Falta de acuerdos concretos en las negociaciones, de ministros españoles en Rabat
Sin haber llegado a acuerdos concretos en ninguno de los aspectos de las conversaciones que sostuvieron en 36 horas de estancia en Marruecos, los ministros españoles de Transportes, Enrique Barón, y de Agricultura y Pesca, Carlos Romero, regresaron ayer a Madrid. Bien es verdad que tampoco estaba previsto que en este primer encuentro, propiciado y esperado por los marroquíes para tomar el pulso al nuevo Gobierno socialista español, hubiese resultados definitivos en el camino de la firma de un acuerdo global que el Ejecutivo anterior de UCD llevaba varios años esbozando.
Sin embargo, ha llamado la atención la dureza con que Marruecos ha planteado todas sus anteriores demandas, y ha puesto sobre el tapete de nuevo algunos temas como el tránsito de los agrios marroquíes hacia la CEE, sobre lo cual parecía existir hasta ahora una especie de inhibición marroquí hasta que España ingrese en la CEE y sus propios agrios reciban el mismo tratamiento tarifario privilegiado que reciben en la actualidad los marroquíes.Por primera vez, también la parte marroquí fue muy precisa al plantear sus ambiciones de que España reduzca el esfuerzo pesquero en sus aguas. Esto había quedado hasta ahora supeditado a una autolimitación por parte de España y a la fijación por Marruecos del tonelaje total de capturas permitido.
En adelante, los marroquíes quieren modificar el sistema de control y partir para ello de la reducción del tonelaje de registro bruto total de pesqueros en aguas marroquíes, que, como punto de partida para negociar, piden que sea reducido en casi un 70%, lo cual, indudablemente, llevaría aparejada una disminución proporcional del número de licencias.
Los ministros españoles dijeron a sus interlocutores marroquíes que el nuevo Gobierno socialista entiende perfectamente la preocupación de Marruecos por proteger sus riquezas piscícolas, pero que desean que esa reducción del tonelaje de registro bruto o de las licencias no opere de una manera inmediata y radical, sino escalonada.
Pero las limitaciones al esfuerzo pesquero español no serán solamente éstas. A ellas se añade también la introducción cada vez más frecuente de nuevas zonas prohibidas, en particular por razones militares en aguas saharianas, donde precisamente se encuentran los caladeros más interesantes.
Desequilibrio
Uno de los capítulos que ha originado mayores tensiones en estas conversaciones fue el relativo a los medios para disminuir el desequilibrio de la balanza comercial que los marroquíes quieren mejorar a su favor a toda costa. Los ministros españoles argumentaron la limitación de los productos marroquíes de exportación interesantes para España y la escasa competitividad de estos, a la par que hicieron valer que allí donde Marruecos dispone de un artículo exportable interesante, como es el fosfato, España es el primer cliente de Marruecos.Escaso entendimiento hubo también en lo que se refiere a los transportes de personas y mercancías. Marruecos hizo valer que 2.000 camiones españoles ingresan anualmente en Marruecos sin contrapartida para los transportistas marroquíes, que quisieran ver repartidas las cargas con ellos, y cuando esto no sea posible por deficiencias de su propia infraestructura que sea repartido el volumen de beneficios.
Las conversaciones tropezaron también en lo que a la financiación de la cooperación se refiere, con el aspecto que Marruecos considera que España no se ha planteado seriamente el tema.
El Gobierno socialista, siguiendo aquí también la línea del anterior Gobierno de UCD, se mostró receptivo a conceder créditos duros para financiación de la compra de equipo español, por ejemplo. Pero donde no coincide es en lo concerniente a los créditos blandos, a intereses del 5% en veinte años, como solicita Marruecos.
Los ministros socialistas españoles se marcharon ayer por la tarde sin haber sido recibidos por el rey Hassan II, a pesar de traer para él un mensaje verbal del jefe del Gobierno español, Felipe González.
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