Francia puede conocer hoy la composición del nuevo Gobierno
François Mitterrand, presidente de la República Francesa, y su primer ministro, Pierre Mauroy, se entrevistaron ayer para discutir los planes presidenciales sobre la esperada e inminente remodelación del Gobierno socialista-comunista de París. El presidente, François Mitterrand, se dirigirá mañana al país por medio de la televisión, y de esta intervención -dramatizada y solemnizada de antemano- se esperan -los primeros índices del futuro de la acción política. Con anterioridad, hoy, martes, por la noche o mañana, miércoles, debiera conocerse la composición del nuevo Gobierno. Por otra parte, Jacques Chirac fue reelegido ayer alcalde de París con 141 votos conservadores y centristas a favor y veintidós votos socialistas en contra.
Todo ello se produce en el momento de la devaluación de algunas de las principales monedas europeas, medida que ha debilitado políticamente al Ejecutivo galo. La entrevista Mitterrand-Mauroy se produjo poco antes de que el presidente galo iniciara viaje con rumbo a Bruselas, donde se consumó el acuerdo monetario devaluador del franco francés y revaluador del marco alemán, que ha hecho que Francia viva durante las últimas semanas pendiente de sus consecuencias.El reajuste del sistema monetario europeo (SME) ha cerrado el capítulo monetario que reveló claramente las graves dificultades políticas y económicas francesas, pero hasta que el presidente Mitterrand no traduzca en hechos (un nuevo Gobierno y una política económica nueva) sus intenciones secretas, nadie en este país está seguro de nada.
En espera de las dos jornadas decisivas, que serán este mismo martes y mañana, la impresión que se recoge en algunas esferas políticas oficiales, y mucho más en la oposición, es que "Mitterrand ha salido debilitado" de la "aparente indecisión" y de la "indiscutible confusión" que han caracterizado las batallas político-económico-monetarias que se han desarrollado en el interior de la mayoría de izquierdas desde que, una vez conocido el fracaso de esta última en los comicios municipales, todos creyeron en Francia que había llegado el momento de crear un golpe de efecto, teórico y práctico, que clarificara el futuro.
A la vista de los comentarios recogidos ayer en la Prensa y en círculos solventes oficiales, el acuerdo monetario de última hora, ayer, en Bruselas, no es el final de la guerra entre los europeístas partidarios del mantenimiento de Francia en el SME y los que preconizan el abandono de los condicionamientos comunitarios para vivir la aventura del nacional-proteccionismo.
"El vencedor ha sido Delors" o, también, "El reajuste elaborado equivale a una medida que, antes o después, nos devolverá al punto de partida", eran algunas de las frases escuchadas ayer en medios cercanos al Gobierno, que traducen el sentimiento real de los vencidos, es decir, de ministros como el de Industria, Jean Pierre Chevenement; el de Asuntos Sociales, Pierre Beregovoy, o de consejeros personales de Mitterrand, como el hombre de negocios Jean Riblud.
La eventualidad del abandono
Lo expuesto condiciona la remodelación del próximo Gobierno. Entre los vencidos de Bruselas se estima que Mitterrand se inclinaría por formar un Gobierno de transición. En este caso, el primer ministro, Pierre Mauroy, pudiera continuar en su puesto, salvo que Mitterrand haya decidido afrontar la eventualidad del abandono, por parte de los comunistas, de la mayoría gubernamental.De ser así las cosas, el nombramiento del actual ministro de Economía, Jacques Delors, como jefe de Gobierno sería un índice significativo en tal sentido.
Delors, en efecto, crearía problemas políticos de envergadura no sólo entre los comunistas, que lo consideran como "un agente del capitalismo occidental", sino entre una fracción radical del partido socialista.
La crisis económica y monetaria les ha descubierto a los franceses otra crisis, no menos profunda, en la cúpula del Estado. Al término de los comicios municipales, con su advertencia a la política gubernamental, muchos consejeros de Mitterrand le recomendaron la necesidad de algún tipo de acción espectacular, a lo De Gaulle, con el fin de jugar a fondo en favor de la credibilidad, interior y exterior, de su gestión.
Algunos aún esperan esto en la próximas horas, cuando el presidente ofrezca un nuevo Gobierno al país y a través de su intervención, televisada.
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