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Joyas de un galéon español, subastadas en Amsterdam por 14 millones de pesetas

Andrés Ortega

La piratería trajo sus frutos. Pero a los piratas, legales o no, se les escaparon algunos barcos, que se hundieron por si solos o en batalla. Al caer en la noche del miércoles repetidas veces en la sala de subastas de Christie´s, en Amsterdam, las joyas, y valores del galeón, español Nuestra Señora de Esperanza, hundido en el Caribe en 1658, alcanzaron un total de 295.000 florines (más de catorce millones de pesetas). Era una ínfima parte de los tesoros que llevaba en el vientre.

Seis galeones resurgieron en esta subasta que totalizó los treinta-millones de pesetas, de 176 lotes en total, veintidós de los cuales eran objetos del galeón español. Nuestra Señora de Esperanza, propiedad del sevillano Pedro Arias Maldonado, era una galeón de 650 toneladas y 48 cañones, a cuyo mando se encontraba Luis de Potras. En 1655 zarpó, como parte de un convoy, con destino al Nuevo Mundo, primero a Cartagena, en Colombia, y luego a Panamá, recogiendo tesoros chilenos y peruanos y esmeralda y oro colombianos En Cartagena, se quedó sobre un banco de arena, y la flota zarpó hacia La Habana sin él. Cuando estuvo listo, su marcha fue demorada a instancias del gobernador del lugar a quien habían llegado noticias de que los ingleses habían tomado Jamaica.Con una tripulación de 116. marinos y soldados y 160 pasajeros, el 8 de mayo de 1658, finalmente se hizo a la mar Nuestra Señora. Se decía que llevaba más de un millón de pesos en oro y plata, y gran cantidad de joyas. Una semana después, encalló. En el único bote salvavidas, partieron el capitán y 22 marineros para organizar un equipo de rescate. Una semana después estaba listo. Pero ni rastro de Nuestra Señora. Tras dos meses de búsqueda, el desaparecido galeón cayó en el olvido.

De aquí lo sacó Robert F. Marx, arqueólogo marino de gran reputación que coorganizó el viaje réplica de la Niña II, de España a San Salvador en 1962. Marx trabajó con la empresa Exploración Fenicia de Canadá, responsable de las piezas subastadas el mimércoles en Anisterdam. Estas no venían solo de Nuestra Señora, sino también de otros galeones similares -cargados de tesoros, españoles- como el Utrecht, el Standing Cannon, y el Holandia. Los otros dos galeones de la subasta -el Slot ter Hooge y el Athenienne fueron excavados por el belga Robert Stenuit.

En la subasta pujaron particulares holandeses, portugueses, norteamericanos, británicos y otros, pero según un portavoz de Christie's, ningún español. Las piezas sueltas más valiosas de Nuestra Señora fueron dos cinturones de mujer, labrados en oro, con dieciocho partes de doble hoja articuladas en forma de diamante, y dos ornamentos para otros cinturones. Del Slot ter Hooge, perdido en 1724, nueve lingotes holandeses de plata -de dos kilógramos cada una y sin duda fabricados con monedas hispánicas- alcanzaron un valor de 2,6 millones de pesetas. De este barco y del inglés Athenienne (recordemos las "noticias melancólicas" en 1806 de su hundimiento), surgieron varios reales de a ocho, el codiciado "dólar español", más conocido como la moneda pirata".

Mención especial merece el holandés Pieter Pieterszoon Heyn (1577-1629) que llegaría a almirante, caracterizándose por la captura de la "flota de plata española" -y de sus tesoros- en 1628 en Bahía de Matanzas. En Brasil, el Hollandia, buque insignia de Heyn se hundió en una batalla.

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