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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pinochet: ¿El principio del fin?

A LA crisis económica que padece el Chile de Pinochet ha venido a añadirse un hecho político de singular trascendencia la creación de una comisión multipartidaria, en la que figuran personalidades de la derecha, los principales dirigentes del Partido Nacional -comprometido en 1973 en el golpe contra Allende-, la Elemocracia Cristiana, sectores radicales y socialistas. Esta multipartidaria se propone, según el documento de su constitución, "crear los instrumentos necesarios para lograr cuanto antes la instauración de un régimen deinocrático". Los manifestantes deljueves en Santiago, 250 de los cuales fueron detenidos, no pedían tan sólo "pan justicia y trabajo", sino también "libertad". Pinochet había sido respaldado en un principio por las principales fuerzas de la burguesía chilena, de la derecha y del centro. Hasta 1980, su política económica, basada en la escuela neoliberal de Chicago, había reportado ciertas ventajas a los grupos capitalistas. En los últimos tiempos, las cosas han cambiado: en 1982, el PIB ha caído en un 13%; la inflación ha alcanzado un 50%; el paro afecta al 33% de la población activa. El desastre económico está arruinando a latifundistas y empresarios industriales. Y se han sumado a la oposición contra Pinochet sectores, como el de los camioneros, que estuvieron antaño en punta en la resistencia contra la política y las reformas del presidente Allende.

Otro factor está contribuyendo a debilitar la dictadura pinochetista: su aislamiento internacional, los cambios que se producen en otros países del Cono Sur: Bolivia ha recuperado un régimen democrático y, significativamente, la reciente conferencia de los no alineados en Nueva Delhi ha apoyado su reivindicación de una salida al Pacífico en el conflicto histórico que enfrenta a Bolivia y Chile.En Argentina, los generales desprestigiados han tenido que fijar una fecha para las elecciones generales, en el próximo otoño, y la ulterior devolución del poder a los civiles, a los partidos. En Brasil, las recientes elecciones generales han patentizado un progreso serio de la democracia...

La suma de estos factores, junto con el crecimiento de las protestas populares y la radicalización de sectores de la Iglesia, han provocado incluso fisuras en el Ejército chileno.

Sobre la conveniencia de poner fin a la dictadura de Pinochet y de abrir un cauce al retorno de una situación democrática, parece existir una coincidencia amplísima que abarca desde la derecha a la izquierda, prácticamente a todas las familias políticas del país: los que combatieron esa dictadura desde 1973 y también los que durante un período fueron favorables a ella.

En cambio, subsisten diferencias entre esa diversidad de partidos políticos sobre la estrategia que conviene aplicar. La izquierda preconiza el desarrollo de movilizaciones populares y la plasmación de un organismo político unitario sin ninguna exclusión. La derecha, hasta el presente, confiaba más bien en una evolución dentro del propio Ejército; en pasos graduales, al estilo de lo ocurrido en Brasil; en el surgimiento de un poder cívico-militar que fuese devolviendo algunas libertades, pero dejando fuera del juego político a los comunistas y a otros sectores de izquierda.

La creación de la multipartidaria introduce un nuevo factor, significa que un puente se tiende entre la izquierda.y la derecha, aunque los comunistas no figuren en el nuevo organismo, al menos por el momento. Representa, por tanto, que los sectores de la derecha, que son los que más pueden influir en el seno del Ejército, radicalizan su opinión.

Pinochet ha sido un símbolo trágico de derrota de la democracia y de las aspiraciones de cambio y progreso en América Latina. La descomposición de su dictadura, a la que estamos asistiendo, es un signo más de los avances que se apuntan en el Cono Sur del continente.

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