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Maravillas románicas bajo el yeso del Barroco

Las pinturas murales de Castellar de N'Hug traen polémica antes de su restauración

Antoni Rodríguez explica que, al iniciar las obras, ya estaban avisados de que debían andar con cautela, puesto que existía la posibilidad de encontrar algo importante debajo del yeso de las paredes. Y así fue: "Inmediatamente", dice el constructor, "nos pusimos en contacto con el alcalde de Castellar de N'Hug, y luego con la diputación, que era quien iba a ayudarnos en la reconstrucción. Se paralizaron las obras y ahora estamos a la espera de que sean los especialistas de Barcelona quienes arranquen las pinturas, con sus técnicas adecuadas, para poderlas estudiar".Con todo, lo que se ha descubierto no supera los dos metros cuadrados de superficie, pero el acontecimiento se ha convertido en la comidilla de las 40 o 50 familias de Castellar. Con mucho respeto por no tocar ni una brizna de posible patrimonio, la gente del pueblo casi ni se acerca a la iglesia y se queja, con razón, de que los del pueblo vecino sean tan irresponsables como para ir en comitiva a ver "nuestro descubrimiento".

El hallazgo de las pinturas ha hecho cambiar la orientación de las obras, que primero iban a limitarse a la recuperación arquitectónica del conjunto. El lugar es propiedad del Obispado de Solsona desde el siglo XVI -antes lo era del de Urgell-, pero quienes quisieron restaurarlo fueron los parroquianos de Castellar de N'Hug. Antoni González, arquitecto de la Diputación de Barcelona, es el responsable de las obras. Las tres partes implicadas en el descubrimiento están totalmente de acuerdo en restaurar. Las discrepancias aparecen en el momento de decidir el destino final de las pinturas una vez restauradas. Las posibilidades que ofrece para un pueblo como Castellar de N'Hug, que vive del turismo, el hecho de tener en su posesión un patrimonio artístico, como el que los actuales descubrimientos prometen, son evidentes. El Obispado de Solsona, por el momento, no quiere entrar en estos detalles y se limita a colaborar como puede en la restauración. Pero existe un cierto miedo a que sea Barcelona la que se quede con los murales.

Los responsables de la Diputación de Barcelona y del Museo de Arte de Cataluña coinciden en que lo deseable es dejar las obras en su lugar de origen. Pero eso no siempre es posible. Deben asegurarse unas mínimas condiciones de seguridad y control de las obras y, además, debe pensarse que, siendo patrimonio común, la visita de un público numeroso sea posible.

Un doble descubrimiento

Sí no se conoce todavía la amplitud que pueden tener estas pinturas murales, puede afirmarse que lo poco que se puede ver tiene una sólida validez. Joan Ainaud de Lasarte, director del museo donde van a restaurarse las pinturas, señala que el descubrimiento tiene una doble importancia. Por un lado, las pinturas de la capilla de Santa Magdalena en la que, aun fragmentadas, se ven claras tres representaciones, recuerdan, según Ainaud de Lasarte, las pinturas de otras iglesias del Obispado de Urgell, también de la segunda mitad del siglo XIII: "No hay duda de que pertenecen al período de transición entre él último románico y el gótico. Existe muy poca documentación sobre esta iglesia. Se afirma que dejó de ser parroquia en el siglo XVI, y eso es un error, puesto que en los últimos censos del XVIII consta aún como parroquia con 54 feligreses. Por otro lado, el ábside románico tiene, en medio, una ventana gótica. Son muchos puntos los que coinciden para datar la construcción de la iglesia".El otro descubrimiento, las pinturas del ábside, plantean otras cuestiones: "Están mucho más tapadas y estropeadas que las de la capilla. Esto pone las cosas más difíciles y sin duda no podremos decir nada hasta que se hayan destapado todas las paredes. Algunos consideran que los murales del ábside corresponden al rómanico inicial, por la simpleza de trazos y el hieratismo aparente de sus figuras. Yo, personalmente, no creo que eso sea cierto, y prefiero esperar y ver lo que sale, sobre todo en la pared norte, que es la que más ha sufrido, por las humedades".

En Sant Vicenç de Russe plantean dos objetivos de recuperación artística. Uno, arquitectánico, que consiste en restaurar el edificio, y otro que trata dereconstruir la historia del lugar. Según los pocos. datos existentes sobre la construcción, se sabe que se trata de una obra realizada a principios del siglo XII, y existen bases para creer que se hizo sobre otra anterior que bien pudiera ser del siglo X. Las excavaciones que van a realizarse permitirán descifrar lo que hasta ahora nunca se supo.

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