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La URSS considera "destructivo" la solución intermedia de Reagan para un despliegue limitado de los euromisiles

Víctor Karpov, negociador soviético en las conversaciones de reducción de armas estratégicas (START), que se suspendieron ayer en Ginebra, calificó como "destructiva" la propuesta hecha el miércoles por Reagan de una reducción "sustancial" de los cohetes de alcance medio en Europa. El Kremlin ha rechazado la solución intermedia de EE UU, si bien exclusivamente a través de medios de comunicación soviéticos dirigidos hacia Occidente. Para la agencia soviética Novosti, el momento y la forma de la propuesta de Reagan obligan a pensar que "está dirigida a sus aliados europeos, y no a la Unión Soviética".

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El presidente norteamericano insiste en su propuesta

El sábado, a las once de la mañana (nueve de la mañana en Madrid), el ministro de Asuntos Exteriores de la URSS presidirá -según se supo el jueves- una conferencia de prensa en la que muy probablemente dará una contestación a las propuestas del presidente norteamericano. Es raro que Gromiko se reúna con los periodistas en Moscú. La última vez que lo hizo no fue precisamente para hacerse eco de buenas noticias. Hace cuatro años, Andrei Gromiko se reunió por última vez con los corresponsales de Prensa extranjera en Moscú para anunciarles que la URSS había decidido cortar las negociaciones sobre armas estratégicas (SALT) si -como así sucedió- el Congreso de Washington no refrendaba el acuerdo que al respecto había sido firmado por el entonces presidente Jimmy Carter.Esta vez no se espera que la postura soviética vaya tan lejos. En ocasiones anteriores, Moscú ha dado a conocer que no piensa retirarse de las negociaciones de Ginebra sobre armamento nuclear en Europa, pase lo que pase, hasta que, posiblemente, se vayan instalando los primeros euromisiles, cosa que -según los soviéticos- podría vaciar de sentido las conversaciones de Ginebra.

Tres reacciones oficiales

Hasta el momento sólo ha habido tres reacciones ole la Prensa oficial soviética al discurso de Reagan. La primera se produjo durante la madrugada del miércoles al jueves y fue emitida a través del Servicio Mundial de Radio Moscú en lengua inglesa, exclusivamente dirigido hacia el exterior. Se limitó a decir que la propuesta era una reedición de la opción cero. No hacía falta ninguna aclaración más. Esta referencia dejaba bien claro que Moscú rechazaba la nueva oferta de la Casa Blanca, que proponía comenzar a instalar los euromisiles hasta alcanzar igual potencia a la de los cohetes de alcance medio soviéticos presentes en Europa.

Ayer por la tarde, la agencia oficial Novosti distribuía a los corresponsales extranjeros en Moscú sendos comentarios, en los que tácitamente se rechazaba la nueva oferta de Reagan. Se hacía referencia indirecta al discurso de Reagan y se afirmaba que las fuerzas nucleares francesa y británica deben ser incluidas en cualquier balance. En una entrevista con el general soviético Yuri Lebedev, Novosti afirmaba que ignorar estas fuerzas a la hora de comparar el potencial nuclear del Este y del Oeste serviría sólo "para asegurar la ventaja militar de la OTAN sobre el Pacto de Varsovia".

La timidez soviética a la hora de dar una respuesta a la oferta de Reagan puede significar que a Moscú le han cogido con el paso cambiado las últimas circunstancias que rodean al problema del desarme en Europa. Primero, el Kremlin creyó siempre que los socialdemócratas se alzarían con el poder en la República Federal de Alemania. Segundo, la tozudez de Reagan sigue cogiéndole por sorpresa. Lo cierto es que el Kremlin ha ido plegando velas contra lo que era habitual, al menos en la era Carter. Cuando se decidió instalar los euromisiles, los soviéticos dijeron que existía una igualdad entre el potencial nuclear que mantenían en Europa la OTAN y el Pacto de Varsovia. De ahí pasaron a pretender que se comparase su arsenal europeo con los de Francia y el Reino Unido, obviando los sistemas de bases avanzadas de EE UU, su anterior bestia negra.

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