégicas Intercontinentales (START) no se reanudarán oficialmente hasta el jueves, de hecho, los preparativos comenzaron ayer, tras la llegada al aeropuerto de Ginebra de la delegación soviética.

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A su frente venía, en sustitución del embajador Víctor Karpov, que se encuentra enfermo, Alexei Obuzov, quien junto a la escalerilla del avión sostuvo que la URSS tenía intención de proseguir "activamente y con espíritu constructivo" los trabajos de esta cuarta fase de las conversaciones. "Partimos del principio", dijo, "de que un entendimiento por ambas partes es posible y necesario".Al referirse expresamente a la posición soviética, Obuzov hizo particular hincapié en "la constancia y continuidad" de Moscú a la hora de proponer y negociar, agregando que su país no era partidario de "una competición militar". "Estamos convencidos", añadió, "de que sí la, otra parte (Estados Unidos) da pruebas de voluntad política y de disponibilidad práctica para buscar un compromiso, en estricta conformidad con los principios de igualdad y seguridad mutuas, se asegurará un progreso en las negociaciones".

Después de recordar que la Unión Soviética había sometido hace tiempo un "proyecto de tratado" y que las proposiciones continuaban siendo discutidas, el embajador Ubuzov insistió: "la URSS -y la declaración del Gobierno soviético del pasado 28 de mayo- disipa cualquier duda al respecto, se declara firmemente partidaria de una reducción en profundidad de los arsenales estratégicos en su conjunto, a fin'de rebajar los niveles de confrontación militar, y atenuar las amenazas de una guerra nuclear". Moscú, de todos modos, considera vinculadas las negociaciones START a los euromisiles.

La declaración de Andropov, hace dos semanas, en respuesta al desafío de la OTAN, se refería también "al territorio americano", y los especialistas vieron en ella una voluntad solapada de desplazar parte de los misiles SS-20 hacia Siberia oriental, lo que pondría en peligro la costa oeste de EE UU. La Casa Blanca, por su parte, podría alterar su posición inicial. Hasta ahora, Washington pretendía dejar en 850 el número de vectores íntercontinentales, reducir en una tercera parte las cabezas nucleares (2.500) y limitar la capacidad bélica de los bombarderos estratégicos.

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