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La Comisión Europea pretende aislar al 58% de la agricultura española durante tres o cuatro años después de la adhesión

Andrés Ortega

En una primera posición de partida, aún a nivel de borrador, la Comisión Europea, órgano ejecutivo y burocrático de la CEE, pretende, tras la adhesión de España, aislar durante tres o cuatro años -prorrogables dos más con el acuerdo unánime del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores y del Gobierno español- al 58% de la agricultura española de la integración en la CEE, incluido todo el sector de frutas y hortalizas, indicaron ayer fuentes próxi mas a la Comunidad. Eso sí, la CEE quiere, durante esta etapa preliminar, imponer ya una tutela sobre los precios de estos productos en España y sus niveles de producción para que se aproximen ambos regímenes. El período transitorio total de integración de la agricultura española sería, pues, de 10 años proirrogables a 12. Se trata pura y simplemente de que España tendría que desmantelar sus aranceles industriales, sin gozar en esta primera etapa de las ventajas agrícolas que ofrecen las instituciones de la CEE.

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El primer documento global agrario de la CEE consta de unas 300 páginas, divididas en tres apartados: un análisis estadístico, una recopilación de anteriores declaraciones comunitarias sobre derecho derivado y un tercer capítulo sobre las etapas. En efecto, de prosperar esta tesis, en la etapa preliminar, más de la mitad de la producción agrícola española no entraría en el régimen comunitario. Tras ella vendría una segunda etapa que sería el período transitorio clásico.En la primera etapa quedarían fuera las frutas y hortalizas -lo cual es perjudicial para España-, mientras que otros sectores como los cereales, los productos lácteos, el arroz y la carne porcina quizás podrían beneficiarse de la situación. Todos estos productos no recibirían las ayu das comunitarias a la producción y, para efectos comerciales, no quedarían integrados en la CEE. Claro está, comercialmente hablando, tendrían que gozar de ciertas preferencias, ya que España no sería un país tercero. La integración del vino queda a opción de España, siempre que renuncie a la producción de vinos mezclados. El borrador del documento agrícola no se pronuncia sobre el régimen de los aceites de oliva y de semilla competitivos. A este respecto, las últimas propuestas emanadas del Consejo de Ministros de la CEE hablan de congelar el régimen de estos aceites en España durante 10 años.

Según se ha calculado, un 42% de la producción española quedaría paulatinamente integrada desde un principio en la CEE. Pero se trata de productos como el tabaco, el lúpulo y el azúcar. Sobre este último producto, que se integraría en la CEE, pesa, sin embargo, el régimen de cuotas a la producción imperante en la Comunidad. Tras estos cuatro años o más, llegaría el período de transición clásico para la integración de toda la agricultura española en la CEE. La aproximación entre la CEE y España para los productos integrados desde un primer mornento y para todos a partir del comienzo de la segunda etapa, se produciría por tramos iguales anuales.

Producción y precios

Según esta posición, que no es definitiva, la CEE pretende que durante esta etapa preliminar España vaya adaptando su legislación y empiece a plegarse a las disciplinas de producción y de precios de la Comunidad. En cuestión de precios, la CEE quiere imponer a España un régimen tutelar. Así, los que ya están más altos en España, como lácteos, cereales y azúcar, quedarían interinamente congelados -con la salvedad de la defensa de las rentas de los agricultores- hasta ser alcanzados por los comunitarios. Los demás no podrían aumentar más rápidamente que en la CEE. En resumen, con gran parte de su agricultura no integrada, España perdería, además, la soberanía sobre sus precios internos.

Sobre las cuotas de producción, indicaron las fuentes consultadas, el borrador de documento no cita cifras ni mecanismos, pero vuelve a la carga sobre el potencial de regadío en España, especialmente en la producción de vino. Se trataría de instaurar un régimen de libertad condicional para la producción agrícola española.

El secretario de Estado para las Relaciones conla CEE, Manuel Marín, calificó anteayer este borrador de documento de "inaceptable y duro", término este último que también se baraja en medios comunitarios, que lo justifican como punto natural de partida en lo que promete ser una larga negociación de un conflictivo capítulo. Pero la polémica va más allá. El documento básico ha sido elaborado por la Direceón General de Agricultura (DG 6) de la Comisión, apoyándose en tésis maxirnalistas de los Estados miembros, lo cual ha producido un enfrentamiento con la DG 1, la Dirección General de la Ampliación. La DG 6, según fuentes comunitarias, intentó este experiniento de las etapas con Portugal, para aplicarlo luego a España. La situacíón para Portugal es aún peor, pues un 90% de su agricultura quedaría congelada.

El borrador tiene, más rasgos de político que de técnico. En efecto, en febrero de 1980 el entonces comisario encargado de la agricultura y que falleció poco después, Guner Gundelach, propuso, en lo que se considera su testamento, un período transitorio clásico para España. ¿En tres años se ha revolucionado tanto la agricultura española?

El borrador será de nuevo debatido hoy por los jefes de gabinetes de la Comisión para pasar, después al pleno de los comisarios. "Un documento así no se cambia en un par de días", declaró una fuente comunitaria, calificándolo de "nube de polvo" y considerando "lamentable" que la cumbre de Stuttgart, retrasada al 17 de junio, haya obligado a la Comisión a terminar este documento.

Ante la premura de tiempo, indicaron las fuentes consultadas, se está pensando en dejar el documento tal cual, con algunos retoques, para Stuttgart, añadiéndole un anexo con las distintas posiciones enfrentadas en el seno de la Comísión. La presencia de este anexo vendría a significar, como hubiera dicho un filósofo español, que la Comisión ha decidido no decidir. "La solución es complicada, tanto por la aplicación de los principios como por su justificación", se señaló.

En Stuttgart puede haber, quizás, mucho papel, pero nada que sea concluyente ya que la separación de las importantes negociaciones sobre el acervo mediterráneo de las del documento ha producido ya un marasmo de debates en la CEE.

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