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Los ayuntamientos de Baleares, contra la especulación urbanística en el archipiélago

La lucha contra la especulación urbanística, fruto en muchas ocasiones de la presión popular, ha sido el caballo de batalla de la actuación municipal en los ayuntamientos de Baleares, principalmente en la capital, Palma. Los consistorios de las principales ciudades han intentado poner freno al destrozo de la naturaleza y a la construcción de apartamentos en los lugares más insospechados de las islas. A ello hay que añadir, en el balance de realizaciones positivas, una mejora casi global de los servicios, que en la primavera de 1979 estaban muy degradados como consecuencia de la gestión de los últimos consistorios franquistas.

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Las elecciones de 1979 promocionaron a alcaldes de Unión de Centro Democrático (UCD), partido hoy desaparecido, en las principales ciudades de Baleares. UCD era el partido hegemónico. El fontanero de Adolfo Suárez, Josep Meliá, estaba en el apogeo de su carrera política y, pese a residir en Madrid, controlaba los hilos de la representación balear. El partido que entonces dirigía Albertí consiguió unas 50 alcaldías de los 65 municipios existentes en las islas y ha gobernado durante estos años en ciudades tan importantes como Ibiza, Mahón, Ciudadela, Inca o Manacor.El PSOE sólo obtuvo cuatro alcaldías: Palma, Capdepera, Alaró y San Lorenzo. La otra decena de ayuntamientos ha estado dirigida por independientes progresistas, excepto dos alcaldes aliancistas en la isla de Ibiza, feudo de Abel Matutes.

Palma formó su gobierno municipal con una apretada mayoría de izquierdas. Los 27 escaños en disputa quedaron repartidos en dos bloques contrapuestos: 13 de UCD y 14 de la mayoría de izquierdas, como consecuencia del pacto suscrito entre el PSOE (11 concejales), el Partido Comunista Balear (2) y el Partido Socialista de Mallorca (1). Con esta escueta mayoría, Ramón Aguiló Munar, un desconocido entonces, accede a la alcaldía de una ciudad considerada clave y que se vanagloria de ser aquella en la que la familia real española pasa más horas al cabo del año, después de Madrid. Las relaciones entre el gobierno municipal y la oposición han tenido dos fases claramente diferenciadas: una primera, excesivamente dura y enconada, que duró los dos primeros años, y otra de relaciones más cordiales y más distendidas, fruto, en parte, de la desaparición de UCD.

Los resultados de las elecciones legislativas del pasado 28 de octubre ofrecieron un nuevo mapa político balear, que consagró una bipolarización entre el PSOE y AP, que obtuvieron resultados similares. Los otros partidos consiguieron resultados insignificantes. Sin embargo, en las elecciones del próximo 8 de mayo comparece por primera vez ante el electorado balear la Unión Mallorquina (UM), partido de corte nacionalista de centro patrocinado por el catalán Miquel Roca y los defensores del Partido Reformista. Los resultados de UM son, hoy por hoy, toda una incógnita.

Unión Mallorquina, de la mano del ex presidente del Consell Interinsular (Gobierno autonómico), Jeroni Albertí, aspira a convertirse en su debú electoral en el partido bisagra de unos 50 municipios de Baleares. Da idea de la identificación de los planteamientos de UM con los partidos nacionalistas catalán y vasco el hecho de que el partido de Albertí maneje como su manual electoral para las municipales un documento elaborado en 1979 por el convergente Josep Maria Cullell, ahora conseller de la Generalitat de Cataluña. Cuando se habla de la vida municipal en Baleares se habla, por extensión, de la vida municipal en Palma. De los 600.000 habitantes que tienen las islas, más del 50% viven en su capital. Un porcentaje aún superior trabaja allí, y de una u otra manera sufre el déficit de insfraestructura local o el caos circulatorio que a diario padece la capital.

Sa Dragonera y Estrenc

Los primeros cuatro años de gestión democrática de los ayuntamientos han supuesto fundamentalmente la concienciación a un nivel considerable de la necesidad de luchar contra la especulación urbanística. Los isleños se han dado cuenta de que la defensa del medio ambiente y la naturaleza depende en gran medida de la gestión municipal. Las protestas populares impidieron la urbanización de la isla de Sa Dragonera, en el término municipal de Andraitx o la playa de Estrenc, en Campos. Andraitx y Campos tienen alcaldes de UCD.

En Sa Dragonera, una pequeña isla desierta separada de Mallorca por un pasillo de unos cientos de metros, un grupo inmobiliario pretendía edificar una urbanización

La presión popular ha sido decisiva

de lujo con chalés de 2.000 metros cuadrados de solar, lo que hubiera supuesto la destrucción paisajística de la isla, de su fauna y de su flora.En Campos, la oposición de sus habitantes paró la conversión de la playa de Estrenc en un arenal. Esta playa es la única de ciertas dimensiones que ha quedado intocada en Mallorca. La movilización popular contra la destrucción del paisaje y del medio ambiente ha alcanzado en la isla de Menorca cotas superiores a las de Mallorca. En Ciudadela, por citar un ejemplo, las marchas de protesta han sido continuas durante estos años.

La incapacidad para aprobar en estos cuatro años el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) por el Ayuntamiento de Palma ha sido, sin duda, una de las omisiones más importantes en su gestión. El equipo municipal ha iniciado tan sólo la redacción del nuevo plan, que antes de su puesta en marcha se ha convertido ya en una batalla política entre los socialistas y Alianza Popular. Mientras el equipo municipal considera realizable el plan, la oposición de derechas considera que "han cogido los datos y los han interpretado con filosofía socialista".

El PGOU debe sustituir al anacrónico Plan Ribas Piera, fomentador de una de las más feroces especulaciones y desórdenes urbanísticos que se han producido en el país. Las críticas de los empresarios al nuevo plan han sido una constante durante estos años. Quizá por eso AP ha elegido a Juan Fageda, presidente de la patronal de la construcción, como candidato a la alcaldía. El alcalde contraataca a todas las críticas señalando que la patronal se queja de vicio y que nunca se habían otorgado tantas licencias para construir.

Como acuciantes problemas urbanísticos por resolver figuran la remodelación del Puig de Sant Pere, antiguo barrio de pescadores junto a la lonja, ahora en ruinas, Y la agilización de los trámites en la concesión de licencias de nuevas construcciones. El parque del Mar, la gran obra municipal que reflejará la catedral en el mar y dotará a Palma de un parque marino, se finalizará en el próximo mandato municipal. "Hemos centrado nuestros esfuerzos en la lucha contra la especulación, habiendo desarrollado una acción importante", manifestó Ramón Aguiló.

Entre los logros de los ayuntamientos de Baleares figura la política cultural y los esfuerzos por la normalización lingüística del catalán. Consistorios como el de Palma se han adelantado a otro tipo de campañas institucionales y han promovido la igualdad de la lengua a través de conferencias, vallas y campañas de todo tipo.

Sanear la hacienda local

El saneamiento de las haciendas ocales ha sido en Baleares, como en toda España, el caballo de batalla de los primeros ayuntamientos democráticos. En Palma, el Consistorio dedicó el primer año a sanear las arcas municipales; el segundo, a mejorar los servicios existentes, y sólo a partir del tercer año, a acometer inversiones y crear nuevos servicios. El incremento de las tasas y los impuestos municipales ha sido dispar según quien sea el que opine. El Ayunta miento asegura que no es superior, por media, al 75%.

Los socialistas aducen que cuando llegaron a Cort se hizo imprescindible actualizar los impuestos, totalmente desfasados, ya que los concejales franquistas no los habían actualizado en los últimos años de su mandato por carecer de poder moral para incrementarlos. Fruto de esta actuación ha sido la reducción a cien millones de pesetas del déficit municipal, que en 1979 ascendía a más de 500 millones, con tendencia a aumentar. Ramón Aguiló, al evaluar su gestión en este área, señala que toda la gestión municipal ha venido condicionada por la necesidad de sanear la hacienda local.

Alianza Popular considera absolutamente negativa la gestión, municipal y cifra el aumento de la base impositiva en un 400%. Para los aliancistas, la subida de las tasas no ha estado acompañada de una mejora de los servicios al ciudadano. "El ciudadano ha pasado de pagar 2.000 pesetas por habitante a 8.000 pesetas, sin que mejorara su bienestar", afirma Juan Fageda.

La vida de los ciudadanos de Baleares gira fundamentalmente en torno al turismo. A pesar de los desaguisados de todo tipo que se cometen en este sector y de la falta de una infraestructura mínima, la playa y el sol de Palma siguen atrayendo cada vez más a los turistas nacionales y extranjeros. Gracias a ello, los palmesanos logran ir trampeando el problema del paro. Durante medio año, desde Semana Santa hasta octubre, los trabajadores de Palma tienen prácticamente garantizado el empleo. Son los meses del apogeo turístico. El resto del año muchos hoteles cierran sus puertas y el nivel de paro es similar al de la media española.

Caos circulatorio

El Ayuntamiento palmesano se ha visto impotente a la hora de solucionar un problema que viene de lejos: el caos circulatorio. Partidos, entidades ciudadanas de todo tipo y organizaciones laborales y empresariales coinciden en señalar que éste es el gran problema de la capital en los próximos años. Palma es la ciudad con el parque automovilístico más elevado de España en proporción al número de habitantes. El casco urbano tiene un trazado antiguo y no hay suficiente número de aparcamientos. Además, cada vez que llueve, gran parte de la instalación eléctrica de los semafóros queda inutilizada.

La política municipal, en este caso, tampoco ha sido la más acertada, habiéndose limitado a convertir en islas de peatones dos zonas comerciales del centro de la ciudad. Las críticas se centran en que el Ayuntamiento no ha construido ningún nuevo aparcamiento; "por el contrario, se han hecho parkings para bicicletas, cuando nadie utiliza este medio de locomoción", dice la oposición. El alcalde reconoce el fracaso de las medidas circulatorias adoptadas en estos cuatro años y anuncia ahora la construcción de aparcamientos para los vecinos del casco antiguo.

En el debe municipal hay que incluir el aumento de la inseguridad ciudadana, el abastecimiento de agua potable a la ciudad de Palma y zonas turísticas adyacentes, la evacuación de los residuos industriales y la degradación de las escuelas públicas existentes con un aumento considerable del déficit de plazas escolares. La seguridad ciudadana en temporada veraniega, con aumento de los robos y las violaciones, ha desatado múltiples protestas entre un sector muy importante de la población que considera que la Policía Municipal ha estado dedicada prioritariamente a tareas menores, como multar a los automovilistas.

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