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Tribuna:DECIMONOVENA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO
Tribuna
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Libros de toros

Hay 242 puestos en la Feria del Libro, y ninguno está dedicado a la Fiesta nacional. Hay casetas especializadas en libros sobre deportes, arte, ciencia, derecho penal y todas las razas del perro, pero casi nada sobre bos taurus ibericus. Se pueden comprar Muchas publicaciones que explican los coches de carreras o la invasión de los árabes en España, y las señoras que quieren adelgazar con vistas al verano pueden contemplar en una de las casetas un vídeo de la bella Jane Fonda dirigiendo una de sus clases de gimnasia, pero no se proyecta ninguna imagen de un pase natural de Antoñete.

Parece que los libros de toros no se venden en España. Los más están escritos por especialistas y dirigidos a otros especialistas, lo cual se confirma con dar una vuelta por una conocida librería de la Gran Vía: hay títulos sobre las 137 cornadas más graves del siglo, o la historia de la plaza de toros de Albacete entre 1912 y 1913, o la triunfal temporada de 1955 de Chamaco, reseñada por su mozo de estoques. Estas obras no son precisamente best sellers; hay que ser muy aficionado para leer muchos de estos tomos.

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Desde luego los mejores libros de toros son los antiguos, que se encuentran en media docena de librerías viejas de la capital. Hay que visitarlas continuamente para encontrar el libro apetecido, y los precios a veces son desorbitados. Pero cuando, tras muchos años de búsqueda, se da con el renombrado libro de Peña y Goñi sobre Lagartijo y Frascuelo, o una primera edición de Las capeas, editada en 1915 por el polémico Eugenio Noel, la satisfacción es enorme.

Estos volúmenes son un gozo, no sólo por su contenido -las hazañas y anécdotas de este extraño mundo- sino por su forma, se peculiar lenguaje. De un humilde novillero granadino de los años veinte se escribe que "no queda más recuerdo de él que en los carteles impresos"; el padre de uno es "el autor de sus días". Se hacen sagaces observaciones sobre la vida, como el autor que escribió: "Yo no puedo enfadarme con las personas que pierden el tiempo alegremente, porque creen que lo están ganando y que quienes lo están perdiendo son los demás". O se dan sabios consejos de cómo sortear esa vida: "La inmensa mayoría de los hombres son necios o canallas. Lastimad a los primeros y despreciad a los segundos".

Pero que no se busquen en estos libros consejos sobre cómo torear: Pepe-Hillo comenzó una de las más famosas Tauromaquias con las palabras: "Toda suerte en el toreo tiene sus reglas fijas, que jamás faltan", y el capítulo tercero empieza: "Las cogidas consisten en faltar a las reglas del toreo..." A Pepe-Hillo le mató un toro. Uno se acuerda de la frase célebre atribuida a Luis Miguel Dominguín: "Los libros que te enseñan a torear son muy buenos. Lo que pasa es que el toro no sabe leer".

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