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Desestabilizar Nicaragua apoyar a Guatemala y El Salvador y aislar a Cuba, metas de Ronald Reagan en Centroamérica

Apoyar directamente la intervención antisandinista en Nicaragua, incrementar las presiones económicas sobre Cuba y reforzar la ayuda militar y económica a los Gobiernos de Guatemala y El Salvador son las directrices principales de un documento secreto discutido y aprobado por el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos en abril de 1982. bajo la presidencia de Ronald Reagan, que ha sido revelado por el diario The New York Times.El documento confirma las informaciones que circulan ya en la Prensa y en el Congreso estadounidense sobre la creciente acción directa de la Casa Blanca, a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Pentágono, en Centroamérica. Dentro de la estrategia de la Administración Reagan hacia sus vecinos del sur destaca el interés por aislar a México del conflicto político y social en América Central.

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La discusión de este informe en la Casa Blanca por parte de los miembros del Consejo de Seguridad y del propio presidente Reagan originó al parecer roces entre el titular del Departamento de Estado, George Shultz, y otros miembros del Consejo. En particular, los partidarios de la línea dura, como el máximo responsable, del alto organismo, William Clark, y el secretario de Defensa, Caspar Weinberger. También forman parte del Consejo de Seguridad el vicepresidente, George Bush; el director de la CIA, William. Casey, y los tres principales colaboradores del presidente Reagan: Zdwin Meese, Michael Deaver y James Baker.

Bajo el lema "Política de Estados Unidos en Centroamérica y Cuba", el documento secreto tenía como objetivo prevenir "la proliferación de modelos de Estados tipo Cuba" en la región centroamericana. En tal contexto, la situación en Nicaragua retenía el máximo interés de la Administración Reagan, empeñada en evitar una exportación del modelo sandinista, sobre todo al vecino Estado de El Salvador, donde la confrontación entre la guerrilla y las fuerzas armadas es cada vez más acelerada.

Ríos Montt, una 'esperanza'

El análisis del documento discutido y aprobado por el Consejo de Seguridad decidía aprovechar "las posibilidades que abre la nueva situación en Guatemala" tras el gol pe de Estado de marzo de 1.982 para estrechar relaciones entre EE UU y el dictador Efraín Ríos Montt. También destacaba la necesidad de aumentar la ayuda militar al Gobierno de El Salvador, junto a una "concentración de esfuerzos" para dividir a las distintas fracciones de la guerrilla.

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Una buena parte de la reunión del Consejo Nacional de Seguridad estuvo destinada a discutir la situación en Guatemala, país para cuyo Gobierno actual el presidente Reagan recomendó una ayuda militar de 310 millones de dólares, tan sólo tres semanas después del cuartelazo incruento que llevó al poder al general Rios Montt.

El documento, secreto hasta ayer, precisaba que, "bajo la presión producida por nuestras operaciones encubiertas", el Gobierno de Nicaragua está Cada vez más aislado. Citaba también la dotación de un fondo de 2,5 millones de dólares para la CIA, destinado a "continuar las operaciones iniciadas en Guatemala"; explicaba la necesidad de continuar e incrementar las presiones sobre Cuba y aludía a "las serias dificultades" que la aplicación del plan puede encontrar entre la opinión pública y el Congreso estadounidense.

La conclusión del memorándum era que la región centro-americana es de "vital interés" para Estados Unidos. Principio que prevaleció, al parecer, a la hora de aprobar el documento secreto en la Casa Blanca.

Esperando la 'batalla'

El informe, publicado en primera página del influyente diario The New York Times, "originará posiblemente una fuerte batalla política entre la Administración Reagan y el Congreso". El Comité de Inteligencia del Senado ha solicitado ya una reunión con responsables de la CIA para pedir aclaraciones sobre el apoyo clandestino norteamericano a las guerrillas antisandinistas. De confirmarse oficialmente lo que es ya algo más que un rumor, el Congreso puede denunciar la violación por parte de la Casa Blanca de la legislación que prohíbe toda acción encubierta de la CIA sin previa consulta al poder legislativo. La publicación en la Prensa de un documento calificado de "altamente secreto" demuestra la existencia de serias diferencias dentro de la Administración Reagan, que han hecho posible la filtración de las decisiones de la Casa Blanca. Este tema constituye una de las principales preocupaciones del presidente Reagan, que recientemente ha decidido la utilización de medidas especiales para evitar fugas de informaciones confidenciales.

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