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Washington y Amman culpan a elementos radicales de la OLP del fracaso de las negociaciones jordano-palestinas

Estados Unidos ha responsabilizado a "elementos radicales" de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) del fracaso de las negociaciones que se habían venido celebrando en Amman hasta el pasado sábado entre Yasir Arafat y Hussein de Jordania. La declaración jordana que daba cuenta del fin de las conversaciones es más matizada y atribuye la ruptura a "nuevas propuestas (palestinas) sobre una línea de acción diferente a la acordada".Según el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, tales propuestas pretendían qub la OLP estuviera representada como tal en unas negociaciones jordano-israelíes-norteamericanas.

La reacción norteamericana, y más en concreto del presidente Ronald Reagan, fue casi inmediata a la publicación del comunicado Jordano en la tarde del domingo. Para Reagan, los problemas surgidos a última hora, cuando ya casi se había alcanzado un acuerdo jordano-palestino sobre la base del plan Reagan para encontrar una solución pacífica al conflicto de Oriente Próximo, eran atribuibles a los elementos radicales de la OLP, que a los ojos de la Casa Blanca son aquellos que se oponen a cualquier tipo de compromiso. Estos radicales, según Washington, han logrado imponer sus criterios sobre los de Yasir Arafat, que es visto como un moderado.

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Las negociaciones entre Arafat y Hussein no estaban cerradas

Los cambios propuestos por los radicales "son inaceptables para el rey Hussein, para el rey Fahd y para mí", dijo Reagan después de informar que había hablado telefónicamente con los reyes de jordano, saudí y marroquí, tras conocer al anuncio oficial del primero en el que renunciaba a participar en futuras conversaciones de paz.

Reagan, no obstante, mantiene la esperanza en su plan de paz y ayer se proponía hablar por teléfono con "la mayoría de los dirigentes del mundo árabe" para convenecerles de que aún es factible un acuerdo.

La declaración jordana se dió a conocer en Arriman después de una reunión del Gobierno presidida por el monarca hachemita. Sus 11 páginas quedan resumidas en la frase que anuncia que Jordania deja a la OLP y al pueblo palestino la elección de "los medios de salvaguardar su territorio y de realizar sus objetivos".

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El documento jordano, aun reconociendo que el plan Reagan tiene lagunas, hace notar que en él existen elementos positivos y estima que, dada la situación internacional, al plan de Fez le falta un mecanismo capaz de hacerlo aplicable. "El plan Reagan es el vehículo que hubiera podido hacer progresar el plan de Fez", aseguraba.

Tras 10 horas de negociaciones directas entre Hussein y Arafat -que habían supuesto la culminación de varios meses de negociaciones jordano-palestinas, intensificadas en las dos últimas semanas- se había llegado a un acuerdo que, según fuentes oficiales jordanas, combinaba el plan Reagan y el plan de Fez. Este acuerdo establecía que la prioridad fundamental para los árabes era recuperar los territorios ocupados por Israel, lo que potenciaba la necesidad jordana de entrar en conversaciones sobre la iniciativa norteamericana para lograr la retirada israelí de Cisjordania y Gaza. El acuerdo decía también que el objetivo final era el plan de Fez, que propugna un Estado independiente palestino sobre los territorios ocupados.

Propuesta de última hora

Lo que intentaba Hussein era que Arafat accediese a la constitución de una plataforma conjunta negociadora encabezada por los jordanos, pero con presencia de palestinos no pertenecientes a la OLP, plataforma encargada de participar en las conversaciones de paz propuestas por Washington para celebrar con Israel.

Antes de dar su aprobación definitiva al acuerdo alcanzado, Arafat propuso celebrar una última ronda de conversaciones sobre el documento con otros dirigentes palestinos y el sábado envió a Amman a dos representantes. Estos fueron recibidos por Hussein, pero no llevaban la respuesta esperada -el sí al acuerdo elaborado por Arafat y el rey jordano- sino "nuevas propuestas sobre una línea de acción política diferente a la que se había acordado". Unas propuestas, según el comunicado oficial jordano, "que no daban prioridad a la recuperación de los territorios, lo que, en consecuencia, nos retrotrae a las posiciones en que nos encontrábamos en octubre de 1982".

Habrá que esperar un tiempo antes de que empiecen a notarse las consecuencias de la ruptura de las negociaciones jordano-palestinas, pero en lo que sí están de acuerdo los analistas es que el primer contratiempo lo ha padecido Reagan, cuyos esfuerzos se habían dirigido en los últimos meses a encontrar una solución negociada al conflicto.

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