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Entrega del Premio Cervantes en el Día del Libro

Luis Rosales recibe de don Juan Carlos el galardon que justifica toda su vida

"La poesía es un camino de libertad", afirmó el Rey al entregar el premio al poeta

El poeta Luis Rosales recibió ayer, de manos del rey Juan Carlos, el Premio Cervantes 1982, considerado como el más importante de la lengua castellana, dotado con 10 millones de pesetas, en el curso de un solemne acto celebrado en el paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares. Rosales afirmó que "nadie merece un premio, porque, en su sentido más profundo, la creación siempre es colectiva. Por consiguiente, quien puede merecerlo es la generación a la que pertenezco. Una generación en la que los muertos pesan más que los vivos. Recibir este premio justifica toda mi vida". La entrega del Premio Cervantes fue el acto central del Día del Libro, junto con la recepción de los Reyes a los escritores, festejado en casi todas las ciudades con actos culturales y tenderetes de libros en las calles.

Pocos minutos después del mediodía de ayer, los reyes Juan Carlos y Sofía hacían su entrada en el paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares. La sala estaba repleta de escritores, intelectuales y representantes de las reales academias. El escritor granadino, algo nervioso al principio y un punto emocionado después, dio lectura a un discurso de nueve folios, cuyo contenido se centró en la obra del autor de El Qujote. El ministro de Cultura, Javier Solana, definió después a Rosales como "un poeta de lo íntimo en el que lo huniano y lo fraternal ocupan un primer plano". El rey Juan Carlos cerraría el acto asegurando que la lectura de los versos de Rosales nos ofrece una nueva visión de la realidad más detallada y más íntima". Citó después a Ortega para decir que "no puede decirse que el poeta busca la novedad, porque lo que hace es crearla".Luis Rosales, nacido en Granada en 1910, se refirió al premio logrado diciendo que su creación fue un acierto que ha servido eficazmente para mantener la unidad de la lengua y para establecer una meta común entre los escritores castellanohablantes, junto a un nivel nuevo de aspiración y de esperanza. "La creación de un nivel de esperanza tiene más interés que la creación de un seguro social. Desatendidos por la sociedad", dijo, "y desatendidos por los Gobiernos, los escritores españoles no pueden ser perseverantes en la defensa de su vocación. Nadie se lo permite. El escritor es un náufrago en tierra firme, y escribir en España sigue siendo llorar".

Se refirió después al lenguaje, para decir que no es sólo un medio de comunicación. "La lengua es nuestra patria: hemos nacido en ella y hemos vivido en ella. La lengua es también un sistema de instalación vital; si no la hablamos correctamente es porque no la vivimos plenamente. Quien habla mal vive a traspiés. Hay que tenerla a punto y, sin embargo, se habla en España de una manera descuidada y defectuosa. Es un error muy grave: quiere decir que no estamos a la altura de nuestro tiempo".

Imitar la libertad de Cervantes

Luis Rosales tocó en su discurso la importancia de la labor social del escritor, para decir que ésta consiste en el cuidado y mantenimiento del espíritu de la comunidad. "Los escritores verdaderamente importantes son anteriores a sí mismos, pero también son anteriores a su pueblo. Son ellos los creadores del espíritu popular". Y puso un ejemplo. "Creo suficientemente recordaros que en la poesía de García Lorca se reconstruyen nuestras raíces".

El análisis de la personalidad y obra de Cervantes no podía faltar en el discurso de Rosales, ya que el autor de El Quijote representa el heroísmo de la libertad del que depende la cultura. "Es el ejemplo que se admira y el modelo que se imita.

Desde hace más de 200 años ha sido un escritor contemporáneo, porque tiene una actualidad liberadora. Hoy vivimos la crisis más profunda que hemos vivido nunca. Pues bien, siempre que la vida española se encuentra en crisis, vuelve la vista hacia Cervantes para encontrar en él su código de salvación".

Rosales citó a su antecesor en el logro del premio que ayer recogía, Octavio Paz, para decir que El Quijote es una obra animada por la ironía, que subraya con una sonrisa la grieta entre lo real y lo ideal. Con Cervantes comienza la crítica de los absolutos, y comienza con una sonrisa, no de placer, sino de sabiduría. Cervantes sonríe. Aprender a ser libre es aprender a sonreír".

El poeta terminó su emocionado discurso afirmando que la Corona es la encarnación de la comunidad. "En esto estriba su sentido. Las instituciones nacionales la representan; la Corona la encarna. Con ello entiendo que en la Corona está encarnado todo lo que nos une, todo lo que nos sigue uniendo a los españoles, un poco más adentro, y más allá, de la diversidad de las ideas políticas. Pues bien, este momento en que don Juan Carlos I me concede la investidura del Premio Cervantes es el más importante de mi vida. La justifica".

Un galardón para todos

El rey Juan Carlos pronunció un breve discurso en el que señaló que el galardón conseguido por Luis Rosales "es un galardón concedido a la poesía misma y, por tanto, a los hombres todos, porque desgraciado del hombre que no sienta en el fondo de su ser un latido poético.

La poesía es un camino de libertad. Y ese es uno de los grandes mensajes que entraña El Qujote, la obra cumbre de nuestra literatura, de la que Luis Rosales es devoto lector y discípulo fiel".

El Rey afirmó que la palabra de Rosales nos ofrece en lo cotidiano un espectáculo distinto y sublimado. "Nos conduce a través de la infancia, de los recuerdos, del amor. Nos devuelve la compañía de los seres queridos que desaparecieron, nos conmueve en nuestra misma esencia y construye un lenguaje propio con el viejo lenguaje que es de todos".

"Decía Miguel de Cervantes" prosiguió Don Juan Carlos, "que la poesía tal vez se realza cantando cosas humildes. Me atrevo a añadir que en la humildad no sólo la poesía, sino el hombre mismo, se hace más grande. Y en los versos de Luis Rosales aprendemos la humildad y, consecuentemente, la grandeza de los sentimientos esenciales".

El Rey terminó con una nueva cita de Cervantes para decir que "ser poeta es fácil o imposible. Y hacerse poeta es una enfermedad incurable y pegadiza. Que el poeta a quien hoy entregamos este premio siga padeciendo esta enfermedad y la haga lo más contagiosa posible".

Tras oír el Gaudeamus Ígitur, los reyes Juan Carlos y Sofía conversaron con los asistentes en el patio interior del recinto universitario. Mientras la tuna interpretaba diversas canciones típicas, los Reyes saludaron y conversaron con los asistentes al acto.

En ediciones anteriores el Premio Cervantes de Literatura ha sido concedido a Jorge Guillén, Alejo Carpentier, Dámaso Alonso, Jorge Luis Borges y Gerardo Diego, Juan Carlos Onetti y Octavio Paz.

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