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El Gobierno espera mantener el ritmo de creación de empleo para los próximos dos años

El Ejecutivo vaticina una mejora de la inversión en sus previsiones aprobadas en el Consejo de Ministros

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, durante la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, durante la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.Mariscal (EFE)
Antonio Maqueda

El Gobierno ha aprobado en el Consejo de Ministros su nuevo cuadro de previsiones macroeconómicas, en el que eleva su pronóstico de crecimiento para este año en dos décimas hasta el 2,6%. Como ha explicado el ministro de Economía Carlos Cuerpo, el buen cierre de 2024, con un crecimiento trimestral del 0,8%, ya asegura por el efecto arrastre un avance de la actividad del 1,2%. Y los analistas ya empiezan a dibujar una expansión cercana al 3% en el conjunto del año debido al ritmo con el que se ha acabado 2024.

“España ha crecido en 2024 un 3,2%, el doble de lo que preveían los analistas a principios de año. Estos números tienen aún más mérito dado el actual contexto internacional”, ha señalado Cuerpo en referencia a la atonía en la que se encuentra inmersa la zona euro. Y ha añadido que pese a representar el 10% de la eurozona, España está aportando el 50% del crecimiento.

El nuevo cuadro prevé que el empleo aumente en cerca de medio millón de ocupados al año, un incremento similar al de los últimos ejercicios. Así se llegaría a finales de 2026 a la cifra récord de 23 millones de ocupados. Y esto permitiría bajar la tasa de paro hasta el 9,7% en dos años. “Este fuerte aumento del empleo es compatible con mejoras en la productividad por hora, cuando antes se hacía a costa de la productividad”, ha destacado Cuerpo. La ocupación engordará este año un 2,5% y las horas trabajadas, un 2,1% sin que se haya contemplado en estas previsiones el efecto de reducir por ley la jornada.

Además, la inversión, el capítulo que se había quedado rezagado en la recuperación de la pandemia y la crisis inflacionaria, despegará en 2025, con un incremento pronosticado del 4,5% en el año gracias a la marcha de la economía, la bajada de tipos y los fondos europeos.

El consumo privado se elevará un 2,8% este año, apoyado en la recuperación del poder adquisitivo conforme se modera la inflación, la creación de empleo y una situación saneada en las finanzas de los hogares. El consumo público, que el año pasado creció un 4,9% y que lleva desde la pandemia subiendo a tasas muy altas, se moderará hasta el 2,6%, en línea con el avance del PIB.

En el sector exterior las exportaciones repuntarán un 2,3% en un entorno internacional complicado. Pero las importaciones escalarán más, un 3,5% por el tirón de la demanda interna. Y eso provocará que el sector exterior tenga una contribución negativa al crecimiento del 0,3%. Dicho esto, la cuota de mercancías se mantendrá y proseguirá el dinamismo de las exportaciones de servicios turísticos y no turísticos, ha subrayado Cuerpo. En cualquier caso, se continuará exhibiendo un fuerte superávit con el exterior, en claro contraste con la época de la burbuja, en la que se tiraba a lo grande de financiación de fuera. Esta capacidad de financiación se ha mantenido ya durante más de una década, cuando antes eran raros los años en los que se registraba.

Y para 2026 el crecimiento esperado será del 2,2%. El titular de Economía ha recalcado que estas robustas previsiones son compatibles con un superávit exterior, la sostenibilidad medioambiental, la responsabilidad fiscal y la modernización de la economía. “Es posible compaginar este crecimiento con avances sociales como la reducción de jornada”, ha dicho.

Pese a estos buenos números de los que presume el Gobierno, el crecimiento de la economía se ha basado en buena medida en la incorporación de trabajadores inmigrantes, el turismo, el consumo público y los fondos europeos. Al tratarse de un crecimiento más basado en la llegada de trabajadores foráneos, en términos per cápita el comportamiento ha sido algo menos boyante. Y la recuperación de la crisis inflacionaria se está poco a poco produciendo en promedio, si bien todavía hay amplios sectores rezagados. Ahí el Ejecutivo espera que haya una ganancia de cerca de 3 puntos de poder adquisitivo entre 2025 y 2026 y que esta se vea reforzada por la rebaja de tipos.

Otro reto será mejorar la productividad si se aprueba finalmente la reducción de jornada para que no tenga un impacto en la economía. Según un estudio del FMI, en el caso de Francia repercutió en la evolución de los salarios. De hecho, en 2023 y 2024 prácticamente todo el aumento de productividad por hora se ha ido a reducciones de la jornada, neutralizando ese avance. Será fundamental que haya un aumento significativo de la productividad para que la reducción de la jornada máxima legal no lastre algo. Mejorar la inversión en un contexto de guerras arancelarias también será un reto. De hecho, ese 4,5% previsto se rebaja respecto al 5,8% que se vaticinaba antes. Y la deuda pública y el envejecimiento de la población continuarán siendo vulnerabilidades a medio plazo, sobre todo porque no se ha aprovechado el efecto de la inflación en la recaudación para bajar más el déficit público como sí han hecho Portugal o Grecia.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.
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