Un acuerdo político para el suministro de gas, objetivo de la visita de Alfonso Guerra a Argelia
La reducción de las cantidades acordadas para el suministro de gas natural a España mediante el establecimiento de un acuerdo político global de cooperación económica es el objetivo prioritario de la visita del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, a Argelia, prevista para comenzar hoy. Fuentes solventes no esperan, sin embargo, que el acuerdo quede ultimado con esta visita, aunque el viaje se considera absolutamente necesario para desbloquear las negociaciones técnicas que, con escaso éxito, se llevan celebrando desde hace tres años.
El vicepresidente español viaja acompañado de una amplia delegación técnica, incluidos representantes de los ministerios de Comercio e Industria y Energía. También le acompañan el presidente de la Empresa Nacional del Gas, SA (Enagas), y altos funcionarios del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH). El viaje de Guerra sigue a la visita recientemente cursada a Argel por una delegación del Ministerio de Asuntos Exteriores, que trató de delimitar la agenda de la nueva gira, incluidos los asuntos políticos.Fuentes económicas solventes consideran la renegociación del contrato vigente de suministro de gas, firmado en agosto de 1975 y renovado con carácter interino en julio de 1979, como el asunto central de la visita. La sustitución de este acuerdo por otro ha ocupado la atención de las dos empresas nacionales de gas, Enagas y Sonatrach, durante varios años, pero la ausencia de un entendimiento político ha dificultado la llegada a un acuerdo.
Posiciones contrapuestas
Las dos empresas han mantenido posiciones contrapuestas, especialmente en el tema del precio, negándose la parte española a aceptar un precio político por la termia de gas, que hubiera convertido en antieconómica la importación de esta fuente de energía.Argelia se ha convertido, dentro del Mogreb, en el país que mayor riesgo financiero comercial tiene contraído con España en los últimos diez años. Según el informe preparado con ocasión de estos contactos, el riesgo exclusivamente financiero supera los Mil millones de dólares (más de 130.000 millones de pesetas) y está avalado, en un alto porcentaje, por el Banco Exterior de España.
Prácticamente, un 25% del riesgo comercial de esta entidad está concentrada en Argelia como consecuencia, precisamente, del incremento de las relaciones económicas entre los dos países. Los diez principales bancos españoles han participado recientemente en varias. operaciones de financiación de las actividades españolas en dicho país.
A finales del pasado año, Argelia solicitó la ampliación en 20.000 millones de pesetas de unas líneas de crédito bancario que tenían un límite establecido en 60.000 millones. La mayor parte de estos créditos está destinada a obras de infraestructura en el país norteafricano.
Los planteamientos de las relaciones con Argelia se basan en la conveniencia de obtener contrapartidas económicas en el caso supuesto de que haya que llegar a un compromiso en el tema del gas natural.
Argelia es el primer suministrador de gas natural a este país, con un total de 15.000 millones de termias el pasado año (1,5 millones de metros cúbicos). El problema que se plantea es que el contrato firmado en 1975 prevé un suministro de 45.000 millones de termias, cantidad que casi dobla el consumo de gas natural en España.
La existencia en este contrato de la llamada claúsula take o pay, que teóricamente obliga al importador a pagar las cantidades totales del contrato, independientemente de las retiradas, ha servido a los argelinos como excusa para justificar un incremento del precio concertado por la termia de gas y que ronda, en la actualidad, los cuatro dólares por millón de BTU (British Termical Unit).
Argelia, dentro de su estrategia de unificar los precios del gas natural con los del crudo, exige que ele precio se eleve a unos seis dólares, equivalente al que Sonatrach ha concertado con otras compañías europeas.
Caída de la demanda
La caída de los precios del petróleo en el mercado mundial, junto al descenso de la demanda del hidrocarburo gaseoso, precisamente por su escasa competitividad frente al fuel, ha hecho resistirse a numerosos países ante la estrategia argelina, que, finalmente, ha tenido que recurrir a la firma de acuerdos políticos con sus clientes para alcanzar, en lo posible, sus objetivos en el frente de los precios. Es significativo, en este sentido, que países como Bélgica o Francia, que firmaron acuerdos sobre la base de un precio del gas muy alto, se hayan visto forzados a denunciarlos y exigir ahora nuevas negociaciones.El caso más obvio es el de Italia, cuyo Gobierno acordó un precio fijo para la termia del gas con Argel y que, ante la negativa de la Empresa Estatal de Gas (Snam) a retirar las cantidades acordadas (pese a la existencia de un gasoducto submarino, recién acabado, que une Sicilia con Argelia), se ha visto forzado a aprobar una subvención de casi 600.000 millones de liras para esta compañía.
Con todo, el precio de la termia de gas se ha visto considerablemente reducido, sin que llegue a esos seis dólares por termia que exigía previamente la parte argelina.
La estrategia española en el problema del gas es buscar un quid pro quo con los argelinos según el cual el Gobierno de Argel rebaje el compromiso de retirada de las 45.000 millones de termias al año por un incremento aceptable en los precios actuales.
En cualquier caso, fuentes económicas españolas consideran inaceptable la exigencia argelina de que se abonen las cantidades de gas concertadas y no retiradas, especialmente cuando, en determinados caso, no se ha llegado a respetar el precio originalmente acordado.
La necesidad de rebajar las cantidades de gas a retirar va en función del próximo aprovechamiento por Enagas del gas de Serrablo,en la provincia de Huesca, cuya comercialización esta prevista para finales de este año, y que permitirá satisfacer un porcentaje suficiente de la demanda interna de gas natural.
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