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Las elecciones, última oportunidad para salvar el Círculo de Bellas Artes

La junta general extraordinaria del Círculo de Bellas Artes de Madrid decidió ayer formalmente convocar elecciones, de las que saldrá la nueva junta directiva que sustituya a la que presidía Alfredo Sánchez Bella. Desde el 15 de febrero, fecha en que el ex ministro de Información franquista presentó su dimisión a raíz de la huelga protagonizada por los trabajadores, la dirección del Círculo ha estado en manos de una comisión gestora presidida por Antonio Alonso Giráldez.

En este breve período de tiempo, la gestora ha conseguido terminar con la amenaza de despido que pesaba sobre veinticinco trabajadores y éstos cuentan con una promesa formal de empezar a cobrar el dinero que les adeudaba la anterior junta. Con todo, la junta que gane las elecciones que ahora se convocan se encuentra con un difícil trabajo para conseguir reconducir y recuperar este tradicional punto de encuentro cultural.El Círculo de Bellas Artes de Madrid, creado en 1921 con fines esencialmente artísticos, culturales, instructivos y benéficos es, en estos momentos, un local en el que menos de doscientos de sus 1.500 socios se reúnen con pocos más alicientes que el de sestear, jugar a las cartas o hacer una llamada telefónica gratis. Doscientos millones de pesetas de deudas, la reciente huelga laboral por el anuncio de despido de veinticinco de los 75 trabajadores de la plantilla y una inactividad artística casi total en las salas del edificio de la calle del Marqués de Casa Riera, 2, son algunos de los hechos que pueden servir para ilustrar sobre la situación de una institución que, hasta los años cuarenta, tuvo un importante papel en la vida cultural de Madrid.

A juicio de los miembros del comité de empresa, la situación actual no es, ni mucho menos, un resultado casual; sino la consecuencia lógica de años de dejadez y mala gestión de las sucesivas juntas directivas que han pasado por el Círculo durante los últimos años, incluido el recientemente dimitido Alfredo Sánchez Bella.

La quiebra económica se debe, según versión de los empleados del Círculo, a que las cuotas de los 1.500 socios, consistentes en 750 pesetas mensuales, debieran haber sido revisadas hace mucho tiempo, al igual que los alquileres del teatro y del cine Bellas Artes, por -los que el Círculo cobra 75.000 y 35.000 pesetas mensuales, respectivamente. En todo caso, las escasas actividades realizadas en las salas, se presenta como una de las causas más graves de la crisis.

Pero la mala gestión empresarial ha corrido paralelamente a una actuación artística lo suficientemente espesa como para suponer la casi desaparición de las convocatorias culturales que hace años hacían del Círculo un lugar de paso casi obligado para todo aquel creador que tuviera algo que mostrar.

Así, por motivos siempre económicos, parte del patrimonio fue vendida o hipotecada. O, para mayor desgracia, tal como ocurrió en los últimos momentos, los intentos de salvación a base de subastar las ya casi últimas pinturas, quedaron frenados por el desacuerdo general de todos los implicados.

El quijotismo del ex presidente

La versión que de la crisis del Círculo da el presidente dimisionario, Alfredo Sánchez Bella, de 66 años, difiere sustancialmente de la de los empleados. "He presentado mi dimisión obligado por las maniobras y presiones de un sector de los socios, junto a un comité de empresa que es un auténtico soviet en actitud de subversión completa". Alfredo Sánchez Bella, 66 años, resume con estas palabras las causas por las que el pasado martes presentó su dimisión como presidente del Círculo de Bellas Artes, cargo que ocupaba desde el pasado mes de marzo."Lo mío ha sido una acción quijotesca y solitaria para intentar salvar el Círculo, "pero sé que los trabajadores han llegado a la huelga porque han sido víctimas de la extorsión de un grupo pequeño de socios, que tienen un apetito desordenado de mando y para lo que no dudan en poner en peligro las instituciones. Ni el comité de empresa" -él siempre dice jurado- "ni los restantes socios han tenido el coraje de ahogar a esa minoría extorsionista, y por eso hemos llegado a la situación actual".

La huelga de los 75 empleados del Círculo de Bellas Artes empezó el sábado día 5 de febrero y concluyó el 15 por la noche, después de conocerse la dimisión del presidente y la creación de una junta gestora. Durante estos días, la filmoteca y los restantes servicios dependientes del Círculo quedaron paralizados. Las causas de la huelga eran las seis mensualidades que la empresa adeuda a los trabajadores y la regulación de empleo, que afecta a veinticinco personas.

Una de las acusaciones realizadas por el comíté de empresa (todos sus componentes son miembros de la Unión General de Trabajadores) es que la junta presidida por Sánchez Bella no hizo nada por la recuperación económica y cultural del Círculo. El ex presidente responde indignado que ni el jurado ni ninguno de los trabajadores tienen derecho a opinar en este asunto. "El problema, y ellos lo saben, es que el capítulo de personal consume el 78% del presupuesto del Círculo. Los sueldos son altísimos. Y si los traba adores piden más dinero, saben que tiene que ser a costa de que otros pierdan sus puestos de trabajo".

Tranquilo, tras este razonamiento, Sánchez Bella añade que son precisamente los propios trabajadores, junto a un sector de los socios, los que han boicoteado cualquier iniciativa de recuperación cultural.

"No es un personal capacitado para grandes cosas", asegura, 'y quizá mi programa era demasiado revolucionario. Yo quería que el Círculo fuera un lugar de encuentro de creadores del arte y amadores del arte".

Olvido de los objetivos

Lo cierto es que esta institución cultural, creada en 1921 con fines artísticos, culturales e instructivos, hace muchos años que olvidó sus objetivos. La crisis económica comenzó hace más de cuarenta años, y solamente tuvo una recuperación durante la etapa en la que Joaquín Calvo Sotelo ocupó la presidencia. La revitalización del fondo económico se consiguió, sin embargo, con actividades extraculturales: con la apertura de las salas de juego y, posteriormente, de un bingo.El paso de Juan de Avalos por la presidencia supuso un endeudamiento mayor, y tampoco se consiguió recuperar para el Círculo el papel cultural desempeñado en sus comienzos. "Esa situación es la que nosotros hemos heredado", afirma Sánchez Bella, "porque a UCD no se le ocurrió nada mejor que autorizar el juego en todas partes y retirar la licencia a las sociedades culturales en las que se podía realizar".

"En estas circunstancias, y con las presiones que he tenido que sufrir en la junta", concluye, "la única salida que me quedaba era la de dimitir".

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